Urgente Parte de la cúpula fiscal pide la dimisión de García Ortiz por negarse a responder al juez

El 19 de septiembre de 2021 entró en erupción el volcán de La Palma. Tuvieron que pasar más de tres meses para que, oficialmente, se declarara el final del proceso volcánico. Pero hoy, justo un año después de que la montaña empezara a vomitar lava, ... la tragedia aún no ha terminado: muchos palmeros no han podido regresar a sus casas, ni reabrir sus negocios, ni reconstruir sus vidas.

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El fin de una desgracia no quiere decir que sus consecuencias no se prolonguen en el tiempo, o que no te vaya a ocurrir otra. Hay ocasiones en las que atraviesas una mala racha seguida de otra mala racha y de otra racha aún peor, y vas encadenando una serie de catastróficas desdichas. Las desgracias tienen eso, que nunca vienen solas. Y es injusto, y es cruel, y es una mierda: a los habitantes de La Palma ya no les tendría que pasar nada malo; ni a ellos ni a cualquier otra persona que hubiera sufrido un golpe terrible.

Cubierto el cupo de tragedias, deberíamos de disponer de un salvoconducto que nos librara de una nueva; un documento en el que constara que quedas exento de desgracias. Así se podría mostrar, por ejemplo, ante un doctor que te diagnostica una enfermedad gravísima. «No, mire usted: aquí pone que a mí ya no me pueden ocurrir más calamidades», le dirías señalando el documento. Entonces el médico musitaría una disculpa y, con una letra casi ilegible, cambiaría el diagnóstico por el de un resfriado común. Desafortunadamente, no existe nada parecido: llevo todo el día buscándolo en Google y no lo he encontrado. La única esperanza que nos queda es viajar a Casablanca y hablar con Rick. Si fue capaz de conseguirle un salvoconducto a Victor Laszlo, todo es posible.

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