«Los disparos se oían muy cerca», relatan los vecinos de la mujer que murió por una bala perdida en Deba

«'Satur' y yo nos conocíamos de toda la vida. Era una mujer muy 'jatorra', muy del pueblo, que dedicaba todo su tiempo al cuidado de su hijo Jose», en silla de ruedas por una grave enfermedad, aseguraba Alba, a quien el instinto le hacía presagiar que aquella fatídica bala «tuvo que rebotar en algún lado». «Por cómo es la zona y teniendo en cuenta que el disparo solo puede ir hacia abajo, es lo único que se me ocurre», afirmaba mientras repetía una y otra vez que lo sucedido se trataba de una «auténtica desgracia que nos ha dejado a todos hechos polvo en el pueblo».

Sin apenas poder articular palabra y con lágrimas en los ojos, una vecina del séptimo piso del número 27 de la Maxpe kalea donde vivía 'Satur' recordaba que «la mala suerte se ha cebado con esta familia». Su marido murió hace unos cuantos años y Jose, el mayor de los dos hermanos, «está muy enfermo, tanto que es completamente dependiente», explicaba esta mujer que se encontraba en su vivienda acompañada de su nieto cuando ocurrieron los hechos.

«Habían estado aquí comiendo 'Satur', Jose y Javi, que es el hijo pequeño. Cuando este se marchó es cuando pasó todo y fue Jose quien dio la voz de alarma», narraba la vecina que llevaba 25 años compartiendo bloque con la fallecida. «Hemos estado juntas desde que quitaron el cuartel. Te puedes imaginar cómo lo estamos pasando...».

En Deba todos coinciden en que 'Satur' era «una gran persona». A pesar de que la grave enfermedad de su hijo apenas le permitía hacer planes, «solíamos verla de vez en cuando paseando con sus amigas por la ría», reconoce Ángel Egaña. «Su marido era de mi cuadrilla y teníamos mucha amistad. Cuando nos cruzábamos hablábamos mucho y la verdad que era encantadora», destacaba.

En uno de los bares de la localidad, varios vecinos se encontraban leyendo la noticia en el periódico. «Era una mujer encantadora que en su día se dedicaba a limpiar casas», aseguraban los conocidos de la familia. «Mi madre vive justo en el piso de debajo y, aunque vemos mucho movimiento de efectivos, seguimos sin creernos que esto haya podido pasar aquí», expresaba Alfonso Martín. «Ha sido una pena tremenda, algo inexplicable. Goian bego», concluía.