Urkullu y Barkos se estrechan la mano tras la declaración de Bertiz. Reuters

Urkullu y Barkos pretenden atraer a Rajoy a un pacto sobre el acercamiento de presos

El lehendakari recuerda a las víctimas como «sujeto y partícipe principal» del final de la banda y se compromete junto a la presidenta de Navarra a impulsar políticas de memoria

Viernes, 4 de mayo 2018, 17:04

Los gobiernos vasco y navarro se han comprometido a promover un grupo de trabajo sobre política penitenciaria, al que intentarán atraer al Ejecutivo central, con el fin de impulsar, entre otras cuestiones, un proceso de acercamiento de los presos de ETA. Además, liderarán «una ... reflexión crítica global» sobre el pasado, que incluya «explícitamente» la violencia de ETA y sea compartida, «por primera vez», por todos los partidos.

Publicidad

El lehendakari, Iñigo Urkullu, y la presidenta de la Comunidad Foral, Uxue Barkos, han comparecido juntos en el Palacio del Señorío de Bertiz en Navarra, con motivo de la disolución de ETA. En ella han presentado unas propuestas y compromisos que han adquirido, tras el fin de la banda, al considerar que «se dan las condiciones para acordar los pasos que consoliden una nueva etapa de convivencia en la sociedad».

En un documento que han elaborado conjuntamente, recuerdan que, durante los últimos años y tras el anuncio en 2011 del fin de la actividad armada de ETA, han manifestado «reiteradamente que la consolidación de la paz y la convivencia tenía tres cuestiones principales y pendientes: el desarme y disolución de ETA, la memoria crítica sobre el pasado y la política penitenciaria. Sobre este último punto, ambos Ejecutivos pretenden promover un grupo de trabajo sobre política penitenciaria entre el Gobierno de Navarra, el Gobierno vasco y el Gobierno central «que desarrolle los consensos parlamentarios que se alcancen en Navarra y en Euskadi».

El punto de partida para el logro de ese consenso incluye hacer un emplazamiento a los presos «a desarrollar las vías legales penitenciarias sobre la base de los principios de individualidad, reconocimiento del daño causado y reinserción». Asimismo, proponen impulsar un proceso de acercamiento de los presos a cárceles próximas a sus lugares de residencia conforme a lo que establece la legislación penitenciaria.

En su opinión, se debe aplicar, «con criterio humanitario, las posibilidades que ofrece el ordenamiento jurídico, tanto para personas presas enfermas o con menores a su cargo, como septuagenarias». Además, propone que se promueva «una política de reinserción acorde con su definición constitucional, y con itinerarios viables cuando el riesgo de reincidencia ha desaparecido fehaciente y definitivamente».

Publicidad

«Radical error humano»

En su intervención pública en el acto desarrollado en el señorío de Bertiz, el lehendakari, Iñigo Urkullu, ha subrayado esta tarde que ETA, y su estrategia basada en la utilización de la violencia con fines políticos, fue un «radical error humano, ético, político y democrático». Un día después del comunicado final de la banda, en el que justifica su trayectoria de décadas de terror y evita cualquier mención a sus 855 víctimas, el lehendakari ha querido recordar a los damnificados por ETA como «sujeto y partícipe principal» del logro de su desaparición y dejar claro que es preciso mirar al pasado para que no vuelva a repetirse. «Nunca más», ha clamado Urkullu, tras lamentar que ETA no haya sido capaz de «expresar una palabra de rectificación a sus víctimas».

En ellas ha estado centrado su solemne pronunciamiento junto a la presidenta de Navarra, Uxue Barkos, que ha contrastado con el acto propagandístico de Cambo, en el que no han participado ni Urkullu ni la presidenta de la comunidad foral pero sí el presidente de la Mancomunidad de Iparralde, Jean-René Etcheverry, y el líder del PNV, Andoni Ortuzar. Si el acto de la localidad vascofrancesa ha girado en torno a la necesidad de dar respuesta a la situación de los presos, el de Bertiz lo ha hecho en torno a las víctimas, salvo una referencia de Barkos a la necesidad de contribuir a la convivencia poniendo fin también a la «excepcionalidad» en materia de política penitenciaria.

Publicidad

«Ni una sola de las víctimas provocadas por ETA debió producirse nunca», ha insistido el lehendakari, que ha subrayado que la banda desaparece como «amenaza» pero no como «triste recuerdo» porque queda «la memoria de todo el daño injusto generado». «Hoy ETA ha dejado de preocuparnos y de ocuparnos, ya no utilizará ilegítimamente la violencia en nombre del pueblo vasco», ha constatado, tras compartir su «alivio y alegría» con el resto de la sociedad vasca. El adiós de ETA es, para Urkullu, un hito «histórico y netamente positivo», que ha costado, «mucho, demasiado tiempo», y en el que han sido parte fundamental, ha dicho, partidos, instituciones y entidades pacifistas que han trabajado para lograr el fin de la violencia «en las más adversas condiciones y, en ocasiones, sosteniendo la esperanza contra toda esperanza». «Hoy merecen un reconocimiento especial. Su esperanza y perseverancia nos han traído hasta aquí. Forman parte de la memoria, gracias», ha reconocido el lehendakari.

Por eso, igual que la presidenta de la comunidad foral, se ha comprometido a mantener desde las instituciones el «compromiso ético» para impulsar políticas de memoria y promover el «encuentro social». También Barkos ha manifestado su intención de seguir impulsando políticas públicas para promover la «reparación del dolor» y el derecho de las víctimas «a la verdad y la justicia». La presidenta navarra ha incidido, de hecho, en su intervención, en el papel central de la memoria en la sociedad post ETA. «La memoria es la que nos permite, además, que lo ocurrido en el pasado no se distorsione o, peor aún, se justifique», ha subrayado Barkos, que ha advertido contra «la injusticia del olvido» y ha recalcado la importancia de inculcar «cultura de paz» a las nuevas generaciones.

Publicidad

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad