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Sábado, 19 de octubre 2024, 00:52
El proceso de renovación interna abierto por el PNV avanza como si fuera una partida de dominó en el que cada pieza mueve la siguiente. Ayer se confirmó que Joseba Egibar dejará la presidencia del partido en Gipuzkoa, en la que ha estado 33 años, ... y que no aspirará a formar parte del próximo Euzkadi buru batzar. Lo primero se daba por descontado dentro del partido, pero lo segundo puede provocar un movimiento sísmico en la organización jeltzale y empujar a Andoni Ortuzar a seguir el mismo camino y dejar de ser el máximo responsable del PNV, cargo en el que lleva los últimos once años.
«Toca renovación, también de personas referentes en la estructura del PNV. Y yo soy uno de ellos». La frase la lanzó el pasado mes de mayo el propio Egibar y, en la práctica, suponía un recado en toda regla para Ortuzar. En un partido que todavía se estaba recuperando del susto de las autonómicas celebradas un mes antes -el PNV ganó en votos, pero por primera vez en la historia EH Bildu le empató a escaños-, Egibar abría el melón del relevo generacional como fórmula para intentar relanzar la marca.
Lo que en el fondo trasladaba el hombre fuerte del partido en Gipuzkoa durante más de tres décadas es que él estaba dispuesto a dar un paso atrás, pero que no tenía que ser el único en hacerlo. Además, se trataba de un adiós relativo. Porque también dejaba claro que «retirarse nunca» y que no pensaba jubilarse. Y esa frase alentó una hipótesis que ha ido tomando forma en los últimos meses dentro del partido: que Egibar tratase de mantenerse en la ejecutiva que será ratificada en la Asamblea General del 29 y 30 de marzo, no ya como líder territorial, sino a través de la elección directa en el proceso a doble vuelta. Es decir, cedería el poder en Gipuzkoa a una de sus principales colaboradoras -María Eugenia Arrizabalaga-, pero él mantendría su cuota de poder en el EBB.
Y esa fórmula daba margen a Ortuzar para seguir al frente del partido. Una vez conocida la marcha de José Antonio Suso en Álava y de Itxaso Atutxa en Bizkaia, una de las pocas asas a las que podía agarrarse el actual presidente del PNV para seguir en el cargo era que, aunque se estaba dando un amplio proceso de renovación territorial, el Euzkadi buru batzar era otra cosa. Pero ahora el escenario ha cambiado. «Hoy hay más posibilidades de que Andoni se marche que hace un mes», reconocen fuentes del partido.
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Olatz Barriuso
Desde que se consumó el relevo de Iñigo Urkullu por Imanol Pradales, Ortuzar ha venido insistiendo en que son las bases del PNV las que tienen la última palabra. «Los cargos internos, disciplinariamente, son obligatorios. No quiero hacerme un Otegi ni un Biden. El partido manda», decía en diciembre de 2023, en una entrevista en EL CORREO. El máximo responsable de la formación jeltzale insistía en que la renovación de liderazgos en el partido y en el Gobierno no tenía por qué «ir de la mano» porque al EBB no le iba a tocar gestionar las diferentes políticas públicas «a quince años vista», sino dar a las instituciones el «mejor soporte» político posible.
Se trataba, sobre todo, de buscar una explicación aceptable a su continuidad y mantener el pacto interno de no agresión suscrito entre todos los sectores del partido tras la salida de Josu Jon Imaz en 2008. Unos equilibrios que podrían saltar por los aires en el caso de que Ortuzar decidiese convertirse en el único de los actuales dirigentes que siguiese en su puesto.
Si al final el presidente del EBB da un paso atrás, el objetivo es buscar un candidato de consenso
El nombre que más ha sonado para reemplazar a Ortuzar es Aitor Esteban, pero todo está abierto
La sucesora de Egibar será María Eugenia Arrizabalaga, una de sus principales colaboradoras
A partir de ahora se abre un proceso lleno de incógnitas. La primera vuelta en las asambleas municipales se desarrollará entre el 20 de enero y el 2 de febrero. Será entonces cuando las bases presenten a los diferentes candidatos, pero se da por hecho que para entonces todo estará resuelto. Que el nombre de quien esté los próximos cuatro años al frente del EBB estará ya aclarado y bendecido por las diferentes familias del PNV y que la militancia solo tendrá que ratificarlo en una Asamblea a la que se le está otorgando un espíritu casi refundacional.
Ortuzar, de 62 años, juega por ahora a la ambigüedad. Hace solo una semana afirmaba que tiene «la decisión tomada hace mucho tiempo», aunque no la ha trasladado ni públicamente ni dentro del partido. Si decide dar un paso atrás, el PNV se enfrenta al problema de buscar otro candidato de consenso. Porque entre todas las incertidumbres que están cocinándose en un partido en ebullición hay una certeza que sobresale por encima del resto: evitar la guerra abierta que se dio entre Imaz y Egibar tras la marcha de Xabier Arzalluz. Aquel cisma dejó profundas heridas abiertas, que la actual dirección logró cerrar y que ahora nadie quiere reabrir.
Quien hasta el momento parecía contar con más opciones y estaba situado en todas las quinielas era Aitor Esteban. De la misma edad que Ortuzar, el portavoz del PNV en el Congreso forma parte de la generación que asumió el control del partido a principios de siglo. En realidad, no supondría un cambio de fondo, pero su nombre suena con fuerza desde hace meses. A su favor juega su presencia pública y que no es mal visto en Álava y Gipuzkoa. Surgiría como un hombre de consenso aceptado por todas los sectores internos. Se daba por hecho, además, que, si Itxaso Atutxa -su mujer- seguía al frente del BBB resultaba inviable que Esteban diera el salto a la cúpula. La marcha de la dirigente vizcaína le dejaba el camino expedito, pero, en todo caso, no es el único nombre que se baraja. La única condición que se pone es que garantice un respaldo unánime dentro de un partido que de forma paralela vive los diferentes procesos territoriales.
Que Egibar siguiese en el EBB daba argumentos a Ortuzar para explicar su continuidad
«Hoy hay más posibilidades de que Andoni se marche que hace un mes»
La marcha de Egibar, Atutxa y Suso deja a Ortuzar en una posición complicada
La sucesora de Egibar, salvo sorpresa, será María Eugenia Arrizabalaga, una de sus principales colaboradoras. Ha sido parlamentaria varias legislaturas, alcaldesa de Zumaia y, al igual que Egibar, representa las tesis más soberanistas dentro del partido. En su lista van históricos del PNV guipuzcoano como Imanol Lasa, Olatz Peón e Idoia Elorza. No se prevé que haya una candidatura alternativa.
La situación es diferente en Bizkaia y Álava. En el primero de los dos territorios ha surgido como nombre «de consenso» Iñigo Ansola, exdirector del EVE y amigo personal de Iñigo Urkullu. Lidera una plancha en la que ha terminado por integrarse Olatz Garamendi, exconsejera de Gobernanza y Autogobierno. Eso no quita para que algunos afiliados hayan presentado una lista alternativa en la primera vuelta que arrancó el jueves y que concluirá el 29 de octubre. Está encabezada por el abogado David Salinas Armendariz, que aspira así a hacerse al menos un hueco en el BBB.
En Álava se da por seguro que a José Antonio Suso le reemplazará Jone Berriozabal, actual diputada foral de Igualdad, Euskera y Gobernanza. Sin embargo, también habrá una lista crítica, pero más simbólica que otra cosa.
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