Un paseo rural con premio en un caserío donde se cocina sin tapujos

Bajo la dirección de Amaia Egia y su marido Enrique Arrazola, ofrecen la posibilidad de reponer fuerzas rápido, comer tranquilamente o pedirse un bocata mientras se contempla el río o los más pequeños disfrutan de la zona de juego con la que cuentan junto al caserío familiar donde siempre atienden al viajero.

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Con el exquisito sabor de la cocina tradicional vasca, entre semana, de lunes a viernes, ofrecen un menú por catorce euros donde nunca faltan las ensaladas ni la sopa de pescado. En invierno, entre los primeros platos, además, siempre cuentan con todo tipo de cocidos nutritivos con los que recargar las energías, además de pasta y legumbres, verduras y carnes variadas. Tampoco falta el pescado, que varía según la época y entre los que destaca el bacalao al pilpil que hay que encargarlo con antelación al igual que la chuleta que cocinan a la brasa. Como complemento, los postres, siempre caseros; flanes, natillas y arroz con leche, a los que se suman fruta de temporada y helados.

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Los sábados, el precio del menú sube dos euros, mientras que los domingos apuestan por otro de sus grandes aliados; los bocadillos para todos aquellos que lo prefieren a la hora de reponer fuerzas después de una larga caminata por el entorno, antes de emprender el viaje de ida o regresar de vuelta a casa. Aunque la oferta es amplia y variada, y los de toda la vida nunca fallan, el de vegetal con productos naturales de la comarca es uno de los más solicitados.