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david guadilla
Miércoles, 19 de enero 2022, 01:05
Eneko Andueza aprovechó este miércoles su primer cara a cara oficial con Arnaldo Otegi para enfriar cualquier tipo de acuerdo de largo alcance entre los socialistas y EH Bildu. No hay ruptura y las dos partes apuestan por profundizar en el camino del consenso para ... lograr «avances sociales» tanto en el Parlamento vasco como a nivel municipal. Pero nada de pactos de «envergadura» porque la formación soberanista no ha realizado «una condena taxativa del terrorismo de ETA» y por su apuesta «secesionista».
El líder del PSE llegaba a la sede de la coalición abertzale en Bilbao dentro de la ronda abierta tras haber sido elegido secretario general del partido el pasado mes de noviembre. A finales de año estuvo en Sabin Etxea y la semana pasada en las oficinas de Podemos Euskadi. También está previsto que se reúna a corto plazo con el PP y con Vox. Su nombramiento como sustituto de Idoia Mendia garantizaba la continuidad del proyecto y escasos sobresaltos internos, pero llegó acompañado de una sucesión de declaraciones en las que dejaba la puerta abierta a un posible tripartito de izquierdas. Una alianza a la que se sumaría Podemos y que serviría para desbancar al PNV de las instituciones.
La bola fue creciendo mientras el respaldo que daba el PSE a algunos gestos de la izquierda abertzale, como la declaración de Aiete del 18 de octubre, y los acuerdos con Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados alimentaban la sensación de que algo podía estar cambiando.
Al final, Andueza y su equipo, en el que sigue como secretario de Organización, Miguel Ángel Morales, optaron por ir frenando las especulaciones y marcar distancias con los de Otegi, entre otros motivos, por el evidente desgaste que le estaba causando a Sánchez en el resto de España. Pero la visita de este miércoles a la sede de EH Bildu amenazaba con avivar el fuego. De hecho, Carlos Iturgaiz acusó a los socialistas de perder la «decencia» y «meterse en la guarida del lobo».
La reunión, finalmente, se prolongó durante alrededor de hora y media. Andueza y Morales estuvieron acompañados por Ekain Rico, secretario de Política autonómica, mientras que con Otegi estuvieron su 'número dos', Gari Mujika, y Maddalen Iriarte. Ambas partes destacaron que la cita fue «cordial» y que se situaba dentro de la «normalidad» institucional. El líder de Bildu no quiso hacer declaraciones al finalizar el encuentro, pero sí lo hizo Andueza. Y fue para marcar una clara línea roja.
El máximo responsable del PSE reconoció que los socialistas mantienen «acuerdos puntuales en lugares puntuales sobre proyectos puntuales» con la coalición dirigida por la izquierda abertzale. Por ejemplo, en Eibar, municipio gobernado por el PSE, de donde es natural Andueza y donde la relación entre los socialistas y el PNV es pésima. Pero el líder de los socialistas vascos quiso dejar claro que «a partir de ahí», poca cosa.
«No creo que en estos momentos se den las circunstancias ni bases mínimas para poder alcanzar acuerdos de mayor envergadura», enfatizó. El secretario general del PSE puso el foco, sobre todo, en la actitud que mantiene EH Bildu respecto de la violencia. Andueza recalcó que a la izquierda abertzale «le falta una condena taxativa del terrorismo de ETA y del reconocimiento del daño causado», y «en tanto en cuanto no se produzca, el PSE no va a participar de ningún proyecto compartido con EH Bildu y mucho menos si, de alguna manera, se pone encima de la mesa siempre la cuestión identitaria».
No se trataba, en todo caso, de la primera vez que Andueza y Otegi se veían las caras. La última fue durante una mesa redonda celebrada en septiembre en San Sebastián y en la que también estuvieron Andoni Ortuzar y Pilar Garrido. Pero por aquel entonces, además, Andueza 'solo' estaba al frente del PSE guipuzcoano.
A esto se suma el habitual efecto simbólico que tienen las reuniones entre Otegi y los socialistas. El tabú se rompió primero en 2006, con el encuentro con Patxi López en un hotel de San Sebastián dentro de la tregua rota con el atentado de la T4. Luego hubo que esperar diez años. En noviembre de 2016, apenas ocho meses después de que el líder de Bildu abandonase la prisión de Logroño tras cumplir su condena por el 'caso Bateragune', Otegi entró en la sede del PSE para reunirse con Mendia.
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