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El sistema salud, tal y como lo conocemos, «no está en peligro de desaparecer», pero sí «necesita cambios» para adaptarse y dar una mejor respuesta ... a las necesidades sanitarias de una sociedad, la actual, que no es la misma de hace dos o tres décadas. Así lo indican Maribel Romo y Jon Guajardo, subdirectora de Calidad de Osakidetza y gerente de la OSI Barrualde-Galdakao, respectivamente, y las dos principales cabezas visibles de la agrupación territorial de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa) en Euskadi. Ambos hacen suya una de las demandas que propone a nivel nacional la asociación a la que representan.
La ciudadanía ha cambiado, tanto en el País Vasco como en el resto de comunidades. Su envejecimiento es evidente. Y esto conlleva «una mayor necesidad de atención», apunta Guajardo. Hay mayor cronicidad, más casos de cáncer y son necesarias cada vez un mayor número de operaciones. A esto se suma que la población actual -y aún más tras la pandemia- tiene un mayor «nivel de exigencia» y demanda una «atención más inmediata».
Sedisa ha publicado un amplio informe en el que detalla las líneas donde considera necesario actuar para adaptar el sistema nacional de salud a la realidad actual. En él se propone una organización transversal de la atención para mejorar la comunicación, la planificación y la coordinación entre los diferentes niveles asistenciales y equipos sanitarios. Y realizar un mayor seguimiento del envejecimiento y la cronicidad potenciando la atención a domicilio, así como una supervisión más ágil de los pacientes por parte de los equipos de Atención Primaria. Además, de forma paralela, se recomienda avanzar en la asistencia no presencial por medio de herramientas tecnológicas para facilitar el control de los usuarios.
15% aumentó la plantilla de Galdakao tras el covid, porcentaje similar al del resto de Osakidetza.
110 directivos de la salud están asociados a Sedisa en Euskadi, por 2.500 en España.
El estudio habla de la necesidad de apuntalar la Primaria y promover en este nivel asistencial equipos multidisciplinares con capacidad de autogestión para hacerla más eficaz y más atractiva para los sanitarios. Para ello proponen dotarla de una cartera de servicios más amplia y de una mayor capacidad de resolución. Además, esta propuesta recoge la necesidad de medir los resultados de cada área para poder compararlos con los de otras equivalentes, analizarlas y mejorar el servicio. Los cambios también deben afectar a la contratación de personal, propone Sedisa. En lugar de cubrir los puestos vacantes 'tirando' de listas o bolsas de empleo, los directivos de la salud proponen seleccionar el perfil más adecuado para cada función, con un sistema de retribución variable basado en los resultados.
Todas estas propuestas se hacen para un país con un sistema de salud público, universal y «único». Formado por diecisiete servicios de salud diferentes, uno por comunidad, tiene puntos fuertes con respecto a otros modelos existentes en Europa y el resto del mundo, pero también áreas de mejora. «Los problemas son los mismos en todas las comunidades, independientemente de quien gobierne en cada una de ellas. En algunas pueden estar más agudizados que en otras, pero son los mismos», señala Guajardo.
Los más conocidos son la falta de médicos en algunas especialidades, principalmente en la de Familia, o las listas de espera. Este segundo guarda una relación directa con la pandemia. Durante la crisis sanitaria Osakidetza y el resto de sistemas de salud se pusieron en modo «respuesta» para hacer frente a esta emergencia. Una vez superada, se volvió a arrancar toda esa enorme maquinaria.
«Pero el sistema necesita tiempo para recuperarse y retomar su velocidad de crucero prepandemia», indica Maribel Romo, quien explica que aunque «se está haciendo todo lo posible para conseguirlo», esto «no es algo que se logra de la noche a la mañana». Hace falta tiempo y en algunas áreas es posible incluso que no se pueda volver a la situación de partida previa al covid.
Algo similar ocurre con la falta de médicos de Familia. «Hace diez años sobraban facultativos en este país. Esto es algo que no va a volver a pasar porque socialmente es un desastre. No es operativo invertir once años en formar a un médico para que luego no tenga trabajo y esté a la espera de que le llamen para cubrir vacaciones o se marche al extranjero», explica Jon Guajardo. Es por eso que en el futuro es necesario llegar a un equilibrio entre los facultativos que se formen y los que necesite el sistema. No es tarea fácil.
El escenario actual puede dar situaciones de escasez de galenos en algunas unidades. Esto es algo que se agudiza durante los periodos vacacionales en algunos ambulatorios y Puntos de Atención Continuada (PAC). ¿Qué se hace en estos casos para dar respuesta a las necesidades de la población? Lo primero es priorizar «la seguridad y calidad de la atención», apuntan los directivos. Aunque en ocasiones eso implique que el paciente deba desplazarse más para ser tratado. Los directivos restringen los problemas de personal a unas especialidades puntuales de medicina. En el conjunto del Servicio Vasco de Salud, recalcan, la plantilla se ha incrementado. En la OSI de Galdakao, por ejemplo, el aumento ha sido de «un 15%» y es similar en el resto.
Algunos de los cambios que precisa el sistema ya se están definiendo. Es el caso de la Atención Primaria. El nuevo modelo en el que se quiere avanzar, apunta Romo, apuesta por «aumentar y facilitar el trabajo en equipo». También por «diversificar los canales de contacto, comunicación e interacción entre los sanitarios y la ciudadanía, sin sustituir las vías actuales de atención, pero sí complementándolas».
Guajardo y Romo defienden que el conjunto del Sistema Nacional de Salud es «probablemente el mejor sistema sanitario del mundo en cobertura y gratuidad». Pese a sus problemas, que se han visto agudizados tras la pandemia, aseguran que el modelo que existe a nivel estatal, y especialmente en Euskadi, «es el mejor para la población» por el acceso del paciente a tratamientos médicos, oncológicos o quirúrgicos.
En otros países de nuestro entorno, señalan los directos, se ha optado por «tipos de sistemas sanitarios diferentes». «En España los hospitales son de gestión directa por parte de las autonomías. En otros lugares, como Inglaterra o Países Bajos, se les contratan directamente a ellos los servicios, mientras que en el resto de Europa existen copagos», explican.
Esto hace que los directivos sanitarios de estas naciones estén supeditados a una serie de criterios diferentes a los que ejercen sus funciones en la sanidad pública española. Entran en juego aspectos económicos y de control de los recursos más severos que los que rigen la labor de sus colegas al sur de los Pirineos. Según explica Guajardo, «nuestros objetivos no están vinculados a un beneficio económico. Tenemos que gestionar de la mejor manera posible los recursos de los que disponemos para dar la mejor atención. Nuestra labor es cuidar del bien más preciado de las personas, la salud».
Maribel Romo | Presidenta de Sedisa Euskadi y subdirectora de Calidad de Osakidetza
«El sistema necesita tiempo para recuperar la velocidad crucero prepandemia»
«Los gestores deben reunir un mínimo de competencias y en eso queremos trabajar en Sedisa»
«Hay que ampliar los canales de contacto entre ciudadanía y sanitarios sin cambiar los actuales»
Jon Guajardo | Vicepresidente Sedisa España y gerente de la OSI Barrualde-Galdakao
«Hace años sobraban médicos. Eso es algo que no va a volver a ocurrir, socialmente es un desastre»
«Tras el covid el nivel de exigencia de la sociedad es mayor y demanda atención más inmediata»
«Tenemos que gestionar los recursos que tenemos para dar la mejor atención»
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