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ainhoa lasuen
Martes, 30 de noviembre 2021, 00:18
El Covid-19 ha vuelto a esparcirse por la residencia Abeletxe de Ermua. El brote, detectado desde el pasado viernes, se ha cobrado la vida de una de las internas y al menos una veintena de los mayores que viven allí se ha contagiado, según ... ha podido saber este periódico. Además, tres de los trabajadores han dado positivo en el cribado al que se ha sometido al centro. La Diputación de Bizkaia, responsable de esta instalación, ha realizado pruebas PCR tanto a los residentes como al personal desde el sábado. Una veintena de ancianos ha dado positivo en estos análisis por lo que permanecen aislados en las plantas tercera y cuarta del edificio.
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Se trata una residencia primordialmente pública, con algunas plazas privadas. Tiene capacidad para 90 personas y en la actualidad cuenta con una plantilla compuesta por un centenar de personas. La gestión de la residencia, que está bajo el control de la Diputación, está en manos de la compañía Vitalitas.
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Antonio Morales, director de Operaciones de Vitalia Home, responsable de las residencias de esta firma, explicaba ayer a este periódico que «se trata de un pequeño brote que está controlado dentro de un sector», sin querer entrar en más detalles. «Eso le corresponde a la Diputación o a Salud», aseguraba. E insistía en que la empresa «ha tomado todas las medidas establecidas en cuanto se ha sabido que había un positivo».
Como consecuencia del brote se han restringido las visitas. Así, la comunicación entre las personas residentes y sus familiares se lleva a cabo a través de videoconferencias y llamadas telefónicas.
El centro revive de alguna manera la situación que ya vivió en los primeros seis meses de la pandemia. Entonces, el Covid-19 provocó el fallecimiento de varios de los internos. Las familias llegaron a hablar de 40 ancianos muertos, una cifra que la Diputación negó. Fueron semanas de protestas y concentraciones en la calle, hasta que los allegados lograron una reunión con responsables del área foral de Acción Social. Durante ese tiempo los propios trabajadores llegaron a amenazar con recurrir a los tribunales para que les suministraran el equipamiento necesario, como guantes y EPI.
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Los empleados reconocen ahora que «la situación actual es evidentemente mejor que la vivida en los primeros meses de pandemia. Está más controlada». La gran mayoría de los residentes están vacunados, por lo que se espera que la incidencia sea menor. La plantilla destaca la «diligencia» del ente foral a la hora de realizar PCR a los residentes, aunque echa de menos que no se haya actuado de igual manera con los trabajadores. Al personal que se encontraba el fin de semana en la residencia se le realizó tests de antígenos y salivares, «por lo que algunas trabajadoras incluso han optado por solicitar una PCR a sus médicos de cabecera para obtener una certeza», explicaban ayer. Aún hay personal que desconoce el resultado de sus pruebas «por lo que tenemos temor y preocupación por el ascenso tan grande de los contagios que se ha producido desde el viernes».
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