«Censura», «imposición» y «despotismo»: la oposición cuestiona el modelo de Osakidetza de PNV-PSE

La primera sesión del año en la Cámara autonómica ha puesto de manifiesto que la salud volverá a ser un asunto nuclear en la campaña, al igual que lo fue en las vascas de 2020, celebradas en plena pandemia. En todo caso, ahora el marco del debate es diferente. Ya no se habla de test de antígenos, vacunas y variantes del virus, sino de la gestión pura y dura de la mayor empresa de Euskadi, con cerca de 30.000 trabajadores. Un ente público con problemas estructurales -sobre todo, la falta de médicos- a los que hace dos meses se sumó una crisis sin precedentes por la rebelión de jefes de servicio ante el cese fulminante de las dos principales responsables de la OSI Donostialdea.

Ese choque, aún en vías de resolución con un proceso de diálogo entre las dos partes, ya motivó en diciembre varias iniciativas de la oposición para que la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, explicara las decisiones adoptadas. Y como consecuencia de dichas interpelaciones, EH Bildu y PP+Cs llevaban ahora a pleno sendas mociones en demanda de medidas para zanjar el conflicto, para promover la participación de los profesionales y la ciudadanía, y para que el Gobierno vasco haga «autocrítica». Lo que se ha acabado aprobando, en cambio, ha sido una enmienda de PNV y PSE-EE para apoyar «las vías de diálogo» y promover una «metodología participativa».

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Pero, más allá del episodio concreto de la OSI Donostialdea, la oposición en bloque considera que el problema es de raíz y que afecta a todo el modelo de gobernanza de Osakidetza. Entre duras acusaciones, formaciones tan dispares como EH Bildu y PP+Cs coinciden en censurar el fondo y las formas del Gabinete Urkullu en el ámbito sanitario. «Empiecen a aplicar el 'Entzunez Eraiki' -el proceso participativo que ha realizado el PNV- también aquí», ha reclamado la abertzale Rebeka Ubera, molesta por que los partidos del Gobierno hayan vetado las comparecencias de las directivas cesadas. «Deben hacer una reflexión sobre la deriva de la sanidad pública vasca», ha ahondado la popular Laura Garrido.

El diagnóstico es compartido por los otros dos grupos de la oposición. Por Elkarrekin Podemos-IU, Jon Hernández denunciaba que la «alineación política» es más importante que «la formación y la experiencia» a la hora de asumir cargos de responsabilidad. Y por Vox, Amaia Martínez planteaba una «total reprobación política y social» a la gestión del Departamento de Salud. Los dos partidos que sustentan el Gobierno, en cambio, aun asumiendo que el Servicio Vasco de Salud enfrenta retos acuciantes que se evidenciaron más que nunca en la pandemia, minimizan la situación y denuncian un interés «electoralista» por parte del resto de formaciones para maximizar los problemas.

«Estamos ya en campaña y se nota. Buscan desgastar a quien gobierna para ver qué tajada puede sacar cada cual, así que cualquier bache lo convierten en socavón», ha apuntado el jeltzale Luis Javier Tellería. El parlamentario del PNV, que defiende los ceses, ha acusado a la oposición de «crispar» el ambiente con una «campaña mediática hiperbólica» de cara a los comicios de mayo. Por su parte, el PSE-EE, que en todo este episodio ha tratado de buscar un difícil equilibrio, insiste en la vía del diálogo. «Es más importante que nunca que las actuaciones se hagan con transparencia y diálogo, buscando consensos para evitar conflictos», ha planteado Ekain Rico.