Urgente Parte de la cúpula fiscal pide la dimisión de García Ortiz por negarse a responder al juez

El conjunto de la izquierda está ante un terremoto y un tsunami. Al escándalo de corrupción protagonizado por Ábalos, se suman los testimonios y una denuncia de mujeres víctimas de agresiones sexuales por parte de Iñigo Errejón. Unos testimonios que se leen entre las líneas ... de un escrito de renuncia propio de la persona que lo escribe. La carta de Errejón será estudiada en los análisis de texto escritos por maltratadores de marcado perfil intelectual: su dominio del lenguaje y de los marcos teóricos le hacen víctima de su propio personaje. No es capaz de separarse de lo que construye su identidad primigenia, «el intelectual». Y es en esa identidad la que le enreda en una red que le condena doblemente: por su actuación contra las mujeres y por su incapacidad para no caer en eufemismos. No se trata de hacer leña del árbol caído, pero esto es parte de lo que Errejón se tendrá que revisar cuando toda la tormenta pase: el patriarcado explica comportamientos, pero no los justifica.

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La responsabilidad individual la dirimirá el propio Errejón, pero la afectación más profunda la viven las mujeres acosadas y los partidos políticos en general, y Sumar y el espacio de la izquierda en particular. Los partidos políticos, actores fundamentales de la vida política porque estructuran y organizan el sistema democrático, porque ejercen de intermediación entre la ciudadanía y las instituciones, permitiendo que la expresión ciudadana se exprese en el voto y en políticas concretas y efectivas, tienen que velar por el cumplimiento ético de sus componentes.

El machismo no entiende ni de derechas ni de izquierdas. Es estructural y se dirá y se insistirá hasta que se entienda. Está en todas las capas de la sociedad, existe en empresas, organizaciones, familias y grupos de amigos. Ninguna organización está libre de que le suceda un caso así, empresas, organizaciones y partidos políticos han de dotarse de protocolos de actuación contra el acoso y de códigos éticos que determinen el comportamiento de sus miembros. Qué mirar a otro lado y reír los comportamientos de personas influyentes solo puede ser superado con una cultura de tolerancia cero y con protocolos que protejan primero a las víctimas y después a las organizaciones.

Necesitamos dotarnos de espacios seguros para las mujeres y de confianza para las militantes de los partidos políticos. El futuro de Sumar ahora mismo está en el aire, sus rivales políticos harán una crítica descarnada porque no supieron detectar el tumor antes de que hiciese metástasis. No bastará purgar para sanarse, las situaciones de machismo cercenan el día a día de las mujeres, nos limitan aspiraciones y nos hacen dudar. Sigamos cambiando para avanzar.

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