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Ha sido 'maisu' y director de ikastola en su pueblo, Ermua, y pese a haber estudiado Filosofía y Letras no suele «filosofar más de la cuenta». Rodrigo Gartzia lleva 45 años en diferentes cargos en el Gobierno vasco. Ha pasado por las áreas de Sanidad, ... con Iñaki Azkuna al frente del Departamento; Educación y Comercio y Consumo, donde llegó a viceconsejero. En 2013 entró en Seguridad como director de Coordinación y hace diez meses, en plena pandemia, sustituyó a Gervasio Gabirondo como director de la Ertzaintza, probablemente el puesto más complicado hasta ahora. Tiene 64 años, es padre de tres hijos adolescentes y se ha vacunado con AstraZeneca.
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- A la Ertzaintza le toca ahora una de las labores más importantes para frenar la ola joven, con récord de contagios. ¿Evitar los botellones es posible?
- Bueno, tenemos que incidir en la prevención. El uso de la mascarilla ya se ha demostrado que es muy eficiente y es probablemente la herramienta que debemos de tener más a mano. El problema principal es la interacción con personas que no son de nuestra burbuja. Pero yo no haría sangre porque parece que toda la culpa es del botellón y de los jóvenes que hacen quedadas, no necesariamente para beber, sino que están en la calle e interactúan en parques, playas... Hay que hacer un llamamiento a ese esfuerzo colectivo y también individual, pero no sólo de los jóvenes. La Ertzaintza y las policías locales están para hacer cumplir lo que establece la ley y los mandatos de las autoridades.
ola de contagios
- Patrullas que disolvían aglomeraciones han recibido botellazos e insultos. Los agentes se quejan de que entre dos se enfrentan a cientos de jóvenes bebidos. ¿Hay suficientes medios?
- Medios tenemos los suficientes, pero al final las circunstancias con las que nos encontramos... Quiero recordar aquellos aplausos desde las ventanas y balcones de hace año y tres meses, cuando se felicitaba a los sanitarios y también a la Policía. Me enorgullezco, creo que la Policía vasca ha cumplido perfectamente con la labor que tenía encomendada. Si no se hubiese actuado, estaríamos en una situación de la pandemia mucho peor. En estos momentos, de la plantilla autorizada, que son 8.000, tenemos 7.100 y desde esta dirección tengo que gestionar esos efectivos y priorizar los servicios. Colaborar también con las policías locales y actuar con proporcionalidad. Primero, se informa por megafonía y con los rotativos. La mayoría de las veces se marchan y punto. En el caso de que permanezcan, se advierte de que están incumpliendo una orden de un agente de la autoridad. Y eso, hay que recordar, que sigue estando en vigor, por muchas sentencias que haya habido. Entonces, se interpondrá una denuncia que tendrá su recorrido administrativo. Y si esa desobediencia se convierte en una obstrucción a la labor policial o una resistencia, ahí vienen las detenciones.
- ¿Se ha perdido el respeto a la autoridad en la calle?
- Pues entiendo que no. En la primera época de la pandemia se interpusieron poco más de 20.000 denuncias. Somos 2,2 millones de habitantes en el País Vasco. No fueron tantas. Desde mayo de este año, ya cesado el estado de alarma, llevamos 2.665. El fin de semana pasado fueron 146, principalmente por incumplimiento del uso de la mascarilla, que si no me equivoco, fueron 36 y por reuniones multitudinarias en las que además añadía el consumo de alcohol en vía pública, 96. Por lo tanto, yo creo que sí, que la ciudadanía respeta a la autoridad pero la relación de la juventud con sus mayores y con las autoridades ha evolucionado, seguramente para bien, porque tampoco nos tenemos que quedar anclados en aquel régimen totalitario que algunos hemos conocido en nuestra juventud.
mascarilla en la calle
- Los alcaldes se quejan de que se les encomiende esa labor. Algunas policías locales, como Plentzia, Gorliz, Berango o Sopela, puntos habituales de botellón, carecen de servicio nocturno.
- Se les reclamó su colaboración para delimitar aquellos espacios que no se han de utilizar porque son susceptibles de aglomeraciones. O sea, impedir su paso con señalización en parques, playas, malecones, paseos marítimos... Para atender incidentes, si la Policía Municipal está desplegada, lo hace ella. Y si no, la Ertzaintza. Estamos perfectamente coordinados. La inmensa mayoría de policías locales ha suscrito un convenio marco con las funciones claramente delimitadas.
- ¿Puede la Policía evitar que un ciudadano de la edad que sea esté en la calle reunido por la noche sin haber un toque de queda? ¿No supera sus competencias?
- Bueno, en Euskadi está el estado de emergencia sanitaria declarado desde marzo del año pasado. Tenemos herramientas como el propio LABI y normas. Evidentemente, es más fácil actuar si se puede restringir la movilidad nocturna e incluso determinar el confinamiento perimetral, tanto local como autonómico. Igual lo que no se puede es prohibir, pero sí determinar que no se ha de estar en ese horario en esos espacios. Esa es la indicación de la autoridad y los agentes la van a hacer cumplir. Pero no lo asimilemos solo al botellón. Ese mismo problema se puede dar en domicilios, lonjas, txokos... Y ahí no lo vemos, no podemos actuar en todo. Las medidas se ponen porque son necesarias, tenemos que cumplirlas sin necesidad de que alguien tenga que recordárnoslas. No comprometamos el curso que viene también. Una de mis hijas se quedó sin poder hacer el Erasmus. Entiendo a los jóvenes que llevan año y medio... pero es lo que ha tocado.
-Desde que se liberalizó el uso de la mascarilla en exteriores, ¿han aumentado o descendido las multas por este concepto?
- La gente se ha confiado en exceso. La mascarilla tiene que seguir utilizándose en espacios cerrados y en el exterior cuando no se guarde esa mínima distancia. Incluso en las terrazas, en los momentos en los que no se consuma la bebida. Es nuestro mejor aliado, la tenemos que llevar siempre a mano y ponérnosla practicante de continuo. Claro, las sanciones han disminuido, porque ese control es mucho más complicado para un agente. No vas a estar con un centímetro que si estaba a metro y medio o no. Si la situación mejora, aflojas y si empeora, se aprieta. Pero las medidas que implanta el LABI no son el bálsamo de Fierabrás. La única panacea es cuidarse, mantener las distancias y evitar aglomeraciones.
- ¿Cree que fue un error quitar la mascarilla en la calle?
- Bueno, no voy a criticar las decisiones gubernativas, pero evidentemente hubiésemos estado seguramente en una situación mejor si se hubiese mantenido, porque al final estábamos más en guardia. Somos humanos y yo creo que es un aspecto que probablemente habría que revisar.
seguridad jurídica
- La sentencia del Constitucional que tumba el estado de alarma deja miles de multas en el aire. ¿Entiende que los ertzainas y policías locales se sientan «desmotivados»?
- Pues no, porque han hecho lo que tenían que hacer, las sanciones que se interpusieron están bien incoadas. Lo que no ha cuestionado el Constitucional en ningún caso es el contenido material de las medidas adoptadas. Es más una cuestión de forma jurídica que de fondo. Esas pocas personas que no hicieron lo que tenían que hacer, debían de ser objeto de reproche con una sanción. Entonces, bueno, pues a veces nos enredamos en formas jurídicas. También he escuchado al presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, que de alguna forma dice que interesa una mayor seguridad jurídica y una mayor clarificación. Y yo estoy completamente de acuerdo. Nosotros, en cuanto tuvimos conocimiento del pronunciamiento del Tribunal Constitucional, paralizamos la tramitación de los expedientes que estaban en curso del primer período de alarma. Y en esas estamos. Pero el resto de expedientes, los del segundo estado de alarma y los siguientes se están tramitando. También dice la sentencia que las denuncias que ya se han comunicado, tienen la condición de cosa ejecutada y no son susceptibles de ser revisadas.
- ¿Cuántas se han paralizado?
- Pues la mitad. De las 20 000, unas 10. 000 se resolvieron. Y más de 5.000 ya han sido cobradas.
-¿O sea, 10.000?
- Sí.
- ¿Qué opina de que los jueces interpreten una misma norma de forma diferente según las comunidades?
- Yo dirijo a la Policía, que está al servicio de la ley y de la autoridad judicial. Entonces no tengo ni que criticar ni interpretar lo que dicen los tribunales. Pero evidentemente, como ciudadano, no es deseable que haya pronunciamientos distintos en distintas comunidades sobre la misma cosa. Y sobre todo, teniendo en cuenta cuál es la situación. El derecho a la salud es un bien a preservar y que tiene importancia, al igual que el de la movilidad.
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