El juego político abandona también la balsa de aceite

La balsa de aceite en la que se movía hasta hace bien poco, con acuerdos de amplio espectro en el Parlamento pese a la mayoría absoluta PNV-PSE, empieza a quedar en el olvido. El descuelgue de Podemos del borrador de la ley educativa y los equilibrios de Bildu para nadar entre dos aguas -la de la mayoría sindical ELA-LAB y la de sus intereses en las ikastolas concertadas- lo demuestran. La imposibilidad de reeditar este año el acuerdo presupuestario que sí fue posible en 2021 con la izquierda abertzale es otro síntoma de cómo el ciclo electoral ha quebrado el clima pactista. Entre acusaciones cruzadas de haber boicoteado la negociación, Urkullu instó el viernes en el Parlamento a EH Bildu a ser «valiente» para explicar el «portazo unilateral» a los acuerdos.

Con todo, el desencuentro entre los socios por los descuentos en el transporte público ha sido de hondo calado entre acusaciones mutuas de «deslealtad». De fondo, la necesidad del PSE de marcar perfil propio y rebatir la acusación de estar supeditado al PNV. El enfado jeltzale es mayúsculo, sobre todo porque el acercamiento de los socialistas a Bildu y Podemos para pedir la prórroga de las ayudas aunque Madrid deje de sufragar el 30%, alimenta las especulaciones sobre el hipotético pacto de izquierdas en plena luna de miel de Pedro Sánchez con Bildu.