Urkullu se despide en máximos de aprobación ciudadana según el Sociómetro

El lehendakari, conocido por un 94% de la población, pierde una décima (5,5) respecto a la nota que obtuvo en el sondeo de mayo pasado, un 5,6. Una valoración que sólo superó en una ocasión, junto antes de la pandemia, cuando llegó a marcar un 5,7. Casi siete de cada diez encuestados le asignan cinco puntos o más (un 68%) y, además, los votantes de todos los partidos, excepto EH Bildu y Vox, le valoran por encima de la media. Un 92% de quienes se decantaron por la papeleta del PNV en las elecciones a Juntas Generales de 2019 le aprueban, seguidos por el 84% de los votantes socialistas, el 72% de los de Elkarrekin Podemos y el 70% de los del PP. En el caso de los simpatizantes de la izquierda abertzale, el porcentaje baja al 59% y en el de Vox al 42%.

Kortajarena, por su parte, conocida sólo por el 25% de los encuestados y por el 40% de los simpatizantes de su partido, obtiene un 5,1%, ligeramente por debajo del 5,5 con que se despidió su predecesora, Maddalen Iriarte. Le siguen Miren Gorrotxategi (5), Eneko Andueza (4,6), Amaia Martínez (3,7) y Javier De Andrés, que, con un 2,9 mejora el 2,2 que marcó Carlos Iturgaiz en el último Sociómetro. El Gabinete de Prospección Sociológica incide esta vez, en la nota informativa que acompaña al sondeo, en las notas medias de todo 2023, que, en el caso de Urkullu, se eleva al 5,6.

En general, todos los líderes obtienen mejor valoración que la simpatía media que suscitan sus respectivos partidos, un guarismo en el que influye mucho también el rechazo de quienes otorgan una nota muy baja a determinadas siglas. El PNV, por ejemplo, es valorado con un 5,2 por la ciudadanía vasca y con un 7,7 por sus propios votantes. En el caso del lehendakari, la valoración de los simpatizantes jeltzales se eleva al 7,1. Después de ellos, los más pro Urkullu son los votantes del PSE -que gobierna en coalición con el lehendakari-, que le otorgan un 6, seguidos de los del PP (5,6), Elkarrekin Podemos (5,1), Bildu (4,6) y Vox (4,3).

En los resultados por colectivos, es llamativo que Urkullu sólo suspende entre los ciudadanos abiertamente no nacionalistas, con un 4,8. Los que se sitúan en la zona templada de la escala le valoran con la misma nota (5,8) que los más abertzales. Unos datos que abonan la capacidad para atraer voto transversal que siempre se le ha achacado a Urkullu. Curioso es también el resultado en el eje ideológico: los votantes que se ubican a sí mismos en la derecha son quienes mejor le valoran (6), mientras que los de izquierda le suspenden (4,8).

El Sociómetro, cuyo trabajo de campo se realizó en un 97,6% antes de que EL CORREO desvelara que el PNV había decidido cambiar de candidato -ha propuesto a sus bases a Imanol Pradales, por quien aún no se pregunta- refleja una satisfacción general de la sociedad vasca con la situación tanto política como económica. Un 66% opina que la situación política de Euskadi es buena o muy buena, lo que contrasta con quienes consideran, en similar porcentaje (68%) que la situación política en España es mala o muy mala. En el campo económico, el optimismo es aún mayor, lo que abona las quejas que el propio Urkullu ha lanzado sobre un malestar social «inducido»: un 73% cree que la situación vasca es buena o muy buena, un grado de satisfacción sólo inferior al de Dinamarca, Luxemburgo y Países Bajos, según la comparación que se establece con los datos del Eurobarómetro 2023. En este caso, no se percibe tanta diferencia como en otras encuestas entre la percepción de la economía del país y la propia: un 74% considera la situación de sus finanzas personales como buena o muy buena.

Otro dato alimentan esa impresión de sociedad satisfecha: singularmente la aprobación que, en general, merecen los servicios públicos en Euskadi, calificados como buenos o muy buenos por el 73% de la población. En la valoración por áreas, se observa claramente que la sanidad y la vivienda son las áreas de actuación del Gobierno vasco con peor valoración ciudadana frente a, por ejemplo, el turismo o la cultura, que obtienen el aplauso mayoritario.

Los principales problemas para los vascos siguen siendo los mismos que hace medio año: encabezan el ranking los vinculados al mercado de trabajo (mencionados por un 47%), seguidos por la sanidad, la salud y Osakidetza (a distancia, un 28% lo cita), la vivienda, los problemas económicos, la situación política y el «conflicto político» y la delincuencia y la inseguridad ciudadana. En el caso de los problemas laborales, el porcentaje ha bajado significativamente desde mayo, cuando un 56% aludía a ellos.

La actitud hacia la independencia se mantiene también estable en Euskadi. Baja ligeramente el porcentaje de partidarios de la secesión (del 23 al 22%, sólo un punto por encima del mínimo histórico) pero desciende también el de quienes son abiertamente contrarios, un 37% frente al 40% de mayo. La razón que lo explica es la subida de quienes estarían a favor o en contra en función de las circunstancias, un 33%.