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«El Gobierno podría pactar con Bildu. Esa vida que han descubierto en Venus no es vida inteligente, es una bacteria tóxica y con mal olor. Como el que desprende un posible acuerdo con los de Otegi, que, a cambio de votar los Presupuestos, habría ... pedido beneficios para presos y concesiones territoriales», dijo Ana Rosa Quintana en su programa el 15 de septiembre. La estrella de las mañanas de Telecinco se agarraba a una noticia científica que se había dado a conocer pocas horas antes, y que había entendido mal, para arremeter contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Pero, vayamos a lo que importa, ¿hay vida en Venus? La respuesta rápida y corta es: no hay pruebas que lo demuestren.
Venus es un planeta muy parecido en tamaño al nuestro, pero muy diferente. Hasta principios del siglo pasado se especuló con que, bajo las nubes que ocultan su superficie a nuestros ojos, podía haber un mundo cálido y húmedo, repleto de vida. La exploración espacial reveló, sin embargo, que sufre un efecto invernadero desbocado, tiene una atmósfera corrosiva y temperaturas superficiales de 470º C, suficientemente altas como para fundir el plomo. Venus fue el primer planeta en el que aterrizó una nave humana, la 'Venera 7' soviética el 15 de diciembre de 1970: sobrevivió 23 minutos en un infierno donde se consideraba imposible que hubiera vida.
Hace un mes, sin embargo, un grupo internacional de investigadores anunció en la revista 'Nature Astronomy' que, con los telescopios James Clerk Maxwell y ALMA, habían detectado fosfano en la atmósfera de Venus. Los autores no tenían una explicación para la presencia de un gas que en la Tierra únicamente generan algunos microbios y la actividad industrial humana. Apuntaban que en Venus su origen podía ser un proceso geoquímico o fotoquímico desconocido, aunque también podría deberse, como en nuestro planeta, a actividad microbiana. En cualquier caso, indicaban, hace falta mucha más investigación para dar con la respuesta. Eso fue todo. A partir de ahí, empezó a hablarse del hallazgo de indicios de vida en Venus.
Los planetólogos especialistas en Venus están encantados con que 'su' mundo atraiga una atención pública que casi siempre acapara Marte. Pero, al mismo tiempo, reconocen que la presencia de fosfano -que a fecha de hoy algunos investigadores ponen en cuestión- no implica que exista vida. Los autores del hallazgo citan esa posibilidad porque no saben de dónde sale ese gas, pero anteponen a la actividad biológica procesos geoquímicos y fotoquímicos desconocidos. Navaja de Occam mediante -entre varias explicaciones, la más sencilla suele ser la más probable-, los microbios no parece que vayan a ser el caballo ganador.
Una afirmación extraordinaria requiere una prueba igualmente extraordinaria, que diría Carl Sagan. Y el fosfano no es a día de hoy lo que los científicos consideran un biomarcador, una molécula producida exclusivamente por la actividad biológica; es decir, cuya existencia demostraría que hay vida. Lo mismo pasa con la posible existencia en Marte de metano, que puede ser de origen biológico -el ganado es en la Tierra el generador de buena parte de ese gas de efecto invernadero-, pero también geológico. Así que que haya metano en Marte, una cuestión todavía abierta, no implica que haya vida. Por si eso fuera poco, cuando anunciaron el descubrimiento del fosfano de Venus, los autores del hallazgo incluyeron en una diapositiva la siguiente frase: «No estamos diciendo que hayamos encontrado vida en Venus». Más claro, agua.
Como puede achacarse a procesos abióticos, descartar estos como el origen del posible fosfano venusiano y apostar por la vida es dar un triple salto mortal sin red. Ni sus descubridores ni la mayoría de los astrobiólogos creen que, de existir, demuestre que el mundo vecino está vivo. «La noticia de mi muerte fue una exageración», indicó Mark Twain a un diario estadounidense en mayo de 1897, tras la publicación de su supuesto fallecimiento. Pues lo mismo pasa con el hallazgo de vida en Venus, sin menospreciar la importancia que tendría un descubrimiento de ese calibre. Porque, tanto si la vida en otro mundo tiene las mismas bases biológicas que la de la Tierra como si no, sería un hallazgo revolucionario.
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