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«El regateo es el ejercicio que más le gusta». Jugando con el doble sentido de la palabra, entre la chalanería y la competición de vela, Iñigo Urkullu ha sido contundente como pocas veces con el rey emérito ante su regreso a España esta tarde ... tras casi dos años de exilio voluntario en Abu Dabi. El lehendakari ha denunciado que don Juan Carlos continúa «amparándose en su inviolabilidad» como anterior jefe del Estado para realizar «un regateo a la Justicia», en referencia al cierre de las investigaciones judiciales por esa protección constitucional, además de por la prescripción de los hechos.
El padre de Felipe VI tiene prevista para esta semana su primera visita a España desde que decidió instalarse en Emiratos Árabes en agosto de 2020. Tras confirmar hace meses que descartaba volver de forma indefinida y que sólo haría visitas a familiares y amigos, el rey emérito aprovechará unas regatas de vela que se celebran este fin de semana en Sanxenxo (Pontevedra) para volver a poner un pie en suelo español. La previsión es que llegue este mismo jueves por la noche a la localidad gallega y que el lunes se reúna en La Zarzuela con el actual rey antes de partir nuevamente a Abu Dabi.
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Ante la inminente aparición, Urkullu considera que antes de nada Juan Carlos I debe dar «explicaciones» sobre los hechos que se han investigado. «Creo que la sociedad, mayoritariamente, es consciente de lo que ha sucedido», ha antepuesto el lehendakari, quien cree «absolutamente necesario dar cuenta» ante toda la población de lo que haya ocurrido. El jefe del Ejecutivo autonómico ha solicitado al rey emérito «un ejercicio de transparencia y honestidad», pero no sólo a la sociedad, sino también a la Casa Real.
Además, el lehendakari ha aprovechado la ocasión para insistir en una propuesta que ha lanzado en numerosas ocasiones: una «republicanización de la Monarquía» para que la Jefatura del Estado se adapte a mayores estándares democráticos. En concreto, Urkullu considera prioritario que «nadie pueda gozar de una inviolabilidad» como la que la Constitución recoge para el rey. «Si todos somos realmente iguales ante la ley, todos deberíamos practicar un ejercicio de transparencia y honestidad», ha concluido.
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