En todos los países islámicos las mujeres estudian. Si en algunos de ellos flojea la educación femenina -o la educación en general- no es por prejuicio religioso sino por pobreza y subdesarrollo. En los países donde impera el integrismo islámico más cavernario y retrógrado -Arabia ... Saudí o Irán, por ejemplo- hay educación femenina universal, desde primaria a la universidad, y el ultramachismo se manifiesta en una segregación estricta por sexos en los centros educativos. ¿Por qué entonces Afganistán es un caso especial y único?
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En teoría, el islam ultra radical de los talibanes se inspira en dos fuentes convergentes: el wahabismo de origen saudí y los deobandies de Pakistán. Ambas corrientes son terriblemente hostiles contra las mujeres, bajo el pretexto de defender su pudor y el honor de sus familias -el de sus familias, porque ellas no tienen honor ni dignidad propias-. La educación femenina no les interesa, pero si un padre quiere que sus hijas estudien, los religiosos no se lo van a impedir.
Para entender lo que sucede en Afganistán tenemos que recordar que casi todos los talibanes pertenecen a la etnia pastún, y que todos sus fundadores y dirigentes son pastunes. Este grupo ha sido la minoría dominante desde la fundación del Estado en 1747. Unos oficiales españoles que entrenaban un batallón afgano descubrieron que los soldados pastunes se negaban a obedecer las órdenes de suboficiales de otras etnias, y rechazaban que esa gente pudiera ser ascendida antes que ellos. Sin embargo, cuando los soviéticos abandonaron Afganistán, los que tomaron la capital fueron una coalición de tayikos y uzbekos. El movimiento talibán en la década de 1990 fue una reconquista pastún exitosa del Estado afgano.
Durante siglos, los pastunes rurales fueron una sociedad tribal extremadamente arcaica, aislada y primitiva, que se regía por un código consuetudinario, el pastunwali, donde las mujeres estaban completamente excluidas. Para comprender el arcaísmo misógino extremo de la sociedad rural pastún, sirva de ejemplo que cuando una patrulla de soldados españoles en Afganistán pasaba cerca de una granja, el campesino pastún obligaba a su esposa a ocultarse dentro de la casa, pero en vez de hablarle o hacerle señas, la introducía en la vivienda arreándola a golpes, como si fuese un animal.
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Si a tu propia esposa o a tus propias hijas las tratas como ganado o como felpudos, no resulta tan extraño negarles cualquier educación a partir de los doce años. Lo que resulta verdaderamente incongruente es dejarlas ir a la escuela a cualquier edad, de manera que dentro de unos meses veremos que el régimen talibán da el siguiente paso 'lógico' y prohíbe por completo cualquier educación femenina, incluso la más básica.
¿Creen que estoy exagerando? Recordemos que estamos hablando de la misma secta de psicópatas militarizados que hace pocos meses obligaron a cortar la cabeza a todos los maniquíes del país. Bajo su gobierno, las mujeres no pueden salir de casa solas ni para ir a la compra. Hasta hace poco podían llevar a sus hijos a los parques infantiles, pero eso también se lo han prohibido. Ni siquiera tienen el desahogo de reunirse en grupos exclusivamente femeninos para charlar o celebrar fiestas. Si alguien les ve un tobillo, se arriesgan a ser azotadas, y si llevan las uñas pintadas les pueden amputar los dedos.
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El talibanismo consiste, en esencia, en un intento de mantener por la fuerza la sociedad rural pastún tradicional, o la visión sesgada e idealizada que tienen de ella los talibanes -vista a través del cristal coloreado del integrismo wahabí-deobandí-. En realidad, las necesidades prácticas de la vida cotidiana en una pequeña aldea pastún del siglo XVIII o XIX forzaban a que las mujeres gozasen de más derechos efectivos, pero el talibanismo no pretende restaurar la realidad que fue, sino la fantasía de lo que debió haber sido. De ahí brotan todos sus delirios ultramisóginos.
Por desgracia, estos delirios no son únicamente el patrimonio de una pequeña secta militarizada, sino que los comparten amplios sectores de la población, y no solo entre los pastunes. Cierto es que muchos universitarios masculinos se han manifestado en solidaridad con sus compañeras expulsadas, lo que requiere valor; y que muchos de ellos son pastunes, pero lamentablemente estos puntos de vista avanzados son patrimonio exclusivo de una pequeña minoría urbana.
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El régimen talibán no debería durar mucho, pero si no cae pronto podría provocar el colapso completo del Estado afgano e incluso la extinción del país, porque no puedes maltratar a las mujeres sin dañar a la totalidad del país, incluidos ellos mismos.
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