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El brote de botulismo relacionado con las tortillas preparadas del fabricante riojano Palacios Alimentación tiene en alerta a las autoridades sanitarias, que han confirmado cuatro casos -dos personas se encuentran en Italia procedentes de Valladolid y otras dos han pasado por la UCI en Ourense ... y Asturias- e investiga otros dos, uno de ellos en Málaga. Esta es la información que ha trascendido sobre los afectados pero, ¿en qué consiste esta enfermedad?
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De carácter raro pero grave, el botulismo se produce principalmente por una intoxicación alimentaria, aunque también puede derivar de la infección por una herida abierta. Es una enfermedad causada por la bacteria Clostridium botulinum, que se encuentran en el suelo y las aguas no tratadas. Esta producen unas esporas necesarias para sobrevivir y que, en ciertas condiciones, pueden crecer en alimentos mal conservados o mal enlatados.
Las personas que envasan productos en casa, algo no recomendado, deben extremar la precaución, así como con cualquiera del sector de las conservas. Además, verduras enlatadas en casa, carne de cerdo y jamón curados, pescado crudo o ahumado, miel o jarabe de maíz, patatas al horno, jugo de zanahoria, ajo picado conservado en aceite. En caso de dudas, conviene desecharlos.
La toxina que entra en nuestro cuerpo ataca los nervios puede causar dificultad para respirar, parálisis muscular e incluso provocar la muerte. Los síntomas generalmente aparecen entre 8 y 36 horas después de ingerir el alimento contaminado y, aunque la fiebre no está entre ellos, son muy diversos. El principal y más característico es un descenso permanente del párpado superior, pudiendo ser total o parcial. Pero hay muchos más: dilatación de pupilas, cólicos abdominales, dificultad al deglutir, visión doble, resequedad en la boca, náuseas, vómitos, estreñimiento y disminución de lucidez mental. También puede afectar a los bebés y a los animales, sobre todo relacionados con el ganado.
En primer lugar contactar al médico de cabecera o a urgencias si los síntomas son fuertes. Para hacer el diagnóstico, se deberá responder a unas preguntas para averiguar el origen de la intoxicación, si es que así fuera. Después, se efectúa el análisis del alimento sospechoso para determinar si contiene toxina botulínica, además de someterse a unas pruebas gástricas y fecales.
El tratamiento está dirigido a combatir la dificultad respiratoria, y según las patologías previas o la respuesta del paciente se hace necesario o no intubar, así como administrar líquidos intravenosos si persiste la dificultad de deglución. En algunos casos, los síntomas de debilidad y disfunción del sistema nervioso pueden prolongarse durante un año. Cuando no se trata de forma temprana el riesgo de muerte aumenta.
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