Habrá que pensar que las campañas de publicidad que buscan concienciar a la población para que pisemos menos el acelerador, algunas bien dramáticas, están teniendo el efecto deseado. O que la ciudadanía vasca cada vez es más responsable al volante. Lo que es innegable es ... que la situación es cuando menos llamativa. La cifra de multas por exceso de velocidad que impusieron el año pasado la Ertzaintza y las policías locales en Euskadi fue la más baja del último lustro pese a que en 2023 el tráfico ha recuperado los niveles previos a la pandemia. Hubo más conductores sancionados hasta en 2020, cuando la población se pasó tres meses confinada y, posteriormente, las restricciones horarias y de movilidad que se establecieron fueron muy considerables.
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Todo esto se desprende del balance del último ejercicio que hizo público ayer la Dirección de Tráfico del Gobierno vasco, en el que se señala que se aplicaron 213.351 multas a conductores que circulaban por encima de los límites de velocidad exigidos. El 74% (157.838) de las denuncias fueron interpuestas gracias a las mediciones de los diferentes radares fijos diseminados por las carreteras de Euskadi, principalmente en las vías de alta capacidad. El otro 26% (55.513) son fruto de los cinemómetros móviles, que van cambiando de lugar en función de las necesidades y que se utilizan especialmente en vías interurbanas.
Aunque estas cifras significan que entre enero y diciembre del año pasado se pusieron 584 multas diarias en Euskadi, lo cierto es que el dato es el mejor en años. Un 7,3% inferior al de 2022 y un 20% menor al de 2021. Y, como decíamos, más llamativo aún es que en 2020 también hubiera más denuncias, casi un 15% más.
Que el número de sanciones por exceso de velocidad baje podría explicar que el ejercicio pasado se registraran menos víctimas en las carreteras. Hubo una menos que en 2022, aunque la cosa va por barrios. En Bizkaia los muertos pasaron de 18 a 8 y en Álava de 8 a 6... mientras que en Gipuzkoa crecieron muy notablemente. De 18 a 31.
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Por contra, los datos de sanciones parecen chocar con otros registros que viene ofreciendo Tráfico durante las últimas semanas. Por ejemplo, que la entrada de coches a las tres capitales vascas superaron en 2023 todas las cifras de lo que llevamos de década. Y que los movimientos en coche de largo recorrido crecieron un 8% respecto a 2022. En pleno auge del uso del transporte público debido a la rebaja del 50% en las tarifas, el Gobierno vasco achaca el mayor uso del vehículo privado a la «estabilización» del precio del combustible.
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Las 213.351 denuncias interpuestas se tradujeron en multas cuya recaudación superó los 12,1 millones. Bizkaia fue el territorio en el que se 'cazó' a más conductores (87.929), seguido de cerca por Gipuzkoa (83.737). Pese a la considerable diferencia de población, se da la circunstancia de que la provincia vecina venía encabezando los datos de sanciones por exceso de velocidad desde la pandemia, con cifras muy por encima del resto. En 2023 las tornas han cambiado porque las multas se han reducido un 20% en las carreteras guipuzcoanas mientras que en las vizcaínas han crecido un 5%.
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La red de carreteras vasca cuenta actualmente con 94 cabinas para ubicar radares. No todas funcionan, básicamente porque el número de cinemómetros con los que cuenta Tráfico es inferior. A esta cifra habría que sumar los radares portátiles que usan la propia Ertzaintza y las policías locales, aunque nunca se ha hecho un recuento general.
El radar que más infracciones registró en 2023 (26.233) se ubica en Gipuzkoa, en el punto kilométrico 46,8 de la AP-8 a la altura de Zumaia. El segundo está en Bizkaia, también en la misma vía. Se trata de la cabina que espera a los vehículos que circulan por Muskiz en dirección Cantabria, justo antes de alcanzar el puente de La Arena, en el punto kilométrico 134,9. El año pasado sumó 8.712 denuncias por exceso de velocidad.
No es la primera vez que este medidor se sitúa como el que más multas pone en las carreteras vizcaínas, donde existen 39 cabinas de radar. Se da la circunstancia de que el medidor de la conocida como bajada de Petronor ha cambiado sus límites de velocidad, de 100 kilómetros por hora a 80, dos veces durante la última década sin previo aviso. La última, en 2019.
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