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Los populares vascos adquirieron en 1999 la quinta planta de un edificio cercano al Sagrado Corazón. luis ángel gómez

El PP alquila su sede de Bilbao y abrirá un local a pie de calle en Indautxu

Una consultora alemana ocupará la oficina de la Gran Vía, que resulta demasiado grande para la estructura que el partido tiene en la actualidad

Domingo, 14 de agosto 2022, 00:39

Una consultora alemana va a instalarse en la sede que el PP vasco tiene en la Gran Vía de Bilbao desde hace más de dos décadas. La formación que lidera Carlos Iturgaiz lleva cuatro años intentando deshacerse del inmueble, y a falta de compradores ha ... optado por alquilarla, un paso intermedio que marca el inicio de una nueva era. Los populares abrirán una nueva oficina a pie de calle, más acorde a la estrategia y las necesidades actuales, en el centro de la capital vizcaína. Se ubicará en Indautxu, en el entorno de la Plaza Bizkaia, y será inaugurada a la vuelta del verano, cuando se adapten las instalaciones y ejecute una mudanza que aún no ha arrancado.

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La histórica sede situada junto al Sagrado Corazón lleva ya un tiempo semivacía. Uno de los últimos servicios que ha brindado al partido fue el de recibir al nuevo presidente nacional, Alberto Núñez Feijóo, el pasado junio. Fue adquirida por el PP en 1999 y durante mucho tiempo fue conocida coloquialmente como «el búnker». Se trata de un quinto piso que en su momento fue dotado de excepcionales medidas de seguridad para proteger a representantes políticos y trabajadores del acoso de ETA. Piso alto, cristales y puertas blindadas, cápsula de acceso, vigilantes privados...

Con el final de la violencia todos esos elementos han ido desapareciendo de la oficina, pero se ha quedado obsoleta por otras razones. Sus 600 metros cuadrados respondían a las necesidades que el partido tenía en la década de los 90, pero ahora mismo es un espacio demasiado grande para acoger la menguante estructura territorial del PP.

La progresiva pérdida de concejales, junteros y parlamentarios ha obligado durante los últimos ejercicios a reajustar la plantilla y los gastos del partido. Fue en 2018, con la llegada a la presidencia regional de Alfonso Alonso, cuando el inmueble se puso a la venta por primera vez junto a otra de las sedes que se considera «sobredimensionada», la de San Sebastián.

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Las oficinas de la Gran Vía se sitúan encima de la sede administrativa que la Seguridad Social. Por eso el organismo fue el primero en ser interpelado cuando el PP manifestó su deseo de abandonar el edificio. Hubo sobre la mesa una oferta cercana a los dos millones de euros, pero la operación se paralizó. El trato no llegó a cerrarse, en parte por las suspicacias que podría haber levantado el hecho de que cerrase la compra un ente dependiente del Ejecutivo central que por aquel entonces estaba en manos de los populares. Tras el cambio de Gobierno volvió a haber contactos, pero la operación nunca ha llegado a concretarse.

La sombra de la corrupción

La mudanza tiene más componentes aparte del económico. El principal es que el PP vasco quiere volver a «ser visible» tras años «escondido» por la amenaza terrorista, por eso ha buscado una sede a pie de calle en la que contará con una sala de reuniones y otra para ofrecer ruedas de prensa y mantener encuentros con la ciudadanía. Es un punto prioritario en la hoja de ruta diseñada para intentar recuperar espacio electoral a poco menos de un año para las elecciones municipales y forales.

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Cambio de era

La antigua oficina lleva 4 años en venta; la futura se adapta mejor a la nueva estrategia y necesidades

El cambio de aires también va a permitir dejar atrás una oficina vinculada irremediablemente con la corrupción. Entre los documentos entregados a la justicia por el que fuera tesorero nacional del PP, Luis Bárcenas, sobre la caja B del partido aparecieron unos apuntes contables denominados 'sede Vizcaya'. En ellos se detallaba que los 210 millones de pesetas que costó la operación de compra del inmueble fueron abonados, entre 1999 y 2005, desde una cuenta abierta en el Banco Popular que no figuraba en la contabilidad oficial de la formación.

Los entonces dirigentes del PP vasco defendieron la transparencia de la operación, e incluso hicieron públicos los documentos que ratifican que la hipoteca fue abonándose con normalidad. Pero el problema no era ese, sino el origen del dinero. Bárcenas entregó sumas que procedían de una cuenta de «donativos anónimos» que debía destinarse a financiar la seguridad de los miembros del partido en Euskadi.

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