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Las residencias de Bizkaia comienzan a sacudirse el miedo poco a poco. Esa mochila que todo el mundo lleva a la espalda desde marzo, con más o menos peso, va quedando atrás gracias al desplome de los contagios en una red que acoge a 10. ... 748 mayores. Son la población de mayor riesgo, personas de edad muy avanzada y con pluripatologías, un colectivo con el que el virus se ha cebado. Hasta ahora. Desde hace unos días, quizá por primera vez, se sienten «privilegiados» gracias a la vacuna. En medio de la tercera ola, las residencias son auténticos islotes de inmunidad, con casi todos los mayores y los trabajadores vacunados.
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Loren Sagarduy tiene 96 años y vive en la residencia Ballesol, muy cerca de la bilbaína plaza de Bombero Etxaniz. «Me encuentro muy bien. Yo no noté aquel día ni el pinchazo, y luego no ha habido ningún dolor», cuenta. Los mayores y los trabajadores están inmunizados al 95% gracias a la segunda dosis de Pfizer. «Yo estoy feliz. Estábamos esperando la vacuna y estamos felices de que nos la hayan dado. Hemos tenido suerte de que nos la pongan tan pronto». Sagardui asegura que «aquí hasta nos hemos olvidado de la vacuna. Hace tanto que nos la han puesto -unas semanas-, que estamos tranquilos. Ya ni hablamos del coronavirus. Eso ya es pasado». Resuelta, Sagardui mira hacia adelante y ha vuelto a sus rutinas. «Tenemos gimnasia por la mañana y, por la tarde, hay bingo y canciones. Yo paseo por la terraza, media hora por la mañana y otra media por la tarde».
La terraza es un lujo muy valorado porque salir al exterior sigue estando restringido. «Es una de las cosas que vamos a recuperar con más ganas», cuenta una trabajadora social del centro, Mariana Arri. «Ahora mismo es un privilegio estar vacunados y nos da mucha tranquilidad. Seguimos con la mascarilla, la distancia y todas las medidas, pero hay otra tranquilidad, una paz mental. Tenemos ganas de que les dejen salir porque es lo que peor llevan los mayores».
65 internos contagiados quedan en la red, conformada por 154 centros y 10.748 plazas. Hay decenas de mayores recuperados en los últimos boletines.
Sin brotes en la red desde el 25 de enero Desde que la vacunación se extendió, los contagios se han desplomado y no ha habido nuevos brotes. El último fue el 25 de enero en Santa Mariñe (Urduliz). Los brotes masivos han remitido.
356 dependientes con positivo había en la red de residencias el pasado 21 de enero, hace poco más de tres semanas. Desde agosto han fallecido 209 mayores.
De momento, no han cambiado las normas generales de la Diputación pero se espera el arranque de la desescalada en la última semana de febrero, el momento en que todos los centros habrán alcanzado ya la inmunidad al 95%. No hay que olvidar que seguirán apareciendo casos de Covid, pero el virus no se extenderá como ahora ni será tan grave. «Si lo cogemos, la afección será más leve».
«Las palabras que resumen este momento son tranquilidad y esperanza», valora Arri. ¿Cuáles serán los primeros gestos de apertura? «Salir y ver más a sus familias. Ahora mismo tienen dos horas a la semana de visita y siempre con la misma persona. Los que tienen varios hijos, solo ven a uno. Hacemos mucho hincapié en las videollamadas, pero necesitan contacto humano. Queremos recuperar los abrazos y los besos». Lo harán «en cuanto nos dejen las autoridades sanitarias y los protocolos de Osakidetza y Diputación».
Los mayores han notado mucho la merma de libertad. «Antes podían ir donde quisieran: a comer, a tomar unos pintxos o a dormir con un hijo». Ahora, la puerta es todavía una frontera. El centro se mantiene sectorizado y no se trabaja en grupo. «Tenemos la esperanza de hacerlo pronto, recuperar las comidas en mesas de cuatro. Antes charlaban de sobremesa y ahora están a dos metros de distancia». «La factura emocional es enorme y lo veremos en los próximos años», comenta Arri. «Nosotras nos hemos quitado un peso de encima también en lo personal, porque es una carga la posibilidad de traer el virus».
Las residencia han pasado en pocas semanas de estar en el ojo del huracán, con brotes importantes e incluso masivos en algunos centros vizcaínos, a sentirse inmunizados al 95%. La mejor prueba de ese vuelco está en los datos que ofrece cada dos días la Diputación. Los positivos han caído un 77% en 20 días. El 21 de enero había 356 mayores contagiados y actualmente son 65. En Acción Social tienen claro que la razón está «en la extensión de la vacunación y en la mejoría de los datos generales, porque lo que sucede en las residencias es un reflejo de lo de fuera». Sin embargo, la red ha mejorado a un ritmo mucho mejor que el conjunto del territorio. No se han registrado nuevos brotes desde el 25 de enero, cuando la inmunidad de Pfizer empezaba a generalizarse en la red.
La primera dosis de Bizkaia llegó a la residencia de Elorrio el 27 de diciembre. Luego se fue extendiendo por la red y, justo tres semanas después, llegó a ese centro la segunda. A partir de ese momento se dio una curiosa circunstancia: había centros con una dosis, con dos y con ninguna. Los que sufrían brotes masivos veían retrasada la fecha, como sucedió en Marcelo Gangoiti (Muskiz) o Truiuondo (Zamudio). Para la última semana de febrero todos estarán inmunizados al 95%. Arranca el ansiado inicio de la normalización en el espacio que más restricciones ha vivido hasta ahora.
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