Familias desde Madrid y un autobús de guipuzcoanos

En la otra cara de la moneda, se mantenía la esperanza de los ciudadanos de este lado de la muga que confiaban en poder regresar a casa con la primera dosis puesta, a sabiendas de que una vez que había saltado la liebre, las reglas del juego podían cambiar de un momento a otro. Y así fue. «Me he quedado un poco chafado, la verdad. Entiendo que quieran cortar el flujo, pero que lo hagan bien y que al menos mantengan la vacunación a los que ya teníamos la reserva hecha y que estábamos aquí», comentaba Diego Errandonea. Donostiarra de 30 años, estaba sorprendido por la cantidad de gente de este lado de la frontera que se había encontrado. Él había cogido cita poco después de ver la noticia en el periódico a primera hora del domingo. «Tenía para las 13.20 horas (de ayer)», pero según reconocía minutos después, al poco de llegar a las instalaciones le llegó el rumor de que no estaban permitiendo la vacunación si no se presentaba una documentación extra. «Y yo no la tenía», confesaba.

No fue el caso de Nekane, que acudió con su pareja con la misma intención que el resto de vascos. Sin embargo, en su caso sí pudo acreditar que su familia tiene una segunda residencia en Francia. «La chica de la entrada estaba encantada de que por fin algún español trajera una dirección francesa para poder pasar. Además nos han dicho allí que ha sido el propio Gobierno vasco el que ha pedido que no nos vacunen», señaló la joven, que fue de las pocas de este lado de la frontera que pudo regresar a casa con su primera dosis administrada.

Mientras que las personas que tenían cita para ayer tuvieron conocimiento de viva voz de las nuevas exigencias acordadas por los centros de vacunación transfronterizos, otros vascos con reservas ya cerradas para los próximos días recibieron un mail a través de la propia aplicación 'Doctorlib', en el cual se podía leer un texto que disipaba todo tipo de dudas: «Lamentablemente, su cita fue cancelada por el centro de vacunación».

La mañana de ayer también estuvo repleta de incógnitas, aunque se disiparon temprano, para los cientos de jóvenes vascos -en su mayoría guipuzcoanos- que ya han recibido la primera dosis en el país vecino y tienen reservada su cita para la segunda. «Lo lógico es que nos la mantengan. A fin de cuentas, no tenemos la culpa de este desorden administrativo», indicó Lucía, que se inoculó el pasado viernes.