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Patricia Rodríguez
Martes, 19 de diciembre 2023, 00:49
La muerte de una mujer de 75 años vecina de Deba que falleció este domingo por el impacto de una bala perdida que entró en su casa y la alcanzó en la cabeza ha causado una gran conmoción en el municipio costero, que ayer ... amanecía incrédulo ante lo sucedido. La Ertzaintza ha abierto una investigación para esclarecer las causas de este trágico suceso. El origen del disparo estaba en una batida de jabalíes que un grupo autorizado estaba llevando a cabo en una zona próxima. Agentes de la Policía Científica de la Ertzaintza peinaban ayer la zona en un amplio dispositivo para dar con el origen exacto del disparo y la trayectoria que pudo dibujar la bala mediante la utilización de drones y otros elementos de medición, como sensores láser, para triangular la zona. De momento no ha trascendido una hipótesis oficial de la Ertzaintza que pueda explicar esta tragedia.
Desde la Federación de Caza de Gipuzkoa afirman por su parte que «los accidentes entre cazadores son más habituales», pero «nunca habíamos oído algo así. Es muy difícil de entender lo que ha pasado. Es una posibilidad entre un millón que entre por la ventana y justo alcance a una mujer en la cabeza», señala a este periódico el coordinador de la Federación guipuzcoana de Caza, Aritz Eceiza. La ley fija en 200 metros la distancia de seguridad para cazar en núcleos urbanos. «En esta distancia no puede haber escopetas o rifles deambulando. Además el tiro, que puede alcanzar los 600-800 metros, siempre tiene que ir dirigido al exterior, nunca se puede disparar en dirección al núcleo urbano», explica.
El accidente se produjo sobre las 15.00 horas de este domingo, cuando la mujer se encontraba en su casa, en el primer piso de un bloque de viviendas. En ese momento, una bala impacto contra la ventana e hirió en la cabeza a 'Satur', de 75 años, oriunda de Extremadura pero que lleva muchos años residiendo en la localidad guipuzcoana. Según la información de la Ertzaintza, los servicios de emergencia acudieron a la casa para atender a la víctima después de que sus familiares alertasen de que se encontraba en el suelo con una lesión sangrante en la cabeza, y la trasladaron al Hospital Donostia, pero posteriormente falleció debido a la gravedad de la herida.
La Diputación de Gipuzkoa colabora «codo con codo» con la investigación de la Ertzaintza para «aclarar responsabilidades». En la batida participaban unas 25 personas, a las que se tomó declaración en las dependencias policiales de Eibar y por el momento no se han producido detenciones.
En Gipuzkoa hay un convenio que regula la caza mayor, para dos especies de las que hay sobrepoblación en estos momentos, los jabalíes y los corzos. Es la Federación de Caza de Gipuzkoa la que se encarga de realizar las batidas, con la autorización de la Diputación y cumpliendo con las medidas de seguridad establecidas. En cada cuadrilla hay un responsable de grupo y es quien dirige y da instrucciones a la batida, en la que participan un mínimo de 10 integrantes y un máximo de 60. Asimismo se encarga de dar de alta la batida en una aplicación de la Diputación, donde queda registrada y la zona de caza se señaliza con la advertencia 'Cuidado, batida'.
Este grupo de cazadores se encontraba en la mancha de Iztiña de Deba, en los alrededores del bosque Ozkio. Según explica Eceiza, Gipuzkoa cuenta con alrededor de 630 manchas, esto es, zonas de caza controladas y «cada cuadrilla o cada unidad de gestión cinegética, (en torno a las 30 en el territorio), tiene atribuido un número determinado de manchas, que es el área más reducida donde se da la batida -pueden extenderse entre las 100 y las 500 hectáreas-». La bala, que puede alcanzar «entre los 600 y los 800 metros» tiene que quedar enterrada en el terreno, según expone la ley.
«Hay que enterrar los disparos, tienes que ver dónde va a terminar esa bala», explica, dando cuenta que «un jabalí no mide más de un metro y los tiros siempre van al suelo, la bala va al ras», por lo que no descarta que «la bala haya podido chocar con algo y haya rebotado» provocando este trágico «accidente».
La noticia de la muerte de la vecina de Deba por esa bala perdida ha causado un gran pesar entre los miembros del grupo de caza que participaron en la batida, que remarcan que cumplían con todas las normas de seguridad exigidas. La bala disparada por alguno de los más de 25 miembros de esta cuadrilla se habría desviado por causas que se investigan, y acabó impactando en una ventana del primer piso del inmueble de viviendas, que antiguamente fue casa cuartel de la Guardia Civil de Deba. La peor fortuna imaginable quiso que el proyectil no solo atravesara la ventana sino que impactara contra la mujer que habitaba la casa.
Según explica Álex Aranzabal, propietario de la armería AYA Aguirre y Aranzabal, «los dos tipos de rifles más habituales para la caza mayor son el de cerrojo y el rifle express. La diferencia es que el primero lanza una bala con una gran precisión de disparo y el segundo lanza dos disparos rápidos, más utilizado para animales peligrosos».
Así como en la escopeta el calibre 12 es el más utilizado, para el rifle «la variedad es enorme» y «como solo disparan un proyectil pueden ir muy lejos, hasta alcanzar los 2 kilómetros. Si rebota es peligrosísimo». Aranzabal reconoce que «una bala perdida es algo que ocurre muchas veces» aunque defiende el «control exhaustivo» que existe en este tipo de actividad.
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