El Ararteko avala la restricción de visitas y el aislamiento como principales herramientas para contener el virus. a. m.

Un informe constata que una de cada tres residencias vascas esquivó los contagios

Un estudio del Ararteko determina que la estabilidad laboral, los aislamientos y el tamaño de los centros influyen en la propagación del virus

Miércoles, 10 de noviembre 2021, 01:13

La pandemia se ha cebado con las residencias de mayores. Prueba de ello es que en Euskadi el 30% del total de los fallecimientos por covid han tenido lugar en la red de geriátricos. Sin embargo, también existen centros que han logrado esquivar los contagios. ... Un informe del Ararteko confirmó ayer que en una de cada tres residencias vascas no entró el virus desde el estallido de la crisis, en marzo de 2020, hasta enero de este año, el periodo analizado en este estudio. O lo que es lo mismo, 100 de los 299 geriátricos en la comunidad han sido capaces de evitar la propagación del patógeno entre sus usuarios, el colectivo más frágil ante las garras del virus. Por el contrario, el 66,7% ha registrado al menos un caso durante los primeros nueve meses de crisis.

Publicidad

La investigación realizada ha puesto de manifiesto que el riesgo de contagio en los centros de Bizkaia y Álava fue mayor que en Gipuzkoa. En buena parte, según se desprende del documento, por la llegada más tardía de la epidemia al territorio vecino, lo que ayudó a que los centros guipuzcoanos pudieran reaccionar antes. De este modo, las personas residentes en geriátricos vizcaínos tuvieron un riesgo 4,1 veces mayor de infectarse en los momentos más convulsos de la crisis.

El Ararteko analiza en este estudio los factores más determinantes que han contribuido a la diseminación de la infección en las residencias. El riesgo de mortalidad se asocia fundamentalmente con las características personales de los residentes. En el caso de los contagios, sin embargo, influyen aspectos relacionados con la estructura de las instalaciones o la rapidez y la eficacia de las medidas implementadas para hacer frente al virus. Por ejemplo, no todas las residencias consiguieron adelantarse a la aparición del primer caso en su zona de salud, clave para cortar las posibles cadenas de propagación.

Lezertua pide centros más pequeños para el futuro, en la línea del modelo residencial previsto por la Diputación de Bizkaia

El estudio revela que los centros de Gipuzkoa establecieron controles de temperatura 0,5 días antes de la detección del primer positivo en su área, mientras que en el caso de Bizkaia tuvieron lugar hasta 3,1 días más tarde. Por otro lado, Manuel Lezertua avala como la principal estrategia para la contención de la pandemia el cerrojazo total a las visitas en los momentos más duros de la crisis y confirma la «efectividad» del aislamiento en habitaciones individuales de los residentes infectados, una medida que generó uno de los grandes debates surgidos durante los primeros meses de pandemia por la afectación psicológica para los usuarios que supone la falta de contacto con sus seres queridos.

Publicidad

Formación a profesionales

También el tamaño de los centros ha sido un aspecto relevante. Cuantas más plazas, mayores probabilidades de expansión del virus. Por tanto, el Ararteko pide residencias «más pequeñas o que se organicen en unidades convivenciales diferenciadas» para el futuro, es decir, en la línea del modelo que prevé implantar la Diputación Foral de Bizkaia.

Asimismo, la falta de estabilidad laboral ha pasado factura. Los centros que utilizaron bolsas de trabajo que compartían con otras instalaciones, así como los que recurrieron a la contratación de gerocultores de sustitución a través de empresas de trabajo temporal, tuvieron un mayor riesgo de contagio. Sobre todo, ocurrió con personal de enfermería de Osakidetza que se desplazó a los centros residenciales, una circunstancia que se dio especialmente en Álava. De hecho, una de las lecciones que se extraen de la pandemia es la necesidad de formar de manera continua a los profesionales en materia de prevención de infecciones.

Publicidad

EN SU CONTEXTO

5,3%

de los vascos contagiados en las fechas del estudio eran usuarios de residencias, lo que supone una prevalencia seis veces mayor que en la población general (de 80 a 89 años).

Más test que a la población general

Los autores del estudio defienden que esa tasa de contagios tan elevada se debe a que en los geriátricos se realizaban muchos más test y, por lo tanto, la tasa de detección era «muy superior». Además, los residentes tienen un grado de dependencia más elevado que la población de la misma edad que reside en sus domicilios, lo que implica más cuidados por parte de terceras personas y, por lo tanto, más riesgo de transmisión del virus.

5,4%

de los usuarios de residencias fallecieron por culpa del covid durante las dos primeras olas. En total, 938 personas. Supusieron tres de cada 10 muertos registrados en Euskadi.

Cada positivo contagió a 18 compañeros en la primera ola

La primera ola entró como un tsunami en los geriátricos vascos. Sin información ni materiales adecuados, les fue imposible contener el virus. Y un dato da fe de la dramática situación que sufrieron: cada usuario que se contagiaba, transmitía a su vez la enfermedad a 18 compañeros de residencia. El estudio encargado por el Ararteko estima que aquel primer golpe del patógeno provocó la mitad de los fallecimientos registrados en estos centros durante toda la pandemia.

En la segunda ola, ya con la experiencia de lo vivido en la primera, el escenario cambió. Cada usuario de las residencias infectado pasó a contagiar a 4 compañeros. En el caso de Bizkaia, este oleada arrancó con más virulencia y, de media, causó seis muertos cada semana.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad