Los otros casos que cercaron al Gobierno vasco

El 'caso Greaves' surgió cuando cientos de ciudadanos vascos reclamaron la devolución del dinero invertido en un producto financiero complejo que carecía de fecha de vencimiento y sólo podían venderse en el mercado secundario a otros inversores. El problema fue que el producto había perdido gran parte de su valor al no haber demanda debido a su carácter perpetuo. El PNV se quedó solo en defensa de la gestión de Greaves y echó en cara a la oposición que actuara con «hipocresía» y buscara exclusivamente el «desgaste» del Gobierno de Urkullu.

Otro caso sonado fue el de la entonces consejera de Cultura Miren Azkarate en 2008. A final de ese año, la mayoría del Parlamento pidió su marcha por varios escándalos en el Guggenheim y en el Museo Balenciaga. En la pinacoteca bilbaína, según las comisiones de investigación, hubo un desfalco de 557.000 euros y una pérdida de 8,3 millones de euros por la compra de divisas. Además, la exconsejera fue acusada de dejación en la gestión de los recursos públicos empleados en el proyecto del Museo Balenciaga. A pesar de que la mayoría parlamentaria votó a favor de la petición de dimisión, Azkarate siguió en su puesto con el respaldo personal del lehendakari Juan José Ibarretxe. Sin embargo, su mandato quedó ya gravemente marcado.

En 2003, la consejera de Educación, Anjeles Iztueta (EA), estuvo en el punto de mira tras la polémica suscitada en torno a una circular en la que se calificaba de «inmigrantes» a los alumnos españoles procedentes de fuera del País Vasco. En aquella ocasión, el Parlamento rechazó sendas mociones de censura del PP y del PSE-EE contra Iztueta. Los grupos que apoyaban al Gobierno, PNV, EA y EB/IU, y SA (antigua Batasuna), votaron en contra de las dos mociones, que fueron respaldadas por populares y socialistas.

El motivo concreto de las mociones fue la circular del Departamento de educación en la que se recomendaba a los centros que escolarizasen a los alumnos inmigrantes -consideración que se dio a todos los provenientes de fuera de Euskadi- matriculados fuera de plazo en los modelos bilingües. El lehendakari Juan José Ibarretxe fue quien asumió la defensa de su consejera, y en su intervención acusó al PP y al PSE-EE de actuar creando una «crispación permanente en torno a cuestiones centrales del autogobierno» vasco.

Hay que echar la vista atrás otros veinte años para la escenificación de otro intento de moción de censura a un consejero, la primera en la historia del Parlamento vasco. Ocurrió en 1999 contra Javier Balza, que ocupaba la cartera de Interior y que fue duramente criticado por pedir al Gobierno central «compensaciones» para ETA por la detención de la terrorista Belén González Peñalba, 'Carmen', inmersa en aquel momento en los contactos del Ejecutivo con la banda. El texto de la iniciativa, firmado por el portavoz parlamentario del PP Leopoldo Barreda apenas tuvo cuatro líneas: «Los parlamentarios firmantes entienden que el señor consejero no es capaz de cumplir con el cometido y las funciones, en particular las más directamente relacionadas con la seguridad, encomendadas al responsable del Departamento de Interior del Gobierno vasco». En esa ocasión el PP se quedó solo a la hora de seducir al resto de partidos de la oposición para acabar con el entonces titular vasco de Interior. En aquella votación, el PNV, HB y EA apoyaron a Balza, mientras que el PSE, IU y UA se se abstuvieron.