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Apostar por procesos de construcción industrializados –los conocidos módulos prefabricados– para levantar pisos de forma más «rápida, sostenible y eficiente». Ese es uno de los objetivos que se ha marcado el Gobierno vasco para suplir la enorme demanda de vivienda que acumula Euskadi. «El sector ... presenta déficits estructurales, como la falta de mano de obra, y se necesita mayor velocidad en los procesos de edificación. La industria de la construcción es la respuesta a esos desafíos y Euskadi tiene que tener su propia estrategia para liderar el cambio», ha sostenido este jueves el consejero de Vivienda y Agenda Urbana, Denis Itxaso, durante la presentación del 'Libro Blanco de la Vivienda Social Industrializada', un documento elaborado por Visesa y que busca convertirse en una guía de referencia para el sector.
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En un coloquio celebrado en la Terminal de Zorrozaurre, y en el que también participaron Carlos Quindós, director de Visesa, y Fernando Catalán de Ocón, presidente y fundador de Ciare (Conocimientos Imprescindibles de Arquitectura y Real Estate), el consejero ha reconocido que uno de los mayores desafíos es «derribar» la «percepción negativa de la ciudadanía» hacia lo prefabricado, ya que a veces se asocia con «una menor calidad o provisionalidad». «Estamos ante una oportunidad única para transformar el sector con una industria más inclusiva, adaptada a las demandas de sostenibilidad ambiental y capaz de ofrecer mejores condiciones laborales», ha añadido Itxaso.
Aunque la industrialización aún está en un estado embrionario en Euskadi –la primera promoción de vivienda pública prefabricada se levantará en Sopela– el objetivo de Visesa es que en 2036 el «75% de las promociones públicas incorporen elementos industrializados en su ejecución». De hecho, ya existen proyectos en los que se van a agregar instalaciones que han sido previamente fabricadas. Las 94 viviendas públicas que se prevén edificar en Ortuella tendrán, por ejemplo, estructura y fachada de hormigón prefabricado. El Departamento también contempla la instalación de baños modulares.
El libro de estilo recoge ejemplos de buenas prácticas arquitectónicas para demostrar que el proceso industrial «es el camino para reducir los plazos de ejecución y minimizar el impacto ambiental». En sus más de 400 páginas, recopila peculiaridades de este nuevo modelo de construcción: desde la altura máxima que pueden tener los edificios (nueve plantas) hasta la necesidad de grúas más grandes que permitan transportar materiales con un peso superior a los de la obra tradicional.
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