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La calidad del aire en Euskadi «sigue mejorando». Es la conclusión que extrae el Gobierno vasco del último informe sobre contaminación atmosférica elaborado a partir de mediciones hechas en 2020. La buena evolución, no obstante, no es ni constante ni igual en toda la comunidad ... y tiene mucho que ver con el parón general obligado por la pandemia. Existen puntos grises en los que el repunte de algunos gases llega a superar el nivel recomendable, detectados en Erandio, Durango y Valderejo, según el balance del Ejecutivo. Dos entornos urbanos con concentraciones de industria y tráfico intenso y un paraje natural.
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Las autoridades realizan una medición constante de la situación a través de una red de control compuesta por 54 estaciones. Cada una de ellas analiza los niveles de dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, monóxido de carbono, ozono, partículas (PM10 y PM2,5) y benceno. «El análisis de los datos refleja que se cumplen los límites establecidos en la normativa y que la tendencia es positiva», avanza el Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente. Los niveles de los dióxidos de azufre y nitrógeno estuvieron durante todo el año 2020 en orden. En lo que se refiere a las partículas, capaces de llegar a los pulmones y causar daños, la concentración media «muestra un descenso progresivo en los últimos años».
No pasa lo mismo con los otros tres elementos contaminantes. En el caso del monóxido de carbón, aunque «las medidas son muy bajas en todas las estaciones», sí que se registraron «valores horarios más altos en la estación de tráfico de Erandio, situada cerca de la carretera BI-711», reconocen las mismas fuentes. La localidad es uno de los puntos grises del mapa de la calidad del aire en el País Vasco y los vecinos lo han denunciado ante la Fiscalía, que ayer mismo les comunicó que ha abierto una investigación por «los episodios contaminantes» que se registran en el municipio. Desde la asociación Erandioko Auzokideok aseguran que «la situación ha empeorado. Hemos tenido que ser los erandiotarras los que nos hemos tenido que movilizar», critican.
También se han registrado picos de los niveles de O3, conocido como 'ozono malo', en Valderejo, Álava. Allí, en pleno parque natural, «se superó el valor objetivo para la protección de la salud humana un máximo de 25 veces por encima de 120 microgramos por metro cúbico», cuantifica el Gobierno vasco que, no obstante, puntualiza que no superan el umbral a partir del que «se alerta a la población». Se trata de un fenómeno llamativo. Algunos estudios apuntan a que la acumulación de este componente tiene que ver con el aumento de las temperaturas por el cambio climático y que se nota más en zonas limpias. «Es algo sistemático que no sabemos muy bien a qué obedece», admite un portavoz de Ekologistak Martxan en Álava.
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El tercer contaminante cuyos valores se vigilan con especial cuidado en Euskadi es el benceno. Pese a que «las medias anuales son bajas y están dentro del límite que marca la normativa», hay una zona en la que este gas mantiene en vilo a autoridades y vecinos: Durango. Allí, a finales del año 2017 se detectaron niveles muy altos cerca de una zona industrial con viviendas muy próximas. Se descubrió que el principal origen de las emisiones era un proceso de fundición que se desarrollaba en dos empresas de la zona. Ambas introdujeron medidas correctoras que se demostraron insuficientes, por lo que en febrero de 2021 el Gobierno vasco solicitó un nuevo plan de acción. Los últimos muestreos, a falta de todos los resultados del Laboratorio de Salud Pública, arrojan valores más halagüeños.
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