Mendia da el salto a Europa

Mendia regresará a un lugar donde siempre se ha sentido cómoda. Esa parte de Europa en la que se formó, en la que vivió un proceso de enriquecimiento personal y le abrió la mente. Estudió Relaciones Internacionales en Ámsterdam a principios de los noventa, en la época en la que se firmaba el Tratado de Maastricht y las instituciones comunitarias se consolidaban. Tres décadas después, la vicelehendakari vuelve a traspasar las fronteras para intentar ocupar un asiento en el Parlamento Europeo.

Es un punto de inflexión en la carrera constante de una dirigente socialista curtida en los duros años del terrorismo, que tuvo que lidiar con la beligerante oposición del PNV al Gobierno de Patxi López y que luego supo reconstruir los puentes con los jeltzales tras dirigir y estabilizar al PSE-EE en una etapa complicada. Euskaldun -también domina el inglés- y educada en una ikastola, Mendia afronta su salto a Europa tras más de dos décadas en la primera línea vasca y una trayectoria marcada por una mezcla de experiencia en la gestión, perfil político y lealtad al partido.

Su nombre figuraba en las quinielas realizadas por sus propios compañeros desde hace tiempo. Bien para ser ministra o para ir a Europa. No solo fue líder del PSE-EE. También forma parte del núcleo duro de Ferraz: es la secretaria de Estudios y Programas del PSOE. Nacida en Bilbao en 1965, Mendia llegó a la formación que ahora defiende a muerte por una vía alternativa. No formó parte de las Juventudes del partido ni mamó desde pequeña ese «espíritu» socialista que sí marcó a otros compañeros en Euskadi, como el propio López.

Procede de una familia que, sin militar en ninguna formación, estaba vinculada con el nacionalismo. De hecho, su abuelo había sido uno de los fundadores del batzoki de ANV en Barakaldo en los años treinta. Se crio entre Deusto y Arrigorriaga, su pediatra fue Santi Brouard -el dirigente de HB asesinado por los GAL, fue a la ikastola Lauro y se licenció en Derecho en la Universidad de Deusto, donde tuvo como profesores a Xabier Arzalluz y a Aitor Esteban, apenas tres años mayor que ella.

Viajó a Ámsterdam a hacer un posgrado y fue en 1993 cuando decidió afiliarse al PSOE. Acudió a la sede de Abando, en pleno centro de Bilbao. Como ella ha recordado en más de una ocasión, quien le abrió la puerta y le hizo su ficha de afiliada fue Alfonso Gil, ex teniente de alcalde de Bilbao y actual senador. Se casaron tres años después. Tienen dos hijos veinteañeros.

Fue a partir de ahí cuando fue ganando protagonismo dentro del partido al mismo tiempo que ponía en marcha un despacho de abogados. Entró en las listas electorales a las autonómicas de 2001, pero en un primer momento no obtuvo el acta en el Parlamento vasco. La logró un año después, tras la renuncia de Nicolás Redondo Terreros. Su solidez jurídica la convirtió en una de las principales asesoras del grupo y en 2009 dio el salto a la primera línea. López la nombró portavoz del Gobierno y consejera de Justicia y Administración Pública. Durante unos meses, al final de la legislatura, también ejerció como titular de Interior.

Le tocó recomponer las relaciones entre el Ejecutivo y los magistrados vascos, maltrechas tras la época de Juan José Ibarretxe, y negociar acuerdos salariales con los funcionarios vascos en plena crisis económica. Demostró sus tablas en una legislatura complicada y en 2014 sus compañeros vieron en ella una apuesta de consenso para enderezar la nave socialista en una época convulsa, sorteando la inestabilidad que se vivía dentro del PSOE tras la llegada de Sánchez, la irrupción de Podemos y las propias tormentas que desgastaban a los socialistas vascos tras perder Ajuria Enea.

Cuando Eneko Andueza le sustituyó en septiembre de 2021 al frente de la Secretaría General, Mendia había logrado sus principales objetivos. El partido se había estabilizado, cerrado sus heridas internas, recuperado las alianzas con el PNV y relanzado su proyecto. Su relación con Sánchez ha sido similar a la de la mayoría de los dirigentes del PSE. De una cierta desconfianza a cerrar filas. Desde 2020 era vicelehendakari segunda y consejera de Trabajo y Empleo. Su gran apuesta ha sido la transformación de Lanbide, el Servicio Vasco de Empleo. En ello se ha volcado. Ahora le toca otro reto de altura.