LUIS ÁNGEL GÓMEZ
Cierre perimetral País Vasco

Bilbao se prepara para el cierre perimetral y echar la persiana a la hostelería el viernes

La inminente entrada de la ciudad en alerta roja será la puntilla para una buena cantidad de bares y tiendas. «Va a haber muchos negocios que no volverán a abrir»

Lunes, 18 de enero 2021, 13:16

Publicidad

La dinámica circular y agotadora con la que martiriza esta pandemia dará el viernes otra vuelta de tuerca. Toca otro paso atrás porque se va a cerrar Bilbao, la principal ciudad vasca y corazón económico de la comunidad autónoma. Esto, el cierre, es lo ... que les espera a todos los municipios que superan una incidencia acumulada de 500 casos por cien mil habitantes en dos semanas. Ahora le llega el turno a la capital vizcaína.

Ya lo advertía el alcalde, Juan Mari Aburto, en una entrevista publicada el domingo por EL CORREO. Bajo el brazo tenía los datos del pasado jueves, cuando la ciudad contaba 400 casos y una trayectoria ascendente que se dirigía hacia lo inevitable. Este lunes se hicieron públicas las cifras del domingo y la tasa había repuntado a los 476. Así que este martes, a más tardar el miércoles, todo apunta a que se rebasará la frontera fatal de los 500 infectados.

Noticia Relacionada

Los efectos de este recrudecimiento en la expansión del virus no serán inmediatos porque el Gobierno vasco actualiza las listas de ayuntamientos en rojo únicamente los lunes y los jueves. Así que será pasado mañana cuando la resolución de la directora de Salud Pública y Adicciones incluya a Bilbao en ese listado. Y sus efectos se desplegarán a partir del viernes.

¿Qué efectos son esos? Los conocidos: cierre perimetral que impedirá entrar o salir del municipio sin causa justificada, cierre de la hostelería, y suspensión del deporte escolar y de toda práctica deportiva en grupo. Desde el Ayuntamiento no se cansan de pedir «prudencia, respeto y solidaridad» para contener la propagación del virus y salir lo antes posible de ese confinamiento que se nos viene encima.

Publicidad

Lo que todos esperaban

Pero los hosteleros, el sector más castigado siempre que las cosas se tuercen, asumen que irá para largo. «Si la situación se revierte en dos semanas y podemos volver a abrir en ese tiempo no sería una mala noticia», reflexiona Héctor Sánchez, gerente de la asociación de Hostelería de Bizkaia. Cualquier adjetivo o intento de descripción minimizaría la dimensión real del desasosiego que padece el sector. «Hay un agotamiento mental, psicológico, económico, físico... Va a ser un palo muy duro». Llega, además, cuando muchos habían querido creer que lo peor había pasado. «Parecía que habíamos salido de la segunda ola y también llegó la vacuna». Pero luego vino la Navidad y todo se fue al traste. «Creo que ha sido un error cómo se han organizado las fiestas, las administraciones han sido demasiado permisivas y quizás aún no tocaba». Puede que lo más sorprendente sea que todo el mundo se esperaba este desenlace. Es decir, que incluso las administraciones asumían que aflojar las restricciones de movilidad para propiciar reencuentros familiares iba a tener efectos fatales en enero. Así todo, se hizo. Y ha ocurrido lo previsto.

El coste de ese dejarse llevar por el espíritu navideño va a ser terrible para muchos negocios. «Se va a quedar por el camino aún más gente. Hay muchos hosteleros muy cansados para quienes esto será la puntilla y no continuarán», vaticina Sánchez. Y protesta por enésima vez por el hecho de que sea la hostelería el segmento de actividad que siempre acaba soportando las mayores restricciones. Pide, también por enésima vez, más ayudas directas que permitan a los empresarios mantenerse a flote. «Holanda ha habilitado un fondo de 15.000 millones que contempla 2.500 euros al mes para cada negocio. Sé que no somos Holanda, estamos a años luz. Pero es que Valencia también está diseñando planes de choque más ambiciosos que nosotros».

Publicidad

Como único aspecto positivo los hosteleros al menos aprecian que ahora saben con tiempo que van a tener que cerrar. «Ya no nos pillará el fin de semana con las cámaras llenas de productos perecederos, como la vez anterior», busca consuelo Sánchez.

El impacto va mucho más allá de la hostelería. El comercio no tendrá que bajar la persiana, pero los efectos del cierre perimetral a partir del viernes serán dramáticos. «Va a haber un montón de cierres», avanza Rafael Gardeazabal, presidente de BilbaoDendak. Hay dos factores esenciales: sin hostelería las calles pierden dinamismo, y sin dinamismo callejero no hay ventas. Además, el sector comercial en Bilbao está dimensionado para atender a gente de fuera. «Dependemos de que vengan clientes de otros municipios». Y eso es lo que va a faltar. Además, de un modo aún más descarnado que en el cierre perimetral anterior porque ahora esa prohibición de movilidad también afecta a los municipios limítrofes, lo que recorta aún más la llegada de clientes.

Publicidad

La Policía estará alerta

«La perspectiva es terrorífica», se duele Gardeazabal. Porque esta nueva «vuelta de tuerca» llega en un momento estratégico, justo cuando los negocios estaban tratando de salvar los muebles en unas rebajas a la desesperada. Luego llegarán los meses de febrero y marzo, «que siempre son malísimos». Y ni en Semana Santa parece que vaya a haber oportunidad de resarcirse. Así que la mirada del sector está puesta en el segundo semestre. «Muchos no van a llegar...».

Como el éxito del cierre perimetral que arrancará el viernes dependerá de que se respete, el Ayuntamiento de Bilbao ya advierte de que la Policía Municipal «estará coordinada con la Ertzaintza para hacer que se cumplan las normas».

Publicidad

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad