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El impacto de la inflación -3,4% marcó el pasado enero- sigue golpeando la economía española y afectando de lleno al comercio, según desvela el Estudio de Hábitos de Consumo presentado ayer por el Gobierno vasco. Las conclusiones del informe del Observatorio del Comercio de ... Euskadi revelan que los compradores miran mucho sus bolsillos antes de realizar cualquier gasto y que la inflación es, de hecho, el principal motivo de preocupación de vizcaínos y guipuzcoanos (34,6%), frente a la sanidad, que trae de cabeza a los alaveses,
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En este clima de inquietud, una gran parte de la población ha pospuesto la adquisición de «grandes bienes duraderos», por mucho que lo tuviera pensado desde hace tiempo, y aplazar su compra para «tiempos mejores». El consejero de Turismo, Comercio y Consumo, Javier Hurtado, empleó en varias ocasiones el término «congelación» para referirse a cómo el alza de los precios está influyendo en el comportamiento de los consumidores, que se han visto obligados a ajustarse el cinturón.
También en la mesa. Hurtado reveló, por ejemplo, que dos de cada diez personas han adelgazado la cesta de la compra y reducido preferentemente la adquisición de productos «básicos» de alimentación ante la enorme subida percibida «en el precio del aceite». Pese a la notable mejoría del Indicador de Confianza del Consumidor -84,6 puntos en 2023 frente a los 62,7 de hace dos años-, la pérdida de poder adquisitivo de las familias ha obligado a muchas a echar el freno. Que un 51,9% de la población considere que su capacidad de ahorro se ha reducido respecto al año pasado o que el 41% de los consultados soporte un préstamo hipotecario no constituye la mejor medicina para el comercio, un sector que emplea en la comunidad a más de 110.000 trabajadores.
Así el 20,4% de los ciudadanos dice haber «desechado» la idea de comprar o haber pospuesto la adquisición de algún bien duradero. La contención del gasto es mayor en Álava (21,4%), así como entre los consumidores con edades comprendidas entre los 30 y 39 años (26,9%) y, especialmente, en la franja que va de los 40 a los 49 años (29,3%). También las mujeres (21,7%) «parecen haber descartado» la opción de dejar para más adelante la compra de artículos que exigen un fuerte desembolso.
¿A qué productos se refiere concretamente la Administración autonómica? Hurtado avanzó que el 25,7% de los encuestados ha «abandonado» la idea de comprar un coche «influenciados» por el contexto económico. Un 6,5% de los consultados tenía intención de cambiar de vehículo el año pasado. Pero el detraimiento les ha hecho cambiar de opinión y tener claro que no lo harán a lo largo del presente ejercicio. «Esperarán a un mejor momento», anticipó ayer el consejero, que recordó que no solo se está aplazando la compra de vehículos. Hurtado puso el foco en otro de los segmentos más castigados en Euskadi: los viajes. Sobre todo, los de larga distancia y, por tanto, los más caros.
Si tras la pandemia una gran parte de la población se rascó el bolsillo y contrató destinos exóticos, «el nuevo contexto» frenó ya en 2023 un elevado porcentaje de salidas al extranjero. Las previsiones para el actual ejercicio se prevén incluso peores, ya que los clientes tienen intención de gastar menos en «los viajes en general». El estudio de Enfokamer concluye que el 7,4% de los vascos ha abandonado «la idea inicial» de irse de vacaciones. El clima de inseguridad económico no perdona.
También la compra de la primera vivienda, por parte de los más jóvenes, especialmente, mantiene la tendencia «a la contracción ya percibida» en 2023. «Tampoco parece atractiva la adquisición de productos financieros como acciones, bonos, participaciones, fondos de inversión, planes de pensiones», según Hurtado. Esta situación tan inestable se está dejando notar en productos no tan caros. Tras coches y viajes, muchos consumidores se plantean demorar la compra de electrodomésticos y aparatos de informática y electrónica.
Son algunas de las conclusiones recogidas en un estudio de hábitos que confirma la influencia del comercio local en la batalla que mantiene con los supermercados y grandes superficies urbanas por la conquista de clientes. El informe refleja que las pequeñas tiendas aprovecharon el covid para ganarse la confianza de los consumidores por la «calidad de sus productos», los precios «adecuados» y la proximidad. Estos tres pilares les están sirviendo para capear la caída del consumo.
Si el 75,2% de los vascos elige de forma abrumadora los supermercados de proximidad para llenar la cesta de «alimentación fresca», el 52,8% elige negocios minoristas -carnicerías, pescaderías y fruterías- para escoger los artículos perecederos. Pese a no especificar en ningún caso el volumen de ventas, los pequeños tenderos están cobrando un protagonismo mayor en el segmento de la moda, calzado y complementos. El 53% dice comprar estos productos en el comercio local frente al 33,2% que se decanta por los centros comerciales y las grandes superficies de la periferia. La elección del establecimiento, remarca la encuesta, viene condicionada por variables como el sexo y la edad. Así, las mujeres eligen en mayor grado el «comercio independiente», según Hurtado, respecto a los hombres -36,6% frente al 30,7%-.
También los negocios de belleza y cuidado personal tienen como grandes protagonistas a los tenderos locales. El 48,2% de los vascos consultados elige establecimientos minoristas, más del doble -22,2%- de los que se dirigen a macrocentros comerciales, tanto urbanos como de la periferia. El comercio local también absorbe el mayor gasto en este segmento, aunque el Gobierno vasco no especifica el porcentaje de facturación.
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