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Dieciocho años de sequía. El Gordo volvió a pasar de largo por Álava. Y el resto del sorteo dejó pocas alegrías, la verdad. Dos para ser exactos. Los 10,9 millones de euros repartidos en el estanco María Luisa de Llodio en décimos del tercer premio (11840) y un boleto de un cuarto premio (77768) expedido por la máquina de la administración de Lotería del centro comercial del supermercado E. Leclerc, en el barrio vitoriano de Zabalgana. El resto, un páramo respecto a la lluvia de millones en Madrid, Logroño (mejor dicho, otra vez la capital de España) y la zona cero de la dana en Valencia.
Por tirar de datos macroeconómicos, de los 20.245.800 euros invertidos por los alaveses en el sorteo más importante del año, sólo se recuperó poco más de la mitad. Quizá sea porque invertimos poco -somos la quinta provincia por la cola en compra de décimos- o que simplemente la caprichosa diosa fortuna prefiere otras latitudes.
Probablemente en Llodio, el oasis alavés de la suerte, no piensen lo mismo. 60 millones en 2009, 34 millones en 2018, 200.000 euros en 2021 y ayer, 10,9 millones. Una racha encomiable para una localidad de 17.900 almas. Bien lo sabe Asier Cerrillo, del estanco María Luisa. Él fue quien despachó 218 décimos del tercer premio. Lo hizo uno a uno en ventanilla para democrático regocijo de sus convecinos.
En 2006 Izaskun y Fede, desde la calle Francia, alargarán más su marca de dar el último Gordo
11840 «Es el nacimiento de mi hija Miren al revés. Por eso lo elegí», desvela el estanquero de Okondo
Ese bendecido 11840 fue bastante madrugador. Compareció ante los focos del Teatro Real de Madrid poco antes de las diez de la mañana. A Pili Carrillo, del bar Illargi, le pilló mientras preparaba la terraza para el vermú. Sonó el teléfono y su amiga le dio la gran noticia. «¡Pili, que acaban de dar el tercer premio de la lotería en Llodio, y nos ha tocado!». A ambas se les saltaron las lágrimas tras bregar con un año lleno de sinsabores. «Un cáncer que ha tenido mi amiga y el fallecimiento de su aita por el mismo motivo», ilustró Pili. Así que no podía estar más contenta.
«Tenemos bastante suerte en la lotería», admitió una vecina que pasaba por la calle Álava, muy cerca del estanco de María Luisa, que tuvo que subir la persiana por esta causa de fuerza mayor. A Asier Cerrillo, el lotero, le pilló el bombazo en su casa de Okondo. Y casi incomunicado. «Me hequedado sin batería -se justificó- pero me han avisado de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (Selae) que nos había tocado y me he venido para acá».
Le costó digerir su buena mano. «La gente no está acostumbrada a los décimos que les imprimimos, porque no tienen la imagen tradicional de El Belén, pero son igual de válidos porque somos receptores mixtos», se reivindicó con razón este tímido lotero.
Nada más abrir la puerta de su negocio, el teléfono comenzó a timbrar. Llamadas y llamadas de felicitación y de curiosidad. «Estoy muy contento», contó Cerrillo a todos los medios de comunicación congregados mientras trató de contabilizar el número exacto de décimos vendidos. 200, 210, ¡218!. En total, 10,9 millones de euros. Un potosí.
¿Y por qué ese número? «El 11840 es la fecha de nacimiento de mi hija Miren al revés. Lo jugamos desde hace años y la verdad es que nos ha traído mucha suerte» aclaró. Por fortuna para la localidad ayalesa, la combinación en el orden correcto ya estaba cogido por otra administración de Aranda de Duero.
Uno de los primeros afortunados en aparecer por la administración fue Máximo Aldai. Ejemplo andante de que en Llodio saborean el dulce embrujo de la Lotería. «El año pasado me tocó también en la administración del Crucero. Es que en Llodio somos gente muy buena, por eso nos toca. Esta vez ha sido porque venimos aquí todas las semanas. Vine con mi hijo a echar la Primitiva y cojo la Lotería de la semana. Le dije que cogiera el número y nos ha tocado», dijo. Su primer plan lo tenía claro. «Iremos en Reyes a Vitoria celebrarlo en casa de mi hija».
Poco después llegó Eneko López. Este joven de 32 años admitió que «es la primera vez que juego a la Lotería. Vengo a menudo para echar la Primitiva pero solo he comprado un décimo y me ha tocado, y a mi tía, que iba con ella, otro». A modo de improvisada celebración descorcharon una botella de cava para festejar su suerte de principiante.
A pesar del oasis llodiano y del pellizquito en Zabalgana, Álava sigue reñida con El Gordo, que sólo se ha dejado sentir en tres ocasiones; 1830, 1998 y 2006. La última vez tocó en calle Francia, en la administración timoneada por Izaskun Ramírez y Fede Belategi. Su récord se estirará un año más.
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