Desde moteros en ruta hasta veraneantes que se han acabado afincando, Villasana de Mena atrae a los vascos con sus paisajes y su serenidad: aquí se oyen los pájaros y se ven muchas más estrellas
El Valle de Mena es una bonita pieza de puzle, uno de esos trocitos de rompecabezas que resultan fundamentales a la hora de conectar distintas zonas del dibujo. Hablamos del municipio más septentrional de Burgos, que está situado ya en la vertiente norte de la ... Cordillera Cantábrica y limita con Bizkaia, con Álava y con Cantabria. Y esa condición fronteriza tiene consecuencias prácticas, como que el Club Deportivo Menés juegue en la federación vizcaína. El veraneo entiende todavía menos de mugas y, junto a la numerosa población local que trabaja en Bilbao o en Las Encartaciones, aquí se acumulan vascos en diferentes estadios de 'menización': los hay que simplemente pasan, siempre hacia adelante, empeñados en alguna ruta en bici o en moto; los hay de fin de semana, que siguen currando pero se resisten a desperdiciar su recompensa de dos días de calma y silencio; los hay de veraneo largo al estilo clásico, que más que una segunda vivienda han acabado teniendo dos primeras viviendas, una allí y otra aquí; y abundan, en fin, los que han decidido afincarse de manera definitiva en el valle, al darse cuenta de que lo que antes les parecía secundario se ha vuelto ahora lo principal.
«En verano, vivimos de los vizcaínos. Aprecian mucho la tranquilidad, pero no solo eso: este pueblo es muy barato para vivir día a día. La carne, el pescado, los bares... Un rueda vale un euro; un café, 1,10 o 1,20; una caña, 1,60, y eso que he subido los precios», analiza 'Madriles' en su bar de Villasana, el Takoa Madriles, con carteles de los Stones y de Elvis y música de Creedence Clearwater Revival para dar energía a la mañana. Lo de 'Madriles' le viene de que es nacido en Madrid y criado en Málaga, donde no desperdiciaron la ocasión de ponerle apodo. ¿Y lo de Takoa? «Yo lo llevo desde hace siete años, pero el bar puede tener 46 y el nombre ya estaba puesto de antes. En Bilbao hay otro Takoa: parece que el que lo abrió venía aquí y conocía este».
En el Takoa Madriles se está tomando el café Roberto Sánchez, un bilbaíno que vivió siete años aquí, volvió a la capital vizcaína y ha regresado a Villasana, en una rápida corrección biográfica. «Todo lo que echaba de menos de Bilbao cuando estaba aquí se puso en mi contra al volver allí. Aquí tienes tranquilidad, te enteras del paso de las estaciones, oyes los pájaros... Si tienes ganas de fiesta, te bajas a Balmaseda o a Bilbao, que está a un paso. Hay gente en Bilbao que, cuando les dices que te vas a Villasana, te miran como si te marchases lejísimos, pero muchas veces tardas menos que a Castro. Y también dicen que en invierno hace frío, ¡pero no son más que tres grados de diferencia! Yo aquí tengo mi jardín...».
- ¿Y cultiva algo?
- Soy más de tumbona y de sombra.
La afición a la agricultura se la dejamos a Alfonso Domínguez, de Otxarkoaga pero afincado también en el valle, en Ribota. En la huerta recoge unos pimientos que dan gusto, pero también berzas, vainas, cebollas... Alfonso se ha acercado a Villasana con su mujer, María Pérez, para hacer la compra en la carnicería Sierra. Se llevan unos muslos de pollo y unos chorizos para asar a los que dan ganas de hincar el diente ya mismo. Hasta sorprende que la perra de la pareja, Blanquita, sepa contenerse ante este aroma. ¿Cómo fue lo de trasladarse aquí? «Yo había sido muy de ciudad y muy nocturno, pero quería tranquilidad y este me pareció el sitio ideal. Ahora, a veces tengo que ir de papeleo a Bilbao y me vuelvo loco».
- ¿Y usted, María?
- Yo, con mi marido, estoy bien en los dos sitios.
- Pero aquí mejor, que de allí te quieres ir a los tres días.
La palabra clave, 'tranquilidad', ya ha aparecido dos veces en lo que llevamos de reportaje, pero podrían ser más, porque aquí se pronuncia de manera casi obsesiva. El texto puede volverse un poco repetitivo, pero ahí van tres ejemplos más. «Buscaba la naturaleza, la tranquilidad, la calidad de vida», resume Iratxe Angulo, de Zalla, que se estableció hace dieciséis años. «Desde que nací, vengo aquí de vacaciones. Esto es muy tranquilo y se está muy bien», comenta Iñaki Amoira, de Bilbao. «Me gusta disfrutar del sol y de la tranquilidad», apunta otra bilbaína, Verónica Cao.
Estrellas de la fama
Verónica lleva tres décadas frecuentando de manera habitual el Valle de Mena. «Compramos un terreno en Entrambasaguas y construimos nosotros la casa. Mi padre es carpintero de hormigón y nos ponía a trabajar a mi madre y a mí todos los fines de semana, de 'ayudantes de peón de albañil'. Me encanta el valle y la gente, ¡me gusta mucho escuchar sus historias! Además, a diferencia de otros pueblos, aquí hay vida cultural. Es increíble que haya cine: la primera vez que vinimos, tenía sillas plegables, de cocina, pero ahora ya son butacones», detalla. Verónica y su prima Maitane están, precisamente, examinando la cartelera del cine, que este verano se ha visto obligado a reducir el aforo a 56 personas pero mantiene sus sesiones de viernes, sábados y domingos. Delante de la sala, en la acera, está el mínimo paseo de la fama de Villasana, con dos estrellas dedicadas a Leonor y Benigno, los ancianos protagonistas del cortometraje 'Siempre hay un último tren', que se rodó aquí en 2010.
Ah, y en el cielo hay más estrellas. Se ven, desde luego, muchísimas más que en Bilbao: la Unesco declaró el municipio 'parque estelar' por la calidad de sus cielos nocturnos, libres de contaminación lumínica, aunque también a la abundancia hay que acostumbrarse. «Anoche mismo estuvimos mirando las estrellas -se ríe Verónica-, pero la verdad es que nos costó un poco localizar la Osa Mayor».
**NOTA: Este reportaje se realizó antes de que el uso de la mascarilla fuese obligatorio.
Límite de sesiones alcanzadas
El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez.
Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Sesión cerrada
Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este.
Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.