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El 31 de julio se cumplirá un año del inicio de la construcción del ramal de continuidad de la A-67. El proyecto, adjudicado por 109 millones de euros para habilitar un nuevo tramo entre Rinconeda -Torrelavega- y Sierrapando -cerca de San Vicente de la ... Barquera- que evite que el tráfico con la Meseta comparta espacio con el de la A-8, se pensó para acabar con los atascos de las vacaciones. Ayer, sin embargo, las obras lograron lo contrario. Las lluvias del lunes y el martes provocaron un corrimiento de tierras que llegó hasta el carril derecho de la autovía entre Santander y Torrelavega a la altura de Barreda, donde se hundieron varios metros de firme.
La consecuencia directa fue el corte completo del tráfico que colapsó esta vía y las rutas alternativas que se habilitaron en dirección a Oviedo y la Meseta. Un caos circulatorio, en definitiva, pocas veces visto en esta carretera. Veinte kilómetros de caravanas hasta las nueve de la mañana y atascos menores el resto de la jornada. Y lo peor es que la Delegación del Gobierno no puede garantizar cuándo se recuperará la normalidad. Lo que es seguro es que «al menos» hoy continuará el corte total. Y puede que más, porque «lo principal es garantizar la seguridad de los conductores y de los operarios» que trabajan en reparar los daños. En el peor de los escenarios, los técnicos hablan de más de una semana. El margen dependerá, en gran medida, de la meteorología, porque las precipitaciones, igual que originaron el suceso, también pueden desestabilizar el terreno y complicar la solución técnica: una escollera que frene el avance del deslizamiento.
Por la mañana, el momento más conflictivo de la jornada, algunos conductores emplearon hasta cinco horas en completar los 12 kilómetros de autovía que separan Mogro de Polanco, el lugar donde la Guardia Civil impedía el paso y estableció los desvíos: de un lado, por la antigua nacional N-611 (a través de Requejada y Barreda), que también acumuló once kilómetros de retenciones; del otro, por la autonómica CA-330, que también sufrió el tráfico lento.
Los hechos ocurrieron entre las cinco y las seis de la mañana, cuando ningún vehículo transitaba por la calzada que se vino abajo dejando un socavón de tres metros de ancho en el carril derecho, poco antes del desvío hacia Cabezón de la Sal y Asturias. La razón: el talud que soportaba el peso de la plataforma de la autovía se vino abajo. A pesar de la gran pendiente que tiene el lugar, el corrimiento paró en la misma pared y no llegó a la zona urbanizada de la colonia de La Palmera, en Barreda. La tierra cayó justo al lado del gran muro de hormigón que se realizó de forma preventiva para proteger las viviendas y ampliar los carriles en la entrada a Torrelavega.
«Llevo hora y media atascado. Aquí nadie informa de nada. Los conductores salen de los vehículos y se preguntan qué ha podido ocurrir. Si nos lo llegan a decir, podríamos haber tomado otra vía», afirmaba uno de los primeros conductores afectados. Desde la Dirección General de Tráfico lamentaban que este incidente se produjese justo en el momento con más densidad de circulación del año. A los que usan la A-67 por motivos laborales, se suman los desplazamientos turísticos. Esto hace que el índice medio diario en las últimas jornadas haya rondado los 40.000 vehículos. Y, al menos para los que salen de Santander, la recomendación de la DGT es rodear la A-8 por Solares. Son 20 kilómetros más, pero probablemente se tardará menos.
«Ha pasado en un momento crítico y en un lugar crítico», apuntaba el responsable de Tráfico en Cantabria, José Miguel Tolosa. Porque los desvíos ya habilitados son los únicos existentes y no hay otras alternativas, aunque se hayan estudiado. Como habilitar el carril que ha quedado intacto -la autovía tiene dos por sentido-, pero se descartó por motivos de seguridad. Está demasiado cerca del socavón y un nuevo corrimiento podría, no solo provocar un mayor estropicio en la plataforma, sino también daños a los usuarios.
También está descartado, por lo menos en breve, el uso como salida de uno de los dos carriles de entrada a la autovía desde Torrelavega. Esto lo desaconseja la Guardia Civil porque «podría traer más prejuicios que beneficios» aunque, de prolongarse mucho la obra, se volvería a estudiar.
Ya se trabaja sobre el terreno La solución pasa por construir una nueva escollera para estabilizar la zona afectada
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