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Todas las encuestas, las que se han hecho públicas como las bajo siete llaves, concluyen que a día de hoy las elecciones autonómicas del 21 de abril depararán un empate técnico entre el PNV y EH Bildu. La balanza está muy equilibrada entre los dos ... partidos nacionalistas y será el PSE-EE de Eneko Andueza el que decidirá de qué lado caerá la Lehendakaritza. Los socialistas vascos ya han asegurado que no harán lehendakari al candidato de la izquierda abertzale, Pello Otxandiano, pero en el PNV no se terminan de fiar del todo.
Y no por lo ocurrido en el Ayuntamiento de Pamplona, donde el PSN por sorpresa y en un movimiento sin duda tectónico en la política española, desbancó a UPN en favor del candidato de la izquierda abertzale, sino por lo que sucedió hace ya quince años en Euskadi. «La opción más lógica es que se mantenga la coalición PNV-PSE, pero en su día, Patxi López dijo una cosa e hizo otra», advirtió este lunes Aitor Esteban, portavoz jeltzale en el Congreso de los Diputados. Es verdad que las ataduras son enormes, que hay demasiados intereses de ambos partidos en juego (gobiernos de coalición en la comunidad autónomas y el propio futuro de Pedro Sánchez en Moncloa), pero en Sabin Etxea siguen con la mosca detrás de la oreja tras lo de Pamplona.
Euskadi afronta la cita electoral autonómica más reñida en muchísimo tiempo ya que son las primeras en las que por primera vez, EH Bildu puede superar a los jeltzales, al menos en escaños (hacerlo en votos, dada la fuerza vizcaína del PNV, es muy complicado). Es verdad que incluso perdiendo en escaños, el peneuvista Imanol Pradales podría ser investido lehendakari gracias a los socialistas, pero no menos cierto es que el varapalo para los de Andoni Ortuzar sería terrible.
La pugna será durísima. ¿Y por qué 'será', por qué conjugar el verbo en futuro y no en presente? Porque en Euskadi, al menos en Bizkaia, el ambiente de campaña está bajo mínimos por la coincidencia de las vacaciones de Semana Santa y, sobre todo, por la final de Copa del Rey que disputará el Athletic frente al Mallorca el sábado día 6, justo 24 horas después del arranque oficial de la campaña electoral. Hay más. En el hipotético caso de ganar, la gabarra surcaría la Ría el jueves 11. Dicho de otro modo, que la campaña electoral efectiva quedaría reducida a poco más de una semana, como coinciden en señalar todos los partidos.
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De ahí que no sea extraño que Aitor Esteban, en su entrevista en TVE, lamentase que «todavía no hay realmente un ambiente electoral» en Euskadi. «Esto va a ir cambiando a medida que se entre en campaña, con una última semana decisiva en la que se va a movilizar más el electorado». En este sentido, confió en que «la importancia de lo que significan estos comicios hará finalmente que la gente se movilice y la abstención no sea tan grande como otras anteriores».
Y es que la abstención es el gran enemigo a batir del PNV. Su gran objetivo es «recuperar» a ese votante «descontento» que les ha dado la espalda en las últimas citas electorales. Según los pronósticos del sanedrín jeltzale, todo lo que sea una participación inferior al 65% podría dar la victoria a Bildu. De ahí los repetidos toques de corneta, la llamada a la movilización y el fomento de la polarización para captar el llamado voto útil frente a quienes no quieran que gobierne EH Bildu.
Esteban aseguró que confía «absolutamente» en que el PNV será la primera fuerza «tanto en votos como en escaños», pero el escenario está muy abierto. «Las elecciones vascas van a ser muy reñidas y disputadas», aseguró, al tiempo que admitió que el voto de la izquierda abertzale está «mucho más movilizado» que el del PNV. «Hay una sensación también en la gente de que, pase lo que pase, va a seguir gobernando el PNV. Y esto no tiene por qué ser así; dependiendo de los resultados, la cosa podría variar», apostilló.
Sobre la política de pactos, subrayó que su partido cree que «la opción más lógica sería la de una coalición entre PNV y PSE-EE, si dan los números», aunque «las cosas hay que verlas cuando pasen». «El propio Patxi López hizo lo que hizo: decir una cosa y hacer otra», ironizó. Y para que «den los números», matizó, «el PNV «tiene que mostrar su fuerza, porque desde luego con los votos del Partido Socialista de Euskadi solo no se va a hacer».
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