Multas de al menos 2.000 euros por llevar una navaja en zonas de ocio nocturno en Euskadi

Según lo acordado, a la Ertzaintza y a las policías locales se les va a encomendar que sean «más duras» en el decomiso de armas blancas. El argumento es que 2022 se cerró con la interposición de 968 denuncias a portadores de objetos punzantes. Supone un 19% más que en 2019, el año que el Departamento de Seguridad toma como referencia. Las alarmas habían saltado hace tiempo. El vicelehendakari Josu Erkoreka advirtió de la situación a comienzos de enero y el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, hizo lo propio justamente ayer, después de que se conociera que el pasado fin de semana la guardia urbana decomisó seis armas blancas y detuviera a 33 personas relacionadas con este tipo de sucesos.

La primera decisión, quizá no la última, ha sido la de modificar el marco sancionador. Se amplían las multas porque así lo permite la Ley de Seguridad Ciudadana. Hasta ahora no se estaban imponiendo las más duras posibles, pero eso cambia con el objetivo de que «las navajas se queden en casa» y no mediaticen el ocio, especialmente el nocturno. Las sanciones van a subir, incluso para los menores de edad, y se empezarán a aplicar una serie de cinco agravantes que pueden disparar las cuantías hasta un 500%.

Según lo acordado, la sanción por el uso de armas «reglamentadas» -con un filo de hasta diez centímetros- «en lugares o situaciones no permitidas» pasará de 602 a 1.000 euros, y la de las navajas prohibidas -más de once centímetros- se incrementa de los 900 a los 1.500 euros. A partir de aquí, la situación en la que se esgriman armas blancas en la calle marcará hasta dónde puede llegar la sanción: la multa se elevará un 100% cuando sea decomisada en establecimientos públicos y de ocio o en zonas de bares o botellones. Si el portador se encuentra bajo los efectos del alcohol o de las drogas se sumará otro 100%, lo mismo que si muestra actitud violenta (100%), con amenazas (100%) o las empuña de «modo negligente» (otro 100%).

En el caso de una navaja 'legal', la sanción por portarla puede elevarse desde los 1.000 hasta los 6.000 euros. En lo que respecta a las armas blancas no permitidas, esgrimirlas puede costar entre 1.500 y 9.000 euros según el nuevo baremo. En lo que respecta a los menores de edad, que tienen prohibido portar este tipo de objetos punzantes, su uso pasa a considerarse infracción grave y acarreará una multa de entre 300 y 600 euros en función de las circunstancias y la edad. La horquilla actual va de los 100 a los 600.

Endurecer las sanciones económicas no es el único paso adelante que las administraciones tienen en mente para hacer frente a la escalada de incidentes. Solo en enero la Ertzaintza registró 100 denuncias por portar o exhibir armas blancas en la vía pública, el 63% en Bizkaia. El pasado miércoles Josu Erkoreka reveló que el Departamento de Seguridad está analizando la posibilidad de exigir seguridad privada a las discotecas y bares de copas con un aforo inferior a 700 personas -la inmensa mayoría- que ahora no tienen esa obligación. Sería un primer paso que, de no atajar el asunto, daría paso a la instalación de detectores de metales.

Además, el alcalde de Bilbao también ha pedido implicación a los jueces. Este miércoles aprovechó la inauguración una zona de ocio para exigir «que quede claro que no andamos con tonterías» en lo que se refiere a las armas blancas. Aburto reclamó un mayor control en los comercios, que no se vendan objetos punzantes, especialmente a menores, «con libertad absoluta», pero, sobre todo, subrayó la necesidad de que se programen juicios rápidos contra navajeros para endurecer la respuesta en este ámbito. «Te detienen, te llevan al juzgado y te condenan», planteó.