La paradoja de la FP en Euskadi: récord de alumnos pero sobran plazas en los grados con mayor empleabilidad

Muchas familias profesionales con una empleabilidad plena (fabricación mecánica, electricidad, electrónica...) tienen plazas libres. «Como país, es algo que no nos podemos permitir», señala Elgeta, teniendo en cuenta, además, que «el 80%» de los puestos de trabajo para hacer frente a los retos del futuro, a corto y medio plazo, van a precisar de competencias STEAM (científicas, tecnológicas, matemáticas e ingenieras). La solución, por tanto, para reducir ese desfase entre las necesidades de las empresas y la oferta de la FP pasa por mejorar y optimizar la orientación. «Tenemos que hacer un esfuerzo por orientar a los alumnos a titulaciones con alta empleabilidad y proyecciones de futuro».

El diagnóstico se ha realizado este lunes en una rueda de prensa para presentar la octava edición de los premios Hetel al talento en la FP, que cuenta con la colaboración de BBK y Euskaltel Fundazioa. El galardón se entregará el próximo 6 de noviembre a LKS Netx, P4Q Electronics e Igor González de Galdeano.

La pregunta es ¿cómo paliar la falta de talento que ya padecen muchas empresas? La FP ya se prepara para ese escenario con dos herramientas «clave». Por un lado, la formación dual para todo el alumnado; es decir, que los estudiantes compaginen la formación teórica con prácticas en empresas. Este eje es ya una prioridad del Gobierno vasco, que en el VI plan de FP, presentado el pasado mes de marzo, se fija como objetivo lograr que el 100% de alumnado tenga formación dual en 2026 (actualmente sólo el 25% opta por este itinerario).

La segunda 'arma' con la que cuenta la Formación Profesional son los cursos de especialización, el equivalente a los másteres universitarios. Se trata de cursos que se realizan una vez se acaba el grado superior o medio. Hetel cuenta con nueve cursos de diferentes sectores en los que se forman cien alumnos.

En el acto de este lunes han estado presentes dos alumnos del centro Politeknika Txorierri, donde cursan la especialización en Robótica Colaborativa, un campo en expansión «que ha venido para quedarse». Básicamente, consiste en derribar las barreras entre los robots y los operarios, lo que contribuiría a la optimización de los espacios, la seguridad y a facilitar la programación de las máquinas. La especialización tiene una duración de un curso. A partir de noviembre, los alumnos tienen dos días de clase y los otros tres los pasan en empresas.