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El Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) comienza este viernes su congreso federal ordinario sumido en la más grave crisis de popularidad de sus 160 años de historia y cuando el Gobierno que preside ha perdido mayoritariamente la confianza de los ciudadanos ante el permanente disenso del ... SPD con sus socios verdes y liberales a la hora de resolver los problemas del país. Tan solo un 20% de los alemanes se muestran satisfechos con la labor del canciller federal, Olaf Scholz, el valor más bajo desde que hace un cuarto de siglo comenzara a plantearse esa cuestión en el sondeo mensual «Deutschlandtrend» de la primera cadena de la televisión germana ARD que se publica este viernes. Es más, sólo un 17% de los consultados aprueba el trabajo del Ejecutivo.
El hundimiento del más antiguo partido alemán con representación en el Bundestag, el Parlamento federal, queda reflejado claramente en la intención de voto que le atribuye la citada encuesta periódica de diciembre. Tan solo un 14% de los ciudadanos darían este domingo su apoyo a los socialdemócratas, el peor pronóstico desde la fundación de la República Federal en 1949. El SPD sería actualmente la menor de todas las formaciones con diputados en la cámara baja, por detrás de los conservadores de la Unión de cristianodemócratas y socialcristianos bávaros (CDU/CDU) con un 32% de sufragios potenciales, los populistas de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) con un 21% y sus actuales socios de Los Verdes con un 15%.
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La crisis gubernamental barre del mapa al Partido Liberal (FDP) del ministro federal de Finanzas, Christian Lindner, que con un 4% de posibles votos quedaría fuera del Parlamento. Una buena parte del electorado culpa a Lindner y los liberales de los problemas del tripartito para consensuar la política gubernamental con su negativa, entre otras cosas, a incrementar el endeudamiento del país para financiar proyectos de futuro. Con esas cifras la coalición de Scholz sumaría ahora sólo un 33% de papeletas marcadas a favor y no alcanzaría una mayoría parlamentaria. Expulsados del Bundestag quedarían también los postcomunistas de La Izquierda, que tratan actualmente de superar una crisis interna debido a una escisión y a los que el sondeo atribuye un 3% de apoyo.
Mediada la legislatura y pese a los pésimos resultados y pronósticos para el Ejecutivo, el copresidente del SPD Lars Klingbeil no duda de que esa coalición tendrá continuidad los próximos dos años. «Estoy firmemente convencido de que esta constelación de gobierno es la correcta para modernizar al país», afirmó Klingbeil en declaraciones previas a la apertura del congreso de su formación, en el que se presenta a la reelección, al igual que Saskia Esken, la otra copresidenta del SPD, y Kevin Kühnert, secretario general y antiguo rebelde del partido en su anterior función como líder de las juventudes socialdemócratas. Tras reconocer la crisis, Kühnert subrayó que «debemos pasar de reaccionar a actuar», a crear nuevos impulsos y a destacar en temas que afinen el perfil del partido.
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Klingbeil y Esken también han entonado el «mea culpa» ante la crisis del Gobierno. «También el Gobierno ha contribuido a aumentar la inseguridad entre la población con su polémica sobre la ley para las calefacciones y la discusión sobre las ayuda básicas infantiles. Ahí hemos perdido confianza y debemos luchar para recuperarla», señaló el copresidente del SPD en declaraciones a la Red de Redacciones de Alemania, en las que atribuyó también ese problema a «dos años de pandemia, guerra, inflación, crisis energética y crisis climática». Ambos urgieron además a Scholz a un acuerdo rápido para los controvertidos presupuestos nacionales de 2024, lastrados por un veredicto del Constitucional que recorta apreciablemente los fondos disponibles.
«El diseño de los presupuestos tras la sentencia de este tribunal debe finalizarse lo antes posible para que la gente pueda disfrutar tranquila de la merecida pausa navideña», comentó Esken, quien reconoció que socialdemócratas, verdes y liberales tendrán que ceder en algún punto y afirmó que «ninguna de las tres formaciones puede ahora mostrarse testarudo». Interesante en ese sentido será el esperado discurso de Scholz ante los más de 600 delegados este sábado para pedir el respaldo cuando aún no están cerrados esos presupuestos. Sería toda una sorpresa que el canciller federal anunciara un consenso con sus socios, por lo que es de esperar que trate de tranquilizar a sus correligionarios, cuando entre estos es clara la insatisfacción por la aparente falta de liderazgo de Scholz y su deficiente comunicación con el pueblo.
«El canciller tiene que cambiar de modo», exigió Philipp Türmer, presidente de los «Jusos», las juventudes socialdemócratas que tradicionalmente son más francas en sus valoraciones y afirmaciones. «En las crisis no basta con moderar, hay que luchar para transmitir a la gente la sensación de que el canciller está a su lado», dijo Türmer. A la vista de los pésimos sondeos es de esperar que Scholz asuma una postura combativa en su intervención en el Congreso, en la que probablemente trate de adelantarse a las críticas, busque atender las preocupaciones y explique las limitaciones y problemas que afectan a su gestión como jefe de Estado.
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