El asesino fugado de El Dueso viajaba con el pasaporte real de otro hombre al que se parece

Elena Ruiz, educadora social, colaboraba en la pastoral penitenciaria de la antigua cárcel de Santander cuando conoció a Fernández Bueno. Poco después formalizaron su relación y desde entonces era ella quien le llevaba y traía de los permisos y quien en cierta medida le tutelaba. Cuando le trasladaron a la prisión de Santoña, la pareja mantuvo numerosos vis a vis y los días que él salía de la cárcel los pasaban juntos en un piso alquilado.

La relación estaba tan consolidada que cuando el recluso no regresó a la cárcel cántabra el pasado 22 de julio, tras el primer permiso de siete días, los responsables de la prisión de El Dueso trataron de entrar en contacto repetidamente con la mujer -que ahora se dedicaba a la venta de muebles importados de la India en mercadillos- sin resultado. Las sospechas se convirtieron en certezas en pocas horas. Los vecinos de la pareja confirmaron que hacía días que les vieron cargar la furgoneta de la mujer con maletas y bolsas, como si se fueran de viaje. El vehículo es propiedad de Elena Ruiz y lo utilizaba para trasladar los muebles que vendía.

El jefe de la Brigada Central del Crimen Organizado, Marcos Frías, relató ayer cómo se logró la captura del violador y asesino. Tras «tener la certeza» de que su compañera sentimental le ayudaba en su fuga, siguieron su rastro y el de su vehículo. La División de Cooperación Internacional y la Sección de Fugitivos activó a todos sus enlaces y equipos de investigación distribuidos por el norte de África y averiguaron que Elena Ruiz había embarcado su furgoneta en el ferry de Algeciras el día 17 de julio. «Nos llevaban seis o siete días de ventaja», dijo Frías.

Era una carrera contrarreloj en la que «fue fundamental contar con la colaboración de la Policía de Marruecos, Mauritania y Senegal», valoró ayer el jefe de la operación policial. Los investigadores detectaron el paso de la pareja de Marruecos a Mauritania y, dos días después, su salida hacia Senegal. En los cruces de frontera, la mujer era la que mostraba su pasaporte y él hacía uso del de un hombre muy parecido físicamente. «Ambos llevaban documentos en regla. Lo que sucedía es que Guillermo Fernández estaba utilizando uno que no es el suyo», explicó el responsable policial. Confirmó que cruzaron los pasos fronterizos de Marruecos y Mauritania en la furgoneta.

Pero a la Policía le faltan datos para determinar por qué en algunas fronteras sólo se le identifica a ella, y si él pudo pasar escondido dentro del vehículo, en el que creen que también pernoctaban. «Los investigadores del equipo en Mauritania a la que detectan es a ella. Lo que no sabemos es si él estaba dentro de la furgoneta, y por eso pudo pasar las frontera sin mostrar ninguna documentación, porque para ese momento ya se tenía alerta del pasaporte que estaba utilizando», explicó el jefe del dispositivo policial.

Los interceptaron cuando intentaba cruzar el puesto de Karang, fronterizo entre Senegal y Gambia, a punto de culminar su fuga. Pero la Policía estaba ya en alerta. Les esperaban. La detención se produjo «sin problemas», confirmó ayer Marcos Frías. La pareja fue trasladada a Dakar, donde fueron encarcelados. «Ahora ya se ha iniciado el procedimiento de extradición», adelantó el responsable policial. Reconoció que de haber cruzado la frontera hacia Gambia la detención se habría «complicado mucho». Lo que sí tienen claro los investigadores es que el preso «preparó su fuga de manera anticipada». Están convencidos también de que tomó la decisión porque «tenía pendiente una solicitud de tercer grado que sabía que se le iba a denegar». Le quedaban 8 años de cárcel por cumplir. Ahora serán más.