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El Gobierno de Francia va a mantener inalterable su hoja de ruta para extender la alta velocidad hacia el suroeste del país. El trazado del TGV -el AVE galo- que conectará Burdeos con Toulouse y Dax empezará a construirse el año que viene y entrará ... en funcionamiento, si se cumplen las previsiones, una década después. El problema para España, y especialmente para Euskadi, es que el Elíseo insiste en aparcar la extensión del recorrido que debe unirlo a la futura 'Y' vasca. Pese a los insistentes llamamientos a acortar plazos realizados durante los últimos meses por Pedro Sánchez, el lehendakari Urkullu y la UE, Macron no cede. Las obras del enlace con Irún no arrancarán antes de 2037 y durarán en torno a un lustro.
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Aunque se veía venir, el encargado de ratificar oficialmente los planes del Elíseo ha sido el ministro de Transportes, Clément Beaune. Durante un acto organizado por el periódico 'Sud Ouest', que se edita en Burdeos, concretó los plazos de las obras del TGV y, sobre todo, lanzó un contundente mensaje a todos aquellos representantes institucionales que exigen premura a la hora de ejecutar el enlace con España por Euskadi. Francia no aceptará presiones, vino a decir. «No se cuestionará ni cambiará el calendario de la alta velocidad».
Si la 'Y' vasca se culmina en tiempo y forma -la última previsión habla de que el TAV podría empezar a circular en 2028-, su conexión con Francia será la próxima década la única pieza del puzle que falte para completar el Corredor Atlántico de alta velocidad (Madrid-Vitoria-París-Le Havre) . Se trata de una ruta que Bruselas define una y otra vez como «prioritaria» en sus planes ferroviarios para vertebrar el continente. «Prioritaria» en el lenguaje comunitario significa que debería estar concluida en 2030.
El tramo de la discordia, el Dax-Irún, es más importante aún para Euskadi y el grupo de comunidades del norte que lidera Iñigo Urkullu desde hace unos meses, al que se han adherido Cantabria, Asturias y Galicia. Extender la 'Y' vasca hacia Francia les supone abrir de par en par la puerta de los mercados europeos a sus mercancías, y esperar hasta 2037 para el inicio de las obras desborda la paciencia. Más si cabe sabiendo que las regiones del Levante, competencia pura y dura, tendrán lista la conexión con Europa por el pirineo catalán muchísimo antes. En ese 2030 que reclama la UE.
Los acontecimientos en torno al proyecto de la conexión Francia-Euskadi de alta velocidad se vienen sucediendo este curso tras años de parálisis. En enero la cumbre hispano-gala celebrada en Barcelona que lideraron Sánchez y Macron se cerró con un comunicado del Gobierno español en el que anunciaba un acuerdo bilateral para tener listo el Corredor Atlántico en 2030. EL CORREO desveló en febrero que los planes del Elíseo no son esos: un informe interno sobre el desarrollo ferroviario en el país pospone la entrada en servicio del enlace con la 'Y' vasca al menos hasta 2042.
14.300 millones
costará el trazado de alta velocidad del sudoeste francés; un 40% lo aportará el Gobierno nacional, otro tanto los regionales y el 20% la UE.
Un escenario temporal que confirma ahora el ministro de Transportes galo tras mes y medio de críticas en el que Moncloa, Ajuria Enea y la UE han intentado presionar sin mucho éxito. «La red de alta velocidad no puede depender del capricho de un estado», reclamó el lehendakari. «Le he pedido a Macron que lo reconsidere», dijo Sánchez. «Francia debe aclararnos algunos asuntos», añadió el portavoz comunitario de Transportes, Adalbert Jahn. Nada ha surtido efecto. Bruselas amenaza con sanciones económicas al país vecino si no acelera... pero también lo hacía con España cuando pedía que tuviera la 'Y' vasca acabada en 2020 y no ha habido multas.
De momento, lo único seguro es que a comienzos de 2024 el Gobierno francés empezará a dar forma a los 222 kilómetros del tramo Burdeos-Toulouse. A medio camino la ruta se bifurcará hacia Dax atravesando Mont de Marsan. A la hora de posponer la obra hasta Irún el Elíseo argumenta que lleva años mejorando la línea convencional que llega a la frontera, y que además ya es de ancho UIC, el que necesita el AVE para circular. Se trata de una vía en la que por mucha reforma que haya los trenes no superarán los 120 kilómetros por hora cuando el TGV puede llegar a 240.
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