Cuatro museos cerca de casa para hacerte un selfie y conocer nuestra historia

Desde la Cofradía Virgen Blanca, encargada de impulsarlo, lo califican como una joya, y lo es. «Único a nivel mundial según expertos maestros vidrieros», explican en la casa de esta cofradía fundada en 1613 por cereros, es decir, por fabricantes de velas, cuando los candiles encendidos honraban a la Virgen Blanca. En 1895 se crearon los primeros 60 faroles, arte de vidriera que completarían en 1896. «En 2013, con motivo del 400 aniversario de la cofradía, se hizo la carroza de los Misterios Luminosos y en 2020, por el 125 aniversario del Rosario de Faroles, se completó la colección con los nuevos faroles de los Misterios Luminosos», puntualizan. 

El objetivo pasa por ver y sentir el patrimonio material e inmaterial. Hay que fijarse especialmente en la imagen de la Virgen Blanca que preside la Procesión del Rosario de Faroles, organizada en su honor cada 4 de agosto, «víspera de la fiesta de nuestra patrona», aclaran. Donada al pueblo de Vitoria por Felicia Olave en 1897, la esculpió Francisco Font. Ese día, las piezas del museo salen a la calle e iluminan la oscuridad. Revisa además la Gran Cruz Procesional y las carrozas de los Misterios Gloriosos. Puedes reservar visita guiada en la que explican la historia, la iconografía y el arte de los elementos procesionales que representan cada una de las partes del Rosario. «Es una sinfonía de luz y color», aseguran.

Información: Abierto lunes a sábados, de 11.00 a 13.00 h. Del 1 al 9 de agosto, de 11.00 a 13.00 y 18.00 a 20.00. www.cofradiavirgenblanca.com

En Aranda de Duero espera esta sala en la que volver a sentirse niño. Al acceder recrean una escuela de mediados del siglo XX con elementos clásicoscomo el compás,la escuadra y el cartabón. Recuerdos y tradición comparten espacio materializados en juegos de fabricación artesanal, elementos naturales y objetos reciclados. También a la sofisticación de coches dirigidos por cable, el Cinexin, los juegos reunidos Geyper...

No faltan muñecas, indios y vaqueros o el fuerte Apache; soldaditos, colecciones de cromos y recortables. Construcciones de madera, mecanos y clásicos como las canicas, tabas y peonzas, «provenientes de todo el mundo, que hablan de la universalidad del juego», explican desde la Asociación Cultural La Tanguilla, encargada de recuperarlos. Y hay hueco para los deportes tradicionales de adultos: lanzamiento de barra o reja, e incluso los de pastores como la monterilla, los zancos, la garrocha o el tiro con honda.

Mención especial se hace a los bolos franceses y españoles. A juegos de lanzamiento parientes directos de la tanguilla: 'palet gascón', 'caliche murciano' o 'chaves' gallegas. Detente ante «uno de los pocos deportes tradicionales declarados patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad: la cetrería; la noble estampa del águila, rodeada de guantes, capuchas, cascabeles, pihuelas y señuelo evoca imágenes plasmadas en óleos por pintores románticos como Eugène Fromentin y escenas reproducidas en códices medievales», recuerdan.

El museo cuenta con una de las colecciones europeas más completas de juegos de bolas. Especialmente bellas resultan las 'boules cloutées', esferas de madera de boj recubiertas de clavos, la mayoría del siglo XIX, que se dejaron de fabricar en 1930. Curiosos los juegos de lanzamiento de queso. O los glandes, proyectiles elaborados con plomo para el lanzamiento con honda, de más de 2.000 años. «Sirven para conocer las formas de vida anteriores y aprender milenarias maneras de diversión que no pasan de moda», finalizan.

Información Viernes, de 16.30 a 19.00 h., sábados 11.00 a 14.00 y 16.30 a 19.00, domingos 11.00 a 14.00. www.latanguilla.com

«Nuestro ecomuseo, situado en Orisoain, un pequeño pueblo de la Valdorba, abrió en 2010, fruto de la ilusión de la familia por mostrar y explicar cómo se vivía en el mundo rural antes del tractor, la revolución industrial y la agraria». Con estas palabras explican sus creadores el origen de esta sala, dotada de herramientas que se utilizaban en las labores del campo. Los objetos se han ordenado según las estaciones del año. El abejar, por ejemplo, descubre el interesante mundo de las abejas. «Se ven en una urna de cristal sin peligro. Conoceremos sus secretos, lo que aportan y lo indispensables que resultan para la vida», aseguran. En el gallinero disfrutarás de los animales de corral, «puedes darles de comer y sentirlos cerca», indican. En el huerto, la idea es aprender lo que comemos, «reconocer las diferentes verduras, hortalizas y plantas aromáticas». Para finalizar, el jardín permite apreciar la naturaleza; un pozo y una noria ayudan a valorar un recurso esencial, el agua.

«El objetivo es contagiar a los visitantes nuestro entusiasmo, compartir saberes y vivencias, pasar un buen rato», exponen. En cuanto a las piezas más peculiares, habrá que fijarse en la zoqueta, «nuestros mayores nos solían llamar zoquetes porque se coloca en la mano izquierda y antes esa era la mano tonta, estaba restringido su uso en la escuela». Fíjate en la chocolatera de bronce y cobre, olla de doble fondo para calentar a baño maría; «en el valle de Valdorba solo se conoce a la familia Larranza como artesana del chocolate en Barasoain durante el siglo XIX, y es de ahí de donde proviene». Y revisa el yugo de tres bueyes, «pieza bastante exclusiva y difícil de encontrar, su única misión era enseñar a trabajar a los animales jóvenes; para ello colocaban en los extremos dos bueyes que ya tenían el hábito y en medio uno joven que aprendía a tirar de los útiles arropado»

Información Abierto todo el año, horario flexible. Teléfono: 636317220. www.ecomuseovaldorba.com.

Todo comenzó en 1956, cuando arrancaba la explotación de la cantera Donosa, en la Peña de Ranero, junto a la Cueva de Pozalagua en Karrantza. De ella obtenían mineral de dolomía que se transportaba a las instalaciones de la fábrica mediante un tranvía aéreo, el último de Bizkaia, ya que funcionó hasta 1976. «La estación de descarga de la antigua fábrica de Dolomitas, declarada Bien Cultural por el Gobierno Vasco, permite retroceder al momento en el que la fábrica jugaba un papel importante para la industria de Bizkaia y conocer el Patrimonio Industrial de forma diferente», explican desde el museo.

Los visitantes verán la maquinaria industrial original de aquella empresa y sabrán más sobre el pasado industrial del municipio más grande de la provincia gracias a una visita guiada. «Disfrutarán de testimonios de los protagonistas, fotografías de la época y de una sorprendente experiencia audiovisual dentro de los silos de almacenamiento en la antigua estación de descarga, además de la sorprenderse con la maquinaria original del tranvía aéreo», especifican. A lo largo de una hora, en castellano o euskera.

Existe la posibilidad de hacer una actividad especial: 'Dolomitas: El Viaje de los Sentidos'. «Abrimos las puertas de la fábrica para descubrir el mundo industrial de una manera sensorial. Vista, tacto, oído, gusto y olfato serán protagonistas en una visita para todos los públicos en la que disfrutaremos de una experiencia lúdica y participativa, interactuando con el entorno único que ofrece esta fábrica de mediados de siglo», explican. El precio de esta cita concreta, que dura hora y media, es de 5 euros y se puede hacer los sábados a las 12.00 horas, con reserva previa.

Información Abierto fines de semana, festivos y puentes. Imprescindible reserva en 696446301 o www.cuevadepozalagua.eus/entorno