De reuniones internacionales a microacuerdos multilaterales
El próximo aniversario de la Conferencia de Aiete debe incorporar a sectores políticos que no estuvieron hace diez años
nekane altzelai y agus hernán
Martes, 4 de mayo 2021, 00:08
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nekane altzelai y agus hernán
Martes, 4 de mayo 2021, 00:08
Este tercer aniversario de la Conferencia de Kanbo, donde la comunidad internacional certificó la completa disolución de ETA, es un momento idóneo para la reflexión. El nuestro es un proceso singular de construcción de paz, no reconocido por la ONU pero que respeta la mayoría ... de estándares garantistas que esta institución define en sus DDR (Desarme, Desmovilización y Reintegración). Un proceso que, por innovador, es referente para las personas expertas en resolución de conflictos.
El desarme civil de ETA fue total y verificado y se hizo con la colaboración del Gobierno francés, la disolución fue completa y avalada por la comunidad internacional y el proceso de reintegración de las personas presas, huidas y deportadas, con sus dificultades, está siendo exitoso desde el punto de vista de las garantías de no repetición, objetivo fundamental de los estándares DDR.
Hoy nadie discute estos resultados, pero quedan tareas: el derecho de todas las víctimas de toda conculcación de derechos humanos a la verdad, la justicia y la reparación y el fin de las discriminaciones existentes; la desactivación de las dificultades en el proceso de reintegración de las personas presas, huidas y deportadas; y la superación de las limitaciones impuestas por la 'batalla del relato' que impiden avanzar en la construcción de una memoria crítica inclusiva.
Los firmantes de la Declaración de Bruselas -la Fundación Henri Dunant (Suiza), el grupo de Aiete presidido por Kofi Annan y dinamizado por Jonathan Powell, la Comisión Internacional de Verificación (CIV) encabezada por Ram Manikkalingam y el Grupo Internacional de Contacto (GIC) coordinado por Brian Currin, y el acompañamiento permanente de Berghof Foundation y Conciliation Resources- se han demostrado piezas de una arquitectura eficaz y necesaria para tejer espacios de diálogo y encuentro, ha permitido ir ensamblando las piezas para llegar a la situación actual. Reiteramos nuestro agradecimiento a todas ellas.
Actores que, desde mucho antes de Aiete y hasta nuestros días, siguen acompañando este proceso pese a las presiones, ataques, desplantes institucionales y políticos recibidos. Tras la citación de los componentes del GIC en la Gendarmería de Baiona, la del CIV en la Audiencia Nacional y las maniobras del Gobierno español para hacer fracasar el solemne acto de la declaración de ETA que acogía la Fundación Henri Dunant en su sede de Ginebra el 3 de mayo de 2018, varias personalidades han tenido que pasar a un segundo plano. Pero, con conocimiento de causa, podemos afirmar que ninguna ha dejado de seguir de cerca los avances, bloqueos y retrocesos de nuestro proceso.
Dos son las reflexiones que nos transmiten. La primera, su sorpresa por la actitud obstruccionista del Gobierno de Rajoy aquellos largos años, desaprovechando oportunidades y renegando de acuerdos que habrían permitido avanzar más rápido. La segunda, el carácter innovador y el rol que ha venido jugando la sociedad civil en los pasos que se han dado.
Con dificultades y a un ritmo menor del que todas desearíamos, avanzamos desde microacuerdos multilaterales en la resolución de las consecuencias del ciclo de violencias: víctimas, personas presas huidas y deportadas y cultura de derechos humanos y paz.
Estamos a las puertas del 10º aniversario de la Conferencia Internacional de Aiete, en cuya organización hemos empezado ya a trabajar con agentes internacionales, institucionales y sociales. Entre todas y todos debemos aportar para que sea un momento de búsqueda de espacios compartidos y transversales, blindados frente a la 'batalla del relato', incorporando a sectores políticos que no estuvieron hace diez años.
El Foro Social está inmerso desde hace siete meses en un proceso participativo denominado 'Compromiso social con la convivencia democrática', que nos presenta dos retos: 1) Lograr una cultura democrática plena de respeto de todos los derechos civiles, políticos y sociales de todas las personas; y 2) Trasmitir a las nuevas generaciones una cultura del diálogo y la no violencia como instrumento único en el siglo XXI para resolver los conflictos. Una vez más la sociedad vasca va por delante de la clase política en esta cuestión y ya se han realizado un importante número de encuentros entre personas con recorridos diferentes.
Aiete 2011 supuso un compromiso por la paz y la convivencia, entendida como una relación interpersonal en el espacio territorial y político basada en el respeto estricto a los derechos fundamentales, que es un respeto a la dignidad de las personas, y del uso del diálogo como forma de tratamiento de los conflictos, para evitar el posible sufrimiento. No se trata de amarse, se trata de respetarse. Que Aiete 2021 nos permita a todas profundizar en ese camino.
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