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Un ciclista en el camino que antaño seguían las vagonetas de mineral. Josu García
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Vuelta al pantano escondido de los Montes de Triano

Embalse de Oiola | Margen Izquierda ·

Una ascensión dura pero en la que se respira a una tranquilidad memorable, a menos de cinco kilómetros del corazón de una ciudad como Barakaldo

Jueves, 30 de noviembre 2023, 16:53

No demasiada gente sabe que hay un pantano escondido en el corazón de los Montes de Triano. Y no es pequeño precisamente. El embalse de Oiola recoge las generosas aguas de los arroyos y ríos de la zona, como el Gasterán o el que baja ... de Pico Menor. Lo más curioso es que se encuentra a 300 metros de altitud. Sorprende por estar agazapado entre las laderas de la vertiente sur del Argalario y las estribaciones de los montes de hierro. Su presa se levantó en 1962 y durante décadas abasteció a Barakaldo. Lo decimos en pasado porque desde hace unos años, no se consume este recurso hídrico por la aparición de restos del peligroso residuo lindane.

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En bici

  • Distancia 12 km.

  • Altitud máxima 405 metros.

  • Desnivel 450 m+.

  • Pendiente máxima 23%.

El lugar es muy solitario y ofrece una experiencia única en bicicleta. Hasta allí se puede llegar desde La Arboleda. Pero es mucho más bonito el camino que asciende desde El Regato, en Barakaldo. La aventura comienza en el antiguo campo de tiro. Aquí el ciclista tiene dos posibilidades: remontar el valle por su lado derecho, a través de una empinada carretera local, o enfrascarse en una ascensión de aúpa por una pista recia que remonta el camino por su vertiente izquierda.

Elegimos la senda. Son 3 kilómetros a una pendiente media del 13%, con rampas hasta del 23. Pero a cambio, el ciclista respira una tranquilidad memorable. Tras atravesar un pequeño riachuelo (hace poco se construyó un puente de madera para no mojarnos los pies), la cosa se pone seria. Pedaleamos entre pinos. Se escuchan los pájaros. Parece mentira que a menos de cinco kilómetros en línea recta se encuentre el corazón de una urbe como Barakaldo.

El ascenso acaba cerca del buzón del Burtzako (452 metros). Pero no hacemos cima y bajamos hacia un cruce en el que hay una vieja plaza de toros. Al girar a la derecha nos adentramos en un viejo poblado minero. Las aguas del Oiola están ya a nuestros pies. Se observan las escorias desechadas de las minas que hubo en la zona. El descenso, de nuevo a El Regato, se puede hacer por el plano inclinado de Arnabal (solo para los más expertos) o por una pista que conduce a la carretera y que pasa junto a la conocida cueva de Los Elefantes.

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