![El consumo de antidepresivos en Euskadi se incrementa un 40% en la última década](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/05/13/soc-consumo-antidepresivos-euskadi-incrementa-khuH-U22097204006TOE-1200x840@El%20Correo.jpg)
![El consumo de antidepresivos en Euskadi se incrementa un 40% en la última década](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/05/13/soc-consumo-antidepresivos-euskadi-incrementa-khuH-U22097204006TOE-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Cada vez son más las personas que toman antidepresivos en Euskadi. En los últimos diez años el consumo de estos psicofármacos se ha disparado un 40%. En 2014 se consumían cada día en el País Vasco 128.641 dosis de estos preparados para mejorar el ... ánimo. En 2023 esta cifra había aumentado hasta las 166.952 unidades ingeridas por jornada, según las cifras que figuran en el último Boletín de Farmacovigilancia publicado por el Gobierno vasco. El propio Departamento de Salud tiene en marcha una investigación para aclarar a qué se debe el importante aumento en el consumo de estos preparados.
La depresión es uno de los trastornos más extendidos entre la población. Solo el pasado año en Euskadi se diagnosticaron 3.224 nuevos casos de depresión en la red de Atención Primaria (1.730 en Bizkaia, 1.079 en Gipuzkoa y 415 en Araba). Este síndrome se ha convertido en una de las principales causas de discapacidad. En el País Vasco las bajas por problemas de salud mental -la depresión y la ansiedad son las más comunes- crecieron un 51% con respecto al 2019, el año previo a la irrupción del covid.
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Según los datos facilitados a finales del pasado año por la consejería de Salud, una de cada cinco mujeres vascas mayores toma tranquilizantes. En el caso de los hombres son el 13,4%. Su consumo es más habitual según las personas cumplen años. Al 40% de las féminas de más de 40 años les han prescrito antidepresivos al menos en una ocasión a lo largo de su vida, según figura en la última Encuesta sobre Adicciones de Euskadi.
21,2 %
de las mujeres vascas tienen prescritos antidepresivos. En el caso de los hombres el porcentaje es del 13,4%.
166.952 dosis
de tranquilizantes se consumen cada día en Euskadi, casi 40.000 más que hace diez años.
Esto es significativo porque se trata de fármacos recetados por un facultativo, no de compra a demanda. La persona que los toma ha acudido a consulta y ha sido el personal médico el que, tras atenderla y valorar su estado de salud, le ha indicado estos preparados con un fin terapéutico.
Los expertos consultados coinciden en que detrás de este aumento del 40% en el consumo de antidepresivos en Euskadi en la última década «no hay una sola causa». Iñaki Zorrilla, presidente de la Sociedad Vasco-Navarra de Psiquiatría, apunta en primer lugar que en la actualidad hay un mayor acceso a estos fármacos. «Hace diez años había cierto rechazo social a que te los prescribiesen. Ahora, en cambio, existe una mayor aceptación social. Ha habido un cambio cultural», valora.
Ana González-Pinto, catedrática de Psiquiatría en la UPV/EHU, comparte gran parte de este argumento. «Se ha reducido el estigma social de la enfermedad mental. Antes había gente con estos problemas que no acudía al sistema de salud en busca de ayuda. Ahora sí lo hacen», explica. Y pone un ejemplo de este cambio de mentalidad. «Los jóvenes se acercan ahora con más facilidad cuando tiene un problema de salud mental. Antes era menos habitual verles en consulta».
Manuel Martín, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, indica que «si en los últimos años se están diagnosticando un mayor número de casos de depresión y ansiedad es lógico que aumente también la prescripción de fármacos para tratarlas». Recuerda además que los antidepresivos se emplean además para muchos casos de ansiedad, no solo los de depresión.
Otra gran causa a la que atribuyen este mayor consumo de psicofármacos se debe al impacto que ha provocado en la población los acontecimientos de los últimos años. «Las crisis sociales que hemos vivido en tiempos recientes han sido terribles. A la económica le siguió una pandemia como no se había visto desde la gripe española. Son situaciones sociales que repercuten en nuestra salud mental», detalla Zorrilla. González-Pinto subraya además que la etapa del covid y las restricciones que se aplicaron durante ella ha tenido una relación directa en el aumento de casos de depresión en especial en «jóvenes, mujeres y mayores».
Precisamente, el envejecimiento de la población, añade la catedrática de Psiquiatría, es otro factor que está detrás de este incremento en el consumo de antidepresivos. «Cuanto más vivimos el riesgo de sufrir este tipo de patologías también aumenta».
Otra causa, completa Zorrilla, es que a día de hoy «se están medicalizando situaciones de la vida» que generan desazón. «Resulta más sencillo tomar una pastilla que recurrir a otro tipo de abordajes para superar ese malestar. En ocasiones son situaciones que lo que necesitan es tiempo para sobreponerse a ellas más que un fármaco», señala.
Los tranquilizantes se recetan tanto desde Atención Primaria como desde la Red de Salud Mental. En el primero de estos dos niveles asistenciales se atienden los trastornos de leves a moderados, mientras que en el segundo abordan los que van de moderados a graves. «Los antidepresivos son fármacos prescritos por los médicos y hay que realizar un seguimiento del paciente para ver su evolución», subraya.
La OMS afirma que una de cada cuatro personas sufrirá algún episodio de trastorno mental a lo largo de su vida. La depresión y la ansiedad son los más comunes. A esto se suma que tienen una repercusión importante en la pérdida de la calidad de vida de las personas que los sufren. La prevalencia de este trastorno en Euskadi ronda los 44 casos por cada 1.000 habitantes; esto es que hay cerca de 100.000 personas diagnosticadas.
¿Debe abordarse este consumo creciente? Los expertos consideran que la respuesta debe darse en varios ámbitos. «Debemos implicar al mundo sanitario, pero también al educativo y a los agentes sociales. Es una cuestión que se debe tratar entre todos. En los colegios, por ejemplo, sería importante facilitar a los alumnos herramientas de resolución de conflictos y de bienestar emocional para que cuando tengan situaciones difíciles en su vida puedan hacer uso de ellas», valora Zorilla. González-Pinto, por su parte, destaca la efectividad de la psicoterapia así como la incorporación de estilos de vida saludables y mecanismos de relajación para abordar los casos leves de depresión.
Martín defiende la función de los preparados empleados en psiquiatría y lamenta que «estén bajo sospecha», algo que no ocurre con otros principios. «Si te dicen que sube el consumo de fármacos para tratar el cáncer a la gente no le llama la atención. Le parece bien. Ahora, sí de lo que hablamos es de psicofármacos la cosa cambia. ¡Ni que las personas que los toman lo hiciesen por gusto! Se les prescribe para tratar un problema de salud mental».
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