Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
La impresión de que las estaciones se han descontrolado es cada vez más real. Temperaturas anormalmente altas en pleno febrero, árboles que floran en invierno, aves que emigran de forma extraña, insectos que aparecen cuando no toca. El tiempo anticiclónico durante este invierno ha adelantado ... los ciclos de la vida natural y eso no es bueno. «Un invierno con temperaturas anormalmente altas y muy seco empeora las condiciones de una nueva temporada de cría para las aves», advierten desde la Sociedad Española de Ornitología, SEO/BirdLife.
El impacto de unas condiciones meteorológicas más propias de primavera, afecta especialmente a los pájaros sedentarios, es decir, a los que no migran. «Son más proclives a adelantar la reproducción y favorecer que haya varias nidadas o puestas en especies como el serín verdecillo, el mirlo común, el verderón común, la tórtola turca o la paloma torcaz», detallan desde el colectivo que lleva 15 años recopilando datos para conocer el comportamiento de las aves y detectar variaciones que los correlacionan con los efectos del cambio climático. Ya se han detectado nidadas de estas especies, un fenómenos que lejos de ser una buena noticia «genera desajustes en el desarrollo normal de las crías». «De hecho, previsibles cambios drásticos en las condiciones meteorológicas en las próximas semanas, propios de la primavera, pueden hacer fracasar algunas puestas», alertan desde SEO/BirdLife.
Incluso en el desajuste entre insectos polinizadores que se activan por la altas temperaturas y disponibilidad de flores tiene consecuencias tanto en las siguientes generaciones de insectos como de frutos y semillas en las plantas. «Esto repercutirá en los recursos disponibles para la supervivencia de las aves insectívoras y frugívoras, y condicionará el desarrollo de los pollos de muchas especies».
En los meses de febrero y marzo algunas especies como las grullas o los gansos abandonan la Península rumbo al centro y norte de Europa. En cambio, otras muchas que pasaron el invierno en África como la golondrina, el avión común, el cernícalo primilla, el milano negro o el críalo regresan en esta época a las tierras ibéricas para reproducirse. Según explica Blas Molina, técnico del área de Ciencia Ciudadana de SEO/BirdLife, «la fecha de llegada o partida de las aves, la reproducción, floración, fructificación o aparición de los insectos – conocido como fenología–, puede variar cada año dependiendo de las condiciones meteorológicas, lo cual es un fenómeno normal.
De momento, es demasiado pronto para valorar la llegada de especies que pasan el invierno en África, pues la fenología de cada una de las especies depende de diferentes variables como las condiciones en las zonas de invernada y durante la migración. Por ejemplo, el estrecho de Gibraltar y el mar Mediterráneo funciona como una puerta de entrada a Europa, y el predomino de vientos de Levante con tiempo anticiclónico afectan al cruce de aves entre continentes».
Otras barreras como las montañas son puertas el paso migratorio de aves, como es el caso de los Pirineos. Así, especies como las grullas, con buenas condiciones meteorológicas, reducen sus paradas en humedales como la laguna de Gallocanta o el embalse de la Sotonera para cruzar esta cordillera rumbo al centro y norte de Europa. En cambio, cuando predominan las malas condiciones meteorológicas sus paradas en estos humedales son más largas, a la espera de mejores condiciones ambientales.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.