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Arkaitz Rodríguez, rodeado de históricos de la izquierda abertzale, en una comparecencia por el décimo aniversario del fin de la violencia de ETA. ep

Sortu busca el difícil equilibrio de reforzar su perfil pactista pero sin romper con su pasado

La formación abertzale celebra hoy su congreso con una apuesta clara por la independencia, la vuelta de los presos y la entrada en la dirección de históricos etarras

david guadilla

Sábado, 22 de enero 2022, 01:12

Sortu celebra hoy su tercer congreso desde su fundación en 2011, la cita más importante del partido en años y la que fijará la nueva estrategia que seguirá la izquierda abertzale al menos a corto plazo. La asamblea, que se realizará en el frontón Bizkaia ... de Bilbao, será en realidad una escenificación y una demostración de fuerza porque la hoja de ruta marcada por la ponencia oficial, 'Herrigaia', está clara y es pública: apuesta por la independencia y lograr la vuelta y excarcelación de los presos de ETA. Al mando de la nave volverá a estar Arkaitz Rodríguez arropado por históricos de la banda como David Pla y Elena Beloki. Es el primer congreso en la historia de la izquierda abertzale con ETA fuera del tablero tras su disolución.

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La celebración de este cónclave llega en un momento muy diferente al de 2017, cuando se celebró la anterior cita. En estos cuatro años Sortu ha realizado algunas apuestas estratégicas que han tensado la organización, pero al mismo tiempo ha visto cómo la presión que se había generado alrededor de los presos se ha aliviado de forma notable. Ese es el gran logro que puede presentar a las bases. La dispersión se ha terminado de facto, el proceso de acercamiento es constante y gradual y se esperan nuevos réditos a medio plazo que favorezcan las excarcelaciones.

Esa es la gran meta. Y es la que sirve para calmar a las voces que no acaban de ver muy claro el apoyo que EH Bildu está dando al Gobierno de Pedro Sánchez. A pesar de las voces críticas que se aglutinaron alrededor de 'Lurrari lotuz', un texto alternativo impulsado por Joseba Alvarez que cosechó el 22% de apoyo entre las bases, la hoja de ruta seguirá siendo la misma. Buscar pactos a varias bandas y sin complejos.

Eso no quita para que 'Herrigaia' mantenga la retórica clásica de la izquierda abertzale y una línea ortodoxa. Apuesta clara por la confrontación y ampliar las bases sociales para lograr la independencia. El objetivo estratégico es construir los cimientos para, cuando se den las condiciones adecuadas, estar preparados. Y para eso se aboga por combinar las labores institucionales con la movilización social. De hecho, uno de los mayores reproches que habían lanzado los críticos es que se estaba perdiendo «el pulso de la calle».

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Al frente del partido repite Arkaitz Rodríguez y estará arropado por históricos de la banda como Pla y Beloki

Los presos, 'Antza' y 'Ternera'

Las contradicciones que se están generando internamente serán gestionadas por una dirección que ha sido rejuvenecida, de la que han salido históricos como Rufi Etxeberria y Floren Aoiz, elegidos en el último congreso, pero que incluye en puestos destacados a otros dirigentes con peso histórico en la izquierda abertzale o en ETA. Los casos más paradigmáticas son los de Pla, Beloki y Haimar Altuna.

El primero fue el último jefe de ETA, el encargado de leer encapuchado el comunicado de cese definitivo de la violencia en 2011. Lo ocurrido hace una década demuestra los lazos existentes en la izquierda abertzale y explica mejor su entrada en la dirección de Sortu y algunos gestos de las últimas semanas y meses.

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La decisión de apostar solo por las vías exclusivamente políticas fue adoptada a varias bandas. En la parte 'civil' el peso lo llevaron los detenidos en el proceso de Bateragune, un grupo de dirigentes liderados por Otegi, Rodríguez, Etxeberria y Rafa Díez, entre otros. Pero ese adiós al terrorismo no se habría producido sin que dentro de ETA hubiese habido un núcleo importante de dirigentes capaces de empujar a la organización hacia su propia desaparición.

Y ahí estaban David Pla y 'Josu Ternera'. El primero ya forma parte de la ejecutiva y el segundo ha sido arropado por la izquierda abertzale durante sus últimos procesos en Francia. Faltaba un tercer elemento: los presos, controlados por el EPPK. Y entre los dirigentes que estaban al frente del colectivo en ese momento sobresalía uno, Mikel Albisu, 'Antza', al que la cúpula de Sortu acompañó cuando fue a declarar hace unos días ante un juzgado de San Sebastián.

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Un equipo dispuesto a dar más pasos para demostrar que ETA forma parte del pasado, pero sin superar unas cuantas líneas rojas. Ni habrá una condena explícita del terrorismo ni se denunciarán los crímenes de la organización. Y esos límites son los que, a su vez, le impiden desprenderse de la mochila de su pasado. Un bucle de contradicciones en el que vive la izquierda abertzale.

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