La suerte sonríe a Mungia: «Con el premio llevaré las cenizas de mi hijo a Filipinas»

Este año se habían intercambiado varios números. «Ella fue a Santiago y trajo uno. Yo compré otro diferente aquí», explica Edurne, feliz. Y es que, en su familia no solo le ha tocado a ella, también a sus dos hermanas. Curiosamente, son primas del alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto. La otra Rike presente, Josune, es la viva imagen de que el karma existe: hace tres años estaba pasando una mala racha y hoy... Hoy se ha embolsado 125.000 euros para tapar esos agujeros que tenemos todos.

Todas han comprado sus boletos en el bar Uri, epicentro de la alegría en Mungia. Su dueño, «a medias con el banco», es Aitor Uriarte, que lleva tres años tras la barra. Encargó el número a la administración Maite de la localidad y ha repertido nada menos que 40 series, que en millones, son 50. No cabe en sí de gozo. Por supuesto, él se quedó con uno. «Cada año jugamos a un número diferente y este año tocó», explica.

Curiosamente, cuando subió la persiana del local por primera vez contrató a Josune para que le echara una mano. En realidad, fue algo mutuo: «Yo lo estaba pasando fatal entonces», revela la mujer. A partir de ese momento, remontó. «No he dejado de comprar lotería a Aitor desde entonces», ríe, con motivo.

El pellizco que se lleva Bati Rosales es un «regalo de Navidad adelantado, el mejor», asegura esta filipina afincada en Bizkaia desde hace décadas. Y ya sabe en qué va a emplear al menos un parte. «Iré a mi país», desliza. Pero no de fiesta, por desgracia, sino a llevar las cenizas de su hijo, que falleció en un accidente de moto. Pese a a todo, hoy llorar de alegría porque va a cumplir ese sueño.

Jose Domingo tiene 48 años y en su cartera guarda los dos boletos del 04074 que le despachó Aitor en una de esas tardes en las que se pasa por el bar con los amigos a tomar algo y charlar. Ay, la cuadrilla, toda una institución de la sociedad vasca. «Estoy encantada», destaca. Y a renglón seguido lanza una advertencia: «Espero un buen Olentzero este año». Aunque a buen seguro quienes sí lo tendrán serán sus hijos, Julen e Itziar.

En Mungia también se han repartido otros 4 millones, esta vez directamente en la ventanilla de la administración Maite, que lleva abierta tres décadas en la calle Lauaxeta-Olarkegi número 7. Los actuales dueños, sin embargo, solo llevan un mes al frente.

Lo cuenta Antzarte Bilbao, su antigua propietaria. La heredó de su madre, Maite, que fue quien le dio nombre al negocio.

- ¿Habías comprado?

- Sí, llevo un décimo a medias con ama y otro con uno de mis tres hijos, Ibon Vaquero.

Tantos años repartiendo suerte que este le tenía que tocar a ella. Cuenta que por supuesto tiene claro que es lo primero que va a hacer con ese dinero... y no, no es darse un homenaje. «Le voy a comprar un coche a mi hija Nere, que lo necesita», admite. Cómo son las madres...