Darpón, el médico gestor

«Hace 41 años, fui uno de los 10 médicos que nos presentamos para ocupar alguna de las seis plazas que se ofertaban en un hospital de una ciudad de la costa mediterránea. Las ganaron seis médicos del centro. Los demás nos volvimos a casa». El exdirector del Plan vasco del Sida, Daniel Zulaika, jubilado hace dos años, cuenta del consejero que es, «como todos, un hombre con sus defectos y virtudes, pero si hay dos características que le definen es su honradez y que es un excelente profesional. Lo que ha ocurrido se ha dado y se da en los servicios públicos de Salud, pero sí puedo decir que este consejero ha sido el primero que se ha empeñado en acabar con ello».

Jon Darpón Sierra (Bilbao, 1959) se licenció en Medicina por la Universidad del País Vasco (UPV), realizó un postgrado en la Universidad inglesa de Newcastle y dio las primeras muestras de su «humanismo y generosidad», cuando en el segundo ciclo de carrera sacrificó sus vacaciones de Navidad para trabajar como voluntario en la leprosería de Fontilles (Alicante). «Podría ir al palco de San Mamés, pero yo me lo he encontrado en una cafetería viendo el partido por televisión», cuenta un experto en comunicación que le define como «un hombre de valores».

Su carrera profesional continuó después en las Urgencias de los hospitales de Cruces y Galdakao, donde adquirió experiencia en la atención de crisis. «Es un hombre más técnico que político. Hubiera sido un gran médico, pero apostó por la gestión y acertó», valora el director gerente de este último centro, Jon Guajardo. «Será de las dos o tres cabezas con mayor cualificación y capacidad de trabajo que conozco. Podría estar donde le diera la gana, pero dejó la sanidad privada y apostó por lo público», resume el gestor.

La actividad laboral de Darpón continuó por el servicio de Trasplantes de Euskadi, a donde llegó en 1993 como coordinador del programa del hospital de Cruces. «Entonces teníamos un índice de 21 donantes por millón de habitantes y cuando se marchó, en 1998, llegamos a 43. En esos cinco años, duplicamos los resultados», valora el actual coordinador del programa de Euskadi, Joseba Aranzabal, que destaca al exconsejero como padre del actual programa de trasplante hepático.

Fueron sus últimos días junto a los pacientes y los primeros como gestor. De ahí, pasó a ocupar distintos puestos en Osakidetza, desde director médico de Txagorritxu a la dirección de Asistencia Sanitaria de Osakidetza y la gerencia del hospital de Basurto, que frenó su carrera en la red pública. El Gobierno de Patxi López no contó con él en 2009 posiblemente por ser el único gerente hospitalario con carné del PNV; y el IMQ lo aprovechó para ponerle al frente de su red asistencial.

«Tuve la suerte de pillarle con el semáforo en ámbar y le fiché», recuerda José Andrés Gorricho, exconsejero director de la aseguradora. El lehendakari, Iñigo Urkullu, le recuperó para la gestión pública en 2012 y en la crisis de la OPE se ha convertido en su principal valedor.