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Los entrenadores esgrimen como argumento que es ahora, a partir de marzo, a poco más de dos meses para que expire la competición, cuando ya hay que mirar la clasificación. Hasta entonces, al margen del «partido a partido», solo vale acaparar la máxima puntuación posible ... sin fijarse demasiado en el puesto que se ocupa en la tabla. Así se evita, de paso, añadir presión a los jugadores, máxime si son tan jóvenes como los del Mirandés. Pero a estas alturas, los duelos ya sí van acompañados de la etiqueta de decisivos porque cada equipo tiene claro el objetivo por el que juega.
La situación para el Mirandés es, cuando menos, comprometida. Es cierto que aún no ha ocupado puesto de descenso durante la temporada, si bien es el que marca actualmente la permanencia en la categoría al aventajar únicamente en cuatro puntos a la Real Sociedad B, que es el que señala el descenso.
El mirandesista es un equipo formado por futbolistas que no se han situado entre los colistas de la tabla y que, asimismo, en muchos casos no están acostumbrados a desenvolverse por esos lugares en las categorías inferiores donde han jugado hasta la fecha. De tal manera que es una incógnita cómo reaccionarían sobre el césped si el conjunto rojillo no se despega de esas últimas posiciones en las jornadas venideras y permanece abajo hasta el final del campeonato.
Hay, además, rivales históricos, con mucho nombre, Sporting, Málaga (el Zaragoza ha huido de la quema al distanciar en 10 puntos al Sanse) que están en peligro -con dos y tres puntos más que los de Etxeberria- y ante los que no sería aconsejable jugarse en los instantes finales de la campaña la salvación. Mejor, si se puede, no tentar a la suerte.
Y si no fuera suficiente con todo esto, el filial donostiarra aparece con la flecha hacia arriba, un hecho que confirmó tras ganar el lunes por la noche al Sporting (2-1) en el tercer partido consecutivo que se lleva los tres puntos. Una situación, por cierto, que no ha experimentado el Mirandés, que aún no sabe lo que es encadenar no ya tres, sino dos triunfos seguidos en todo el curso.
El segundo equipo txuri urdin comienza a creérselo porque es, de los cuatro últimos clasificados, el que evoluciona de forma más positiva. El único que da señales de vida después de figurar en el penúltimo puesto durante gran parte de la campaña.
Ha superado al equipo de Gijón, al Málaga y al Oviedo, lo que le ha dado alas al recortar las distancias con respecto a un Mirandés cuya inoperancia en materia de resultados lejos de Anduva y su falta de continuidad en cuanto a marcadores positivos han lastrado su progresión desde que la temporada arrancó hace siete meses. Y no hay que obviar que el siguiente desplazamiento que deberá emprender es al Reale Arena dentro de diez días para medirse a este adversario en un choque en el que podría aclararse el panorama, para bien, o meterse en muchos problemas.
Son razones más que suficientes, todas de peso, para considerar que a falta de solo 36 puntos en juego, con dos meses por delante, a los jabatos les aguardan doce auténticas finales en el último y definitivo tramo.
Quedan doce encuentros, distribuidos a partes iguales en Anduva y a domicilio. Seis jugará como local y otros tantos fuera de Miranda. Con independencia de que en el mensaje que se traslade se recalque que hay que pensar solo en el próximo encuentro, la clasificación y el calendario se miran ahora de manera mucho más detenida porque cada vez queda menos tiempo para reaccionar si vienen mal dadas.
De entrada, el siguiente envite que afrontará como anfitrión este sábado ante el Cartagena. Adquiere el cartel de vital. Por todo lo expuesto con anterioridad: tiene que seguir haciéndose fuerte en casa, que es por donde pasa la salvación habida cuenta de su casi nula cosecha como visitante en los últimos meses. Fallar en campo propio aumentaría sobremanera la preocupación.
Y porque el partido que aparece a continuación es frente al bloque de Xabi Alonso en su terreno de juego, uno de los rivales cuya moral se ha incrementado de forma considerable.
Acto seguido, recibirá a una Ponferradina que quiere jugar el 'play off' de ascenso a Primera División. Lleva toda la temporada en esas posiciones, es quinto, con seis puntos más que el séptimo, el que se quedaría fuera de esa fase de ascenso.
O por arriba o por abajo, todos los equipos se juegan algo en un tramo con los objetivos ya definidos. Como el del Eibar, adonde viajará el primer fin de semana de abril. Los armeros son líderes a pesar de su último tropiezo. El fin de semana siguiente, un Burgos al alza visitará Anduva y en Semana Santa se enfrentará al Amorebieta en Lezama.
Acabará ante un Valladolid lanzado a por el ascenso directo, el Ibiza y el Fuenlabrada (último choque de liga). Los tres jugarán en Miranda mientras que se desplazará a Oviedo, Las Palmas (tiene dos salidas consecutivas) y Girona, tres conjuntos que tienen el 'play off' en mente.
6encuentros jugará en Anduva y otros tantos, a domicilio. En Miranda ante Cartagena, Ponferradina, Burgos, Valladolid, Ibiza y Fuenlabrada (la última jornada de liga en mayo) y fuera, contra Sanse, Eibar, Amorebieta, Oviedo, Las Palmas (dos salidas seguidas) y Girona.
El Mirandés conoce ya un nuevo horario. Es el correspondiente a la jornada 33, cuando recibirá la visita de la Ponferradina. Tendrá lugar el domingo, 27 de marzo, a partir de las dos de la tarde. Ese fin de semana en Segunda División arrancará el viernes, 25, con el emparejamiento Zaragoza-Amorebieta, que podrá seguirse en directo por Gol a las 21 horas. El resto de los equipos situados actualmente en puestos de descenso también jugará a domicilio: la Real B, en Ibiza el sábado a las dos de la tarde y el Fuenlabrada, en Oviedo, ese mismo día a las nueve y media de la noche. El Sporting recibirá, por su parte, al Cartagena, también el sábado y el Málaga, al Huesca, en La Rosaleda ya el domingo.
El conjunto de Miranda, por lo tanto, ya conoce los horarios de los tres próximos encuentros: este sábado se medirá a las 16 horas al Cartagena; el siguiente, 19 de marzo, hará lo propio con el Sanse (14 h) en la capital donostiarra y el ya señalado ante el cuadro berciano.
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