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La quinta ola en Euskadi no se asemeja a ninguna otra. Un virus que ha demostrado ser impredecible no iba a ser menos en este nuevo ataque. La epidemia vasca crece al triple de velocidad que en anteriores acometidas, motivo por el cual se encamina ... a romper todos los moldes hasta ahora conocidos. Al menos, en incidencia de casos. No ocurre lo mismo en la presión hospitalaria. Aunque se ha doblado con respecto a hace un mes, la escalada de los contagios se traduce en unos niveles de ocupación menores que en otros ascensos por el efecto de la vacunación en las capas de edad más altas.
Pero la proporción de inmunizados aún no se antoja suficiente para pararle los pies al patógeno. Este viernes Osakidetza notificó 1.769 positivos, la segunda cifra más elevada de toda la crisis, solo por detrás del récord de toda la pandemia marcado el día anterior, con 1.801 infecciones. El País Vasco enlaza ya nueve días por encima del millar de casos. La celeridad de la 'ola joven' -el 57% de los casos se detectaron en la población de 10 a 29 años- ha desmontando las previsiones de las autoridades sanitarias, obligadas a tomar nuevas medidas.
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Para muestra, los datos. La incidencia acumulada a 14 días ya se sitúa al nivel del techo de la segunda oleada, el más alto de toda la crisis. Según el boletín, este indicador fundamental se disparó hasta los 731 casos, 49 puntos más que en la víspera, cifras solo vistas en noviembre. Desde que la curva cambiase de dirección el pasado 27 de junio, el ritmo de ascenso se ha mantenido desigual. Ha sido de 15 días a esta parte cuando se ha producido un salto descomunal, con aumentos diarios de 40 o 50 puntos. En cambio, en la cuarta ola, la más duradera hasta la fecha, no presentó tanta intensidad. Los incrementos no pasaban de 20.
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¿Y a qué responde esta mayor rapidez de expansión del virus? La propia consejera de Salud, Gotzone Sagardui, ha apuntado estos días a dos factores. Por un lado, la mayor transmisibilidad de la variante Delta, a la que en Euskadi se le atribuyen el 75% de los contagios. Resulta hasta un 60% más contagiosa que la anterior cepa circulante, la británica. Esto quiere decir que de cada 100 positivos que producía esta variante, ahora hay 160 de la india.
Asimismo, se han dado una serie de «condicionantes sociales», precisó la titular del área, provocados por el verano. Con las vacaciones han aumentado las interacciones -sobre todo, entre la chavalería- y eso hace que cada caso genere un mayor número de contactos a los que ha podido infectar.
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El cariz que ha tomado la quinta ola hace pensar que pueda rebasar la cumbre pandémica, que se vivió en la segunda ola con 849 casos. Esta última fase de ascenso cumplió este viernes 26 días. En este tiempo, la incidencia acumulada se ha multiplicado por 7. En cambio, en el mismo periodo, en la anterior oleada creció cuatro veces menos, 628 puntos frente a 151. Es más, cabe recordar que esta acometida se desató con un suelo menor (103 casos) que la cuarta (199), y sin embargo, ya ha superado los picos de Semana Santa y Navidad.
De hecho, mientras que en el conjunto de España el ascenso de los contagios se ha ralentizado en las últimas horas, en Euskadi continúa desbocado. El País Vasco no se sitúa entre las comunidades más golpeadas -ocupa el octavo puesto en incidencia acumulada-, pero la epidemia vasca es la que más crece, junto a Madrid y La Rioja. En el Gobierno vasco manejan la previsión de que el pico se podría alcanzar en un par de semanas.
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