Muchas caídas, alguna que otra coz y un buen puñado de contusiones en un rapidísimo y accidentado séptimo encierro de San Fermín. Los toros de José Escolar han completado en 2 minutos y 17 segundos un recorrido limpio, sin cornadas, pero marcado por las numerosas caídas, con tramos que dejaron escenas peligrosas, sobre todo en Mercaderes. El parte médico arrojó al menos siete personas trasladadas al hospital, todas ellas por contusiones, sin que se registrasen heridos por asta de toro. Uno de los heridos sufrió una herida penetrante fruto del golpe. Hasta el momento, ha sido el día más accidentados de estos sanfermines.
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Desde que los astados salieron del corral de Santo Domingo, las caídas se han ido sucediendo a lo largo de todo el recorrido con una manada un tanto estirada. En su octava participación en Pamplona, los toros de José Escolar han demostrado por qué se han ganado el respeto de los mozos, casi a la altura de los Miura, dejando en la hemeroteca encierros muy duros. En el tramo de Mercaderes se han producido especialmente muchísimas caídas, con algunos mozos quedando en medio de la calle y siendo arrollados y pisoteados animales. Incluso una zapatilla saltó por los aires.
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A partir de ahí, la manada se estiró aún más. Algo que resulta peligroso. Un toro descolgado tras tropezarse con varios mozos amagó con embestir a izquierda y derecha ya cerca de la plaza. Hubo alguna que otra coz. También se vieron algunas carreras lucidas, con un número de participantes comedido si se tiene en cuenta que es sábado.
La suerte es que se los toros de José Escolar se mostraron nobles en todo momento. De principio a fin. Hasta la plaza. Con sus característicos pitones, muy desarrollados, cumplieron con el pronóstico de protagonizar un encierro rápido. Con fama de ser difíciles de faenar, a la tarde saltarán al ruedo de Pamplona.
A pesar de las numerosas caídas, la dureza de este encierro nada tiene que ver con otras participaciones de esta ganadería. En su debut en 2015 un toro se dio la vuelta nada más salir, volvió a los chiqueros y no salió a la calle por muchos intentos de los cabestros y pastores. De hecho, tuvo que ser trasladado a la plaza en un camión. Lo más curioso es que la anécdota casi se vuelve a repetir un año después, cuando otro toro se volvió a los corrales nada más comenzar el encierro y se hizo el recorrido sin sus hermanos de camada. Y como no hay dos sin tres, en 2017 volvió a suceder lo mismo. Desde entonces han salido siempre con normalidad.
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