Urgente Parte de la cúpula fiscal pide la dimisión de García Ortiz por negarse a responder al juez

Pensemos en una ceremonia festiva del todo injustificada que favorezca las indumentarias raras, el apocalipsis etílico y las peleas multitudinarias. Una boda. Ahora imaginemos que una pareja cancela la suya cuando falta poco para el enlace. ¿La causa? Algo inesperado, trágico e irresoluble. Ella descubre ... que él lleva una doble vida como cantautor. Pues bien, lo que no parece lógico es que la boda se suspenda, pero se mantenga algún episodio característico del enlace. Qué sé yo. No me caso, pero venid a ver cómo el tío Paco hace su estriptis tras pedirle al disc jockey la canción de 'Cuatro bodas y un funeral' confundiéndola con la de 'Nueve semanas y media'.

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Curiosamente, si elevamos el fenómeno festivo a su máxima expresión, las fiestas patronales de los sitios, y pensamos en su inevitable cancelación de este año por el coronavirus, parece que se apuesta justo por esta modalidad: supresión de la fiesta, pero mantenimiento del simbolismo. En Vitoria el Ayuntamiento llegó a pensarse en serio lo de lanzar el 4 de agosto un txupinazo alternativo. Y en Bilbao las comparsas han anunciado que van a mantener un calendario de actividades «desde la vigilancia mutua, con medidas sanitarias y guiados por criterios de prevención».

Ayer debían haberse celebrado las 'Madalenas', que transforman el puerto de Elantxobe en una juerga masiva que involucra a pueblos de la costa vizcaína como Bermeo, Ibarrangelu y Mundaka. Todos los ayuntamientos avisaron de que no habría celebración y la Ertzaintza impidió el acceso a Elantxobe a los no residentes. Aun así, se mantuvo el acto de inicio de las fiestas: el lanzamiento de una teja al mar.

La pregunta es: ¿no deberían cancelarse las fiestas sin más? ¿No sería posible tacharlas este año del calendario y pasar a otra cosa? Lo digo porque cualquier acto puede tener algo de incitación y parece confirmarse que el ocio masivo y descontrolado trae demasiados problemas. También lo digo porque me cuesta creer que les gusten tanto las fotos a los alcaldes. Otra opción es que alguien tema la posibilidad de que no se organice un año el menor atisbo de fiesta, no se monte ni un poquito de mecanotubo, no suene la menor megafonía, y la gente descubra lo impensable: que al final tampoco pasa nada.

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ZALDIBAR

Confusión

El martes el Departamento de Seguridad informó de que la Ertzaintza había detenido al dueño del vertedero de Zaldibar y a otros dos responsables de la empresa «por orden judicial». Ayer el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco aclaró que esa orden no había partido de un juez. «Es una operación policial». Lo que hace el ciudadano a continuación es pensar que lo que le faltaba a unos hechos como los de Zaldibar es que su investigación sea confusa. Y que los jueces tengan que salir a contradecir al Gobierno. Mientras tanto, los abogados de la empresa hablan de «detención ilegal» y recuerdan que los detenidos han colaborado siempre con las autoridades. Tras cinco meses de investigación, llegan las primeras detenciones. Cabe suponer que se sustentan sobre nuevas evidencias relevantes. Seríanalgo parecido a buenas noticias en medio de una tragedia que mantiene a dos hombres sepultados bajo toneladas de basura.

12-J

49,22%

El domingo electoral hubo quien señaló como triunfador a la abstención. Era una forma de subrayarlo:el 47% del censo no había votado. Con los datos definitivos del escrutinio, la retórica está a punto de ser pura descripción:la abstención sube al 49,22%y roza la mayoría absoluta. No se hablará, sin embargo, más de esto. Que la gente no vote escandaliza dos o tres días. Luego se olvida. Hasta la próxima. Esta vez habrá sido la Covid-19, pero la abstención crece en las autonómicas desde 2001, cita tras cita electoral, hasta llegar a doblarse.

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